Inmaculada Bocio Peralta |
Bióloga. Dpto. Forestal. Centro de Investigación y Formación Agraria. Granada. |
Estanislao de Simón Navarrete |
Doctor Ingeniero de Montes. Dpto. Forestal. Centro de Investigación y Formación Agraria. Granada. |
INTRODUCCION
Diariamente se escuchan noticias relacionadas con la destrucción de los ecosistemas naturales y con la pérdida de biodiversidad por motivos antrópicos. Generalmente son noticias a nivel internacional que suelen referirse a grandes catástrofes ecológicas como la deforestación de las selvas tropicales, grandes incendios forestales, mareas negras, desastres nucleares, etc. Sin embargo, este tipo de acontecimientos, no exentos de importancia, nos hacen olvidar otros que, a menor escala, se dan también en nuestro país, tal vez con menor espectacularidad, pero si cabe con un efecto igualmente dramático y negativo para nuestros ecosistemas naturales. Sirva de ejemplo el grave proceso de desertificación y pérdida de biodiversidad que viene afectando en los últimos tiempos especialmente al extremo oriental de Andalucía, provocado en la mayoría de los casos por un uso inadecuado de los recursos naturales.
Las dimensiones que actualmente ha alcanzado el fenómeno de la desertificación en determinadas zonas del sureste de la Península Ibérica ha situado a España como el único país de Europa que presenta un riesgo de desertificación muy alto (Mapa Mundial de la Desertificación, 1997). Entre las causas de este incremento destacan las profundas transformaciones que los sistemas agrarios tradicionales han sufrido con la incorporación de nuevas técnicas de cultivo y con la mecanización de las explotaciones agrarias, proceso esta último que ha llevado al abandono de aquellos terrenos con cultivos agrícolas marginales de escasa producción y baja competitividad.
Sobre estos terrenos agrícolas abandonados desprovistos de vegetación una vez que ha cesado la acción del hombre pueden suceder dos procesos diferentes. Cuando las condiciones del medio no han variado demasiado y, sobretodo, con una climatología favorable, la naturaleza reinicia un proceso de evolución progresiva que con el tiempo, a través de una serie de etapas evolutivas, regeneraría el paisaje vegetal que hubo antes de la intervención humana; pero si la actuación de los agentes erosivos ha sido tan intensa que ha provocado la desaparición de aquellos factores ecológicos, principalmente edáficos, que en su día posibilitaron el desarrollo de extensos ecosistemas forestales maduros, la vegetación pierde su capacidad regenerativa impidiendo la recuperación de su estado primitivo siendo entonces ocupado su lugar por tomillares y malezas de escaso valor ecológico.
Este último proceso se agrava cuando a la pérdida del potencial biológico se le añaden unas condiciones climatológicas adversas como las que imperan en los ambientes mediterráneos semiáridos. En este sentido, son los territorios del sureste peninsular en los que la incapacidad de autorregeneración de la vegetación adquiere matices más intensos, convirtiendo a los cultivos abandonados en auténticos focos de erosión y de avance de la desertificación, procesos que suponen la pérdida sustancial del potencial biológico de estos territorios y la reducción de sus recursos forestales, factores esenciales para el desarrollo y la preservación del medio ambiente y para el progreso social y económico de las gentes que los habitan.
Desde hace años se viene planteando la restauración de la vegetación natural como la mejor solución para servir de freno al avance de los procesos de desertificación. En este línea, el Gobierno Andaluz aprobó el Plan Forestal Andaluz (1989), en el que con sus modelos de gestión del medio natural se plantea como uno de sus objetivos principales la lucha contra la Erosión y la Desertificación. Siguiendo esta idea, la política agraria de la Unión Europea ha establecido importantes ayudas para la forestación de tierras agrarias abandonadas o en proceso de abandono que está permitiendo recuperar terrenos forestales, que en otro caso podrían convertirse en importantes focos de erosión.
La diversidad y complejidad de los ecosistemas forestales mediterráneos, consecuencia de la gran hetereogeneidad de los factores ecológicos que concurren en las zonas semiáridas, pueden dificultar el éxito de las repoblaciones. Por esta razón, a la hora de plantear la restauración de la vegetación de los terrenos con cultivos marginales abandonados, es necesario establecer nuevas metodologías que respondan a la complejidad de las distintas situaciones, y que satisfagan las demandas sociales actuales. Es muy conveniente además que las repoblaciones mejoren los recursos forestales de forma que diversificando sus aprovechamientos e incrementando sus productividades, faciliten la generación de buenas condiciones socioeconómicas que favorezcan el progreso y eviten el desarraigo de las comunidades rurales, implicándolas y vinculándolas, de esta manera, en la conservación de los espacios naturales.
El objetivo que se trata de alcanzar con este trabajo es plantear un modelo de restauración de la vegetación para terrenos agrícolas abandonados basado en la dinámica vegetal con el cuál, partiendo del estudio de los factores ecológicos presentes en zona y de la situación actual de sus recursos naturales y mediante una serie de actuaciones (regeneración, densificación y forestación) de apoyo a la evolución natural progresiva de la vegetación, se pretende acelerar la recuperación natural de la vegetación. Siguiendo esta metodología se ha seleccionado una zona de cultivos marginales abandonados hace algunas décadas dentro de la Finca de Becerra, depresión de Guadix-Baza (Granada, SE, España).
ANTECEDENTES
La base para llevar a cabo nuestra investigación son los distintos estudios realizados dentro del Proyecto FO 96-022:"Evaluación de técnicas de repoblación en la forestación de tierras agrarias", financiado por el INIA en 1996.
MATERIAL Y MÉTODOS
Area de estudio
El área de estudio se localiza en la Finca denominada "Cortijo de Becerra", propiedad de la Junta de Andalucía, Consejería de Medio Ambiente, situada en la depresión de Guadix-Baza, al norte de la provincia de Granada.
Medio Físico
La depresión de Guadix-Baza se caracteriza por la presencia de una zona basal dominada por una extensa altiplanicie que a menudo se encuentra fuertemente erosionada dando lugar a los badlans o cárcavas, consecuencia directa de un entramado de ramblas que atraviesan en todas direcciones la depresión. La zona de estudio corresponde a una de estas ramblas, la rambla de Becerra, perteneciente a la red hidrográfica del río Fardes, componente importante de la cuenca del Guadiana Menor. El sustrato geológico predominante está constituido por margas y conglomerados de edad Neógeno-Cuaternario.
Desde el punto de vista bioclimático (RIVAS MARTÍNEZ, 1996) la zona presenta un bioclima Mediterráneo Pluviestacional Continental, un termotipo mesomediterráneo superior (con It = 210-257) y ombroclima seco (Pp = 350-400 mm).
Biogeográficamente (RIVAS MARTINEZ & col., 1997), la zona pertenece al subsector Guadiciano-Bastetano del sector Guadiciano Bacense de la provincia Bética.
Vegetación
Bajo las condiciones actuales la vegetación potencial corresponde al dominio de los encinares béticos mesomediterráneos basófilos (Paeonio coriaceae-Querceto rotundifoliae S). Esta serie se extiende por gran parte de provincia Bética, ocupando el piso mesomediterráneo seco, siempre sobre suelos ricos en bases desarrollados sobre sustratos muy variables. En el caso que nos ocupa, unas condiciones climáticas, con precipitaciones que con dificultad superan los 350 mm anuales, y una xericidad estival muy acusada sitúan a esta serie en las estribaciones de su área de distribución dentro de la depresión de Guadix-Baza, entrando en contacto directo con los coscojares semiáridos (Rhamno-Querceto cocciferae S.).
La etapa climácica estaría representada por un encinar perteneciente a la as. Paeonio coriaceae-Quercetum rotundifoliae, pero debido a la fuerte acción antrópica a la que se han visto sometidas este tipo de formaciones en favor de los cultivos, es difícil encontrar comunidades bien estructuradas, quedando reducidas a pequeños restos constituidos por pies aislados de encinas acompañadas, rara vez, por especies como Asparagus acutifolius, Daphne gnidium y Rubia peregrina.
Sobre los cultivos abandonados, se presentan una serie de comunidades priseriales, muchas de ellas de difícil caracterización fitosociológica al tratarse de formaciones piocolonizadoras con grandes limitaciones ecológicas para su desarrollo.
1.- Comunidad de Retama sphaerocarpa. Se trata de un matorral alto de 2 m. de altura aproximadamente, en el que la mayor parte de la cobertura la aporta la retama (Retama sphaerocarpa). En general, es una formación pobre y variable en especies, ya que se origina a partir de comunidades que también lo son. Sin duda, se trata de una comunidad de transición hacia matorrales nobles de mayor cobertura, permaneciendo en este estado durante mucho tiempo si las condiciones del medio son tan adversas (alta xericidad, intensa erosión y degradación del suelo) que impiden su evolución hacia estadios más cercanos a la clímax. En cualquier caso, se trata de una formación claramente colonizadora de suelos de escaso o alto espesor, donde la presencia de sales nitrogenadas y la remoción del suelo (al menos hace décadas) son factores claramente implicados en la instalación de esta comunidad.
La mayor parte de los retamales presentes en el área de estudio provienen de la recuperación de matorrales de bajo porte o incluso de pastizales que colonizaron con anterioridad los terrenos cultivados. Estos matorrales son los tomillares nitrófilos de la as. Andryalo-Artemisietum barrelieri y las comunidades de Thymus zygis ssp. gracilis. Teniendo en cuenta los factores ecológicos en sentido estricto que limitan la evolución de estas formaciones, la expansión de esta comunidad es lenta pero continua como puede observarse in situ por la gran cantidad de plántulas existentes entre los matorrales subnitrófilos, pastizales y herbazales que los circundan.
La distribución de esta comunidad dentro de la rambla está directamente relacionada con la presencia de agua en el sustrato ya que se sitúa en los márgenes de la propia rambla y en las zonas más bajas de acúmulo de escorrentías. El valor biológico de esta comunidad es alto, pues si bien no contiene especies botánicas de cierto interés, sí permite la fijación del suelo y del nitrógeno acumulado en él y, sobre todo, acelera la instalación de comunidades más evolucionadas (retamales del Genisto speciosae-Retametum sphaerocarpae y/o coscojales del Crataego monogynae-Quercetum cocciferae) que van a facilitar la entrada del encinar.
2.- Tomillar. Cuando el suelo es casi inexistente o bien los factores degradantes actúan permanentemente, se instalan comunidades Thymus zygis ssp. gracilis. Se trata de una formación dominada por pequeñas matas leñosas aromáticas entre las que destacan por su abundancia el tomillo Thymus zygis ssp. gracilis y la mejorana Thymus mastichina. La presencia de esta comunidad está ligada a lugares donde la xericidad es muy alta de ahí que tiendan a aparecer sobre suelos esqueléticos (a veces casi roca pura), siendo su diversidad florística relativamente escasa. Dinámicamente son comunidades de una relativa estabilidad que evoluciona de forma muy lenta, por lo que si no se actúa sobre ella puede constituir un freno para el desarrollo evolutivo de la vegetación. La presencia de esta comunidad en el área de estudio es escasa, relegándose a pequeños afloramientos rocosos que forman pequeños montículos dispersos a lo largo de la rambla.
3.- Tomillares nitrófilos del Andryalo-Artemisietum barrelieri subas. santolinetosum canescentis. Este matorral bajo es una comunidad de carácter nitrófilo y alto poder piocolonizador, que surge por roturación y nitrificación del suelo por laboreo, y que se instala en aquellos territorios donde la influencia semiárida es muy marcada, indicando unas condiciones de xericidad acusada y cierta influencia subdesértica. Dos compuestas dominan en estas formaciones: Artemisia campestris ssp. glutinosa y Artemisia barrelieri esta última situada en las zonas más xéricas y térmicas del área de estudio.
Dinámicamente es una comunidad que se instala sobre suelos ya ocupados por formaciones herbáceas nitrófilas tanto anuales como vivaces, pudiendo dar paso a comunidades con diferente grado de desarrollo como tomillar (sobre sustrato rocoso en los casos más desfavorables), romerales (sobre sustrato rocoso) y comunidades de Retama sphaerocarpa (en las condiciones más favorables).
La estabilidad de esta comunidad es muy alta por la fuerte competencia que generan las especies directrices que la constituyen sobre las especies colonizadoras procedentes de formaciones más evolucionadas que podrían entrar en la comunidad, de ahí que dinámicamente no sea siempre una etapa de transición de fácil sustitución por otros matorrales, llegando en algunos casos a mantenerse durante largos períodos de tiempo. El proceso de competencia ejercido por esta comunidad puede tener su causa en la presencia de sustancias alelopáticas en los tejidos de las especies directrices, de tal forma que la germinación de las semillas de otras especies tengan serios problemas de germinación o no lleguen a brotar por la toxicidad de estas sustancias.
Su distribución dentro de la zona de trabajo se sitúa en contacto con las comunidades de Retama sphaerocarpa, localizándose a un nivel inferior dentro del gradiente de humedad del terreno, en transito entre los pastizales y herbazales nitrófilos y las comunidades de papilionáceas.
4.- Pastizales.
Este tipo de comunidades pueden considerarse como el estadío inicial de la serie, a partir de la cual, con la evolución del suelo van siendo sustituidas por formaciones más evolucionadas. Existen distintos tipos de pastizales dentro del área de estudio, distribuidos en función del estado de degradación y de nitrificación del terreno Sobre suelos poco evolucionados aparecen pastizales terofíticos efímeros, de desarollo primaveral, constituidos por especies de talla escasa, siendo los más abundantes los pertenecientes a la al. Brachypodion dystachyae, en concreto la as. Saxifrago-Hornungietum petraeae. Estos pastizales puros son sustituidos por comunidades de la al.Taenianthero-Agegilopion geniculatae, principalmente de la as. Medicago-Aegilopetum geniculatae, cuando los suelos son más favorables , ricos en materiales arcillosos y sobre todo, cuando existe un aumento moderado de la nitrificación, alcanzando coberturas y biomasas más elevada que los anteriores.
Si la nitrificación aumenta alcanzando valores muy elevados los pastizales que se instalan se integran dentro de la al. Hordeion leporini y Chenopodion muralis.
Modelos propuestos
Se plantean dos modelos de restauración, basados en el Plan Forestal Andaluz (JUNTA DE ANDALUCIA, 1989), que toman, para el modelo 1, un modelo de flora que incluye las especies características que corresponden a los distintos estadíos de la serie de vegetación presente en la zona y para el modelo 2, un modelo de flora basado en aquellas especies características que están incluidas dentro de las propuestas en el Decreto de fomento de inversiones forestales en explotaciones agrarias 73/1993.
DISCUSION
Como consecuencia de las condiciones ecológicas tan particulares que presenta gran parte del sureste peninsular existe un factor ecológico clave, la xericidad ambiental y edáfica, que va a influir decisivamente en la dinámica vegetal propia de estos territorios, ralentizándola o incluso, impidiendo su evolución progresiva hacia etapas maduras. Este fenómeno se acentúa en aquellas zonas ocupadas por cultivos agrícolas abandonados ya que la falta de una cubierta vegetal protectora, un potencial edáfico reducido y la alteración física del suelo, consecuencia de un intenso laboreo, provocan un aumento de la xericidad. Por ello, como se desprende del estudio realizado, el factor principal que va a determinar la evolución de la dinámica vegetal, acelerándola si cabe, en estas zonas será el mayor o menor grado de xericidad que presente el terreno, fenómeno que está directamente relacionado con el grado de humedad que posean las distintas capas edáficas y, en último término, con la disponibilidad de agua que tenga la planta. En este sentido, se puede considerar que existe una aceleración de la dinámica vegetal en terrenos agrícolas abandonados motivada por el incremento del gradiente de humedad del suelo y, en consecuencia, por la disminución de la xericidad; lo que permite suponer que se puede conseguir aumentar la velocidad de regeneración de la vegetación en estas zonas si se disminuye la xericidad de los suelos restaurando la vegetación.
Este modelo elemental de relación evolutiva entre comunidades pertenecientes a una misma serie de vegetación constituye un intrumento clave que facilita la elaboración de modelos de gestión para la restauración vegetal para un territorio determinado, una vez que se conozcan los factores ecológicos predominantes, ya que permite intervenir adecuadamente sobre la vegetación actual presente en la zona con actuaciones de regeneración y densificación que favorezcan la evolución progresiva hacia etapas más maduras, acelerando la dinámica vegetal.
En definitiva, es de gran interés el conocimiento de la dinámica vegetal y de los factores ecológicos que determinan las líneas de conexión entre las distintas comunidades que la componen ya que proporcionan modelos de actuación para la restauración vegetal que diminuyen las inversiones económicas de restauración al reducir los tratamientos de intervención y conservación de la repoblación.
Por otra parte, no hay que olvidar los beneficios del uso de matorrales en este tipo de repoblaciones. La importancia del matorral mediterráneo reside esencialmente en su capacidad de adaptación a las condiciones ecológicas adversas que caracterizan los ambientes mediterráneos, especialmente aquellas adaptaciones adoptadas ante el xerofitismo, que hacen que la utilización del matorral en la restauración vegetal asegure la supervivencia de la repoblación, incluso en situaciones de sequía prolongada.
CONCLUSIONES
Los resultados obtenidos con la forestación de terrenos agrícolas abandonados para la restauración o creación de encinares mediante repoblación directa de la encina ha tenido un éxito escaso cuando se ha realizado en zonas con marcada aridez por las particulares características ecológicas que presentan estos territorios y por la carencia en especies arbustivas y de matorral capaces de adaptarse a estas condiciones del medio y crear un ecoclima favorable para la instalación de las encinas en sus primeros años de desarrollo. Esto último se ha suplido con el uso de especies frugales de crecimiento rápido en repoblaciones mixtas de pinos y encinas, pero aún en estos casos los resultados han sido desfavorables para las encinas ya que se han realizado plantaciones simultáneas de las dos especies instalando por tanto las encinas sin ninguna cubierta protectora.
Con nuestros modelos proponemos una alternativa a estas repoblaciones basando la restauración en la evolución natural de la vegetación, apoyada y dinamizada con actuaciones de densificación y regeneración de las comunidades presentes en la zona, y en su caso completadas con repoblaciones de encinas.
El modelo 1 de restauración propuesto consta de tres estados iniciales basados en los tres tipos de comunidades presentes en la zona de estudio:
A) Los suelos no presentan problemas de erosión importantes y tanto el nivel de nitrificación como la xericidad están relativamente paliadas, por esta razón se propone la densificación del retamal y la plantación de arbustos, introduciendo en fases sucesivas encinas a la sombra del matorral. De este modo, el estado final correspondería con un encinar con arbustos.
B) El estado de degradación y de protección del suelo recomiendan la utilización del matorral arbustivo y de arbustos en las primeras fases de actuación, obteniendo como estado final un encinar con arbustos y matorral arbustivo en las zonas más desfavorables.
C) Por último, la presencia de condiciones adversas en el suelo (degradación, exposición, elevado grado de nitrificación y de xericidad ) recomiendan la utilización del matorral fruticoso y arbustivo, obteniendo un estado final donde dominarían los matorrales sobre las formaciones arbóreas.
En el modelo 2, se hace uso de las coníferas junto a especies arbustivas cuando se trata suelos muy erosionados y sin cobertura vegetal suficiente para crear rápidamente una cubierta protectora necesaria para la instalación posterior de encinas.
La escasez de especies arbustivas y de matorral propuestas dentro del régimen de ayudas para la forestación de tierras agrarias no sólo limitan la obtención de posibles aprovechamientos (pascícola, melífero, extracción de esencias) al carecer de especies aromáticas, esenciales y pascícolas propias del matorral y del pastizal, sino que además reduce la velocidad de recuperación del potencial del suelo por la ausencia de especies fijadoras de nitrógeno y enriquecedoras de la materia orgánica que constituye el humus edáfico. Asimismo, la diversidad biológica y paisajística conseguidas con el segundo modelo es muy inferior al alcanzado con la aplicación del primer modelo.
BIBLIOGRAFIA
JUNTA DE ANDALUCIA (1989). Plan Forestal Andaluz. Consejería de Agricultura y Pesca. Sevilla.
RIVAS MARTINEZ, S. (1996). Clasificación bioclimática de la tierra. Folia Botánica Matritensis 16:1-12.
RIVAS MARTINEZ & col. (1997). Biogeografía de Andalucía (En prensa).
Bosque |
Matorral arbustivo |
Matorral fruticoso |
Pastizal |
Arboles Quercus rotundifolia Arbustos Quercus coccifera Juniperus oxycedrus Rhamnus lycioides Phyllirea angustifolia Hierbas y lianas Asparagus acutifolius Daphne gnidium Rubia peregrina Paeonia coriacea Clematis flammula
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Retama sphaerocarpa Genista cinerea ssp. speciosa Chronanthus biflorus
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Rosmarinus officinalis Dorycnium pentaphyllum Cistus clusii Cistus albidus Lavandula latifolia Lithodora fruticosa Thymus mastichina Thymus zygis ssp. gracilis Sideritis hirsuta ssp. funkii Hippocrepis scabra Teucrium polium ssp. capitatum |
Dactylis glomerata Avenula bromoides Aegilops geniculata Bromus madritensis Coronilla scorpioides Medicago minima Trifolium glomeratum Poa bulbosa
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Modelo 1. Modelo de flora basado en la serie de vegetación de encinar basófilo mesomediterráneo bético.
Bosque |
Arboles Quercus rotundifolia Pinus halepensis Arbustos Quercus coccifera Juniperus oxycedrus Phyllirea angustifolia
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Modelo 2. Modelo de flora basado en las especies propuestas por el Decreto 73/1993 de fomento de inversiones forestales en explotaciones agrarias.
Estado inicial |
Tipos de manejo |
Actuaciones |
Estado intermedio |
Estado final |
A. Matorral arbustivo sobre suelos sin problemas de erosión |
Densificación Regeneración Reforestación |
Tratamientos de regeneración y densificación del matorral arbustivo Siembra de herbáceas
Introducción de arbustos Plantación de encinas bajo cubierta del matorral
Desbroce selectivo del matorral Tratamientos de densificación de arbustos Tratamientos de mejora de las encinas |
Matorral arbustivo
Matorral arbustivo con arbustos y encinas
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Encinar con arbustos |
B. Tomillar nitrófilo sobre suelos erosionados |
Densificación Regeneración Reforestación |
Desbroce selectivo del matorral Introducción de matorral arbustivo y fruticoso Siembra de herbáceas
Tratamientos para regeneración y densificación del matorral arbustivo Introducción de arbustos Plantación de encinas bajo cubierta de matorral
Tratamientos de mejora de las encinas |
Matorral arbustivo y fruticoso
Matorral arbustivo y fruticoso con arbustos y encinas |
Encinar claro con arbustos y matorral arbustivo |
C. Pastizal sobre suelos erosionados |
Densificación Regeneración Reforestación |
Introducción de matorral arbustivo y fruticoso Siembra de herbáceas
Tratamientos para regenerar y densificar el matorral arbustivo y fruticoso Introducción de arbustos Plantación de encinas bajo cubierta de matorral |
Matorral arbustivo y fruticoso
|
Matorral arbustivo y fruticoso con arbustos y encinas |
Modelo 1. Modelo de gestión para la restauración de la vegetación en un cultivo agrícola abandonado.
Estado inicial |
Tipos de manejo |
Actuaciones |
Estado intermedio |
Estado final |
A. Matorral arbustivo sobre suelos sin problemas de erosión |
Reforestación Densificación
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Plantación de pinos y de arbustos
Tratamientos de densificación de arbustos Plantación de encinas bajo cubierta de pinar y del matorral
Claras del pinar de repoblación Tratamientos de mejora de las encinas |
Matorral arbustivo con pinos y arbustos
Pinar y arbustos con matorral arbustivo y encinas
|
Encinar con arbustos y pinos |
B. Tomillar nitrófilo sobre suelos erosionados |
Reforestación Densificación
|
Desbroce selectivo del matorral Plantación de pinos y arbustos
Tratamientos de densificación de arbustos Plantación de encinas bajo cubierta de pinar de repoblación y de los arbustos Desbroce selectivo del matorral
Tratamientos selvícolas para puesta en luz Tratamientos de mejora de las encinas |
Matorral con pinar de repoblación y arbustos
Pinar de repoblación con arbustos y encinas
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Masa mixta de pinar y encinar con arbustos |
C. Pastizal sobre suelos erosionados |
Reforestación Densificación
|
Plantación de pinos y arbustos
Plantación de encinas bajo cubierta del pinar de repoblación y de los arbustos Tratamientos de densificación de arbustos
Tratamientos de mejora de las encinas Tratamientos selvícolas para puesta en luz |
Pinar de repoblación y arbustos
Pinar de repoblación con arbustos y encinas |
Masa mixta de pinos, encinas y arbustos |
Modelo 2. Modelo de gestión para la restauración de la vegetación en un cultivo agrícola abandonado utilizando las especies propuestas en el Decreto 73/1993.