Miguel Ángel Gutiérrez Fernández |
Doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Director Técnico de la Confederación Hidrográfica del Sur de España |
1.- El agua en la tierra.
El agua es elemento fundamental, prácticamente fuente de toda vida, constituyendo parte integrante de todos los tejidos animales y vegetales, siendo necesaria como vehículo fundamental para el proceso de las funciones orgánicas, pero, además, es indispensable para toda una serie de usos humanos que comportan un mayor bienestar, desde la salud y la alimentación, a la industria y al esparcimiento.
El agua se encuentra en la naturaleza con diversas formas y características y cada una de ellas tiene su función dentro del gran ecosistema del planeta Tierra. La que nos interesa, principalmente, para los usos humanos en el tema que tratamos, es en forma liquida y la conocida como agua dulce, en la cual existe una gama de componentes en disolución en pequeñas proporción, que la hace más o menos apta para los distintos usos, para lo que se han ido desarrollando una serie de normas que definen la calidad y tratan de regularla, desde el agua para el consumo directo o agua potable hasta el agua para usos industriales.
Este agua dulce es solo una pequeña parte del conjunto de agua que existe en la tierra y, a su vez, de ella solo es aprovechable otra pequeña parte.
Para hacernos una idea de la escala del agua en la tierra y su influencia en los procesos vitales, vamos a dar unos datos generales a título orientativo.
El agua se encuentra en la tierra, fundamentalmente, en los mares y océanos cubriendo el 72% de la superficie del globo. Su volumen se cifra en algo más de 1.300 millones de Km3, lo que representa solo 1/4.500 de la masa de la tierra, siendo la profundidad media de 3.800 metros, que es, aproximadamente, 1/l.600 del radio de la esfera terrestre, lo cual da idea de la pequeñez respecto del conjunto y de la importancia para la formación de la vida en la superficie terrestre, empezando por la de los océanos.
Este agua es salada y su contenido es, aproximadamente, de 35 gramos de sales por m3., representando el 97,2% de la totalidad de las aguas y el 2,8% restante lo forman las aguas no saladas que se cifran en unos 38 millones de Km3.
Este resto de agua se reparte, a su vez, fundamentalmente, en los casquetes polares en forma de hielo, con un volumen estimado en unos 30 millones de Km3. lo que representa el 2,2% del total y el 78% de las dulces. Las aguas subterráneas algo más de 8 millones de Km3 el 0,60% del total y 20% de las dulces, lagos, ríos y arroyos 120.000 Km3. el 0,009% y 0,3%, respectivamente, y la de atmósfera 13.000 Km3 el 0,001% y el 0.03, respectivamente. En el Gráfico 1.1 se representa esquemáticamente la distribución del agua en el planeta.
La procedencia de las aguas se supone, según una teoría que tiene su origen en la misma formación de la tierra y según otra que se formó a lo largo de los tiempos geológicos en reacciones internas de la tierra, expulsándose al exterior en los procesos eruptivos.
En cualquiera de las dos teorías por escala humana podemos considerar que estas aguas se mantienen prácticamente constantes a lo largo del tiempo, estando sometidas a un ciclo hidrológico, donde la radiación solar es la fuente de energía que las hace funcionar.
La energía media anual aportada por el sol a la superficie terrestre es de 0, 1 a 0,2 KW/m2, lo que da lugar a una evaporación de una capa de agua de 1,30 a 2,60 metros al año, que asciende hasta zonas frías donde se condensa y vuelve a caer en forma de precipitaciones, nieve, granizo y gotas de agua manteniéndose una reserva del vapor de agua atmosférico que solo representa unos 25 mm., el cual se encuentra en 9/10 partes en los 5 primeros Kms de la atmósfera, variando su contenido por m3. de aire desde menos de 1 gramo en las zonas continentales a 25 gramos en los mares tropicales.
El volumen anual de las evaporaciones de unos 480.000 Km3, los cuales provienen casi el 85% de los océanos, unos 410.000 Km3. de los continentes, el 15%, unos 70.000 Km3. La cifra de precipitaciones es la misma que la de evaporaciones lo que representa una media de 940 mm. anuales, pero su reparto difiere ligeramente, Cerca de 370.000 Km3, el 77%, caen en los mares y océanos y unos 110.000 Km3, el 23%, lo hacen sobre continentes.
De estos 110.000 Km3 que caen sobre los continentes, parte se evapora y parte discurre por tierra, siendo unos 70.000 Km3. los que se vuelven a evaporar y 40.000 Km3. los que discurren por cursos de agua y a través del terreno hacia los mares.
De este agua que cae sobre el terreno, parte queda retenida en charcas o pequeños surcos (almacenamiento superficial) y en su mayoría vuelve pronto a la atmósfera en forma de vapor, otra parte se va concentrando en regatas, arroyos y ríos escorrentía superficial) de la que parte se infiltra y otra gran parte desemboca en lagos, mares u océanos, donde se repetirá el ciclo. Por último, una tercera parte penetra bajo la superficie del terreno (infiltración), rellenando los poros o fisuras del mismo. De ella, una parte queda en zona no saturada o de humedad del suelo, volviendo desde ahí a la atmósfera por evaporación y, fundamentalmente, por transpiración de las plantas, descendiendo otra parte hasta la zonas saturadas o de aguas subterráneas y discurriendo a través de los terrenos, formando zonas de acumulación y flujos con salidas a cursos superficiales desde donde se puede volver a infiltrar, llegando hasta los lagos y mares. El agua evaporada supone los 70.000 Km3. antes citados y la que circula por cauces superficiales y a través del terreno hasta los mares y océanos unos 40.000 Km3., de los cuales unos 30.000 Km3. corresponden a superficiales y 10.000 Km3 a subterráneas. De este agua circulante, se estima como teóricamente utilizables por distintas circunstancias, unos 19.000 Km3. de los que en la actualidad sólo se llega a unos 5.000 Km3., esperando llegarse con el avance de las técnicas a unos 7.000 Km3 y a comienzo del próximo a los 9.000 Km3. (Ver gráfico 1.2)
Según vemos en estas cifras, el volumen de agua utilizable, actualmente es del orden de la cienmilésima parte del total de las aguas existentes, la milésima de las aguas dulces no heladas y la vigésima parte de las que forman el ciclo hidrológico, sin contar con las aguas subterráneas no renovables (existen otras aguas profundas y que según los científicos se cifran en 50 millones de Km3. con un periodo de almacenamiento de decenas de miles de años, por lo que no se consideran directamente ligadas al ciclo hidrológico y mucho menos utilizables). Lo cual da idea de la importancia de cuidar este patrimonio común, si no se 'quiere alterar, irreversiblemente, el equilibrio ecológico.
Además de la limitación de las disponibilidades de agua dulce de manera global, se produce un reparto desigual en las distintas superficies continentales, dando lugar a zonas de abundancia y zonas de escasez. Todo ello como consecuencia de las circulaciones de las zonas más calidad (en El Ecuador) hacia las más frías en los polos, así como por la desigual distribución de las tierras y los mares y la orografía entre otras.
También a lo largo del tiempo se producen variaciones más o menos cíclicas en función de la mayor o menor distancia de la tierra al sol, así como las variaciones de energía solares o de perturbaciones de tipo eruptivo en la tierra, que tienen que disiparse en el tiempo. Se incluye en el gráfico 1.3 de factores ambientales.
2.- Distribución del agua y repercusión bioclimática.
A su vez las características climáticas de nuestro planeta, están determinadas, fundamentalmente, como hemos esbozado, por la interacción de la atmósfera y los océanos, que calentados por el sol, actúan como un inmenso motor térmico. En ello influye la incidencia de la radiación solar, que varía con la hora y la estación del año y la latitud terrestre, además de la disposición de los océanos y los continentes, junto con la altura y morfología de las tierras.
El calor solar es mayor en la superficie terrestre que en las capas altas de la atmósfera, lo que produce corrientes ascendentes de convención, localizadas mas en la zona del ecuador que en los polos, impulsando inmensos sistemas de circulación global. En la zona polar la atmósfera es más fría y forma una capa densa y relativamente pegada a la superficie, donde las presiones a los 5.000 m. son más bajas que en la zona tropical, estas depresiones polares succionan aire tropical. que es desviado por la rotación terrestre en dirección 0., alrededor de la tierra en las latitudes medias, formando grandes corrientes que llegan hasta zonas alejadas al N. y al S. y son responsables de la humedad y los cambios climáticos que caracterizan las zonas templadas de ambos hemisferios.
Estas corrientes atmosféricas principales, se complementan y modifican con otras para producir intercambios térmicos entre los océanos y los continentes, viéndose a su vez afectado el conjunto por las características geográficas, dando lugar a una serie de cinturones climáticos latitudinales, junto con otra variedad de climas locales y microclimas, con unas variaciones típicas a lo largo del año y una periodicidad anual con ligeras oscilaciones en tomo de unas medias, de las que a base de datos estadísticos se disponen mapas de las distintas épocas del año.
De estas características climáticas las precipitaciones atmosféricas junto con las temperaturas, son los elementos fundamentales de los que dependen la vida animal y vegetal y, en gran medida, la economía general de las distintas zonas. Siendo las precipitaciones de tal importancia que muchos autores utilizan solo este elemento en su apreciación del clima, definiendo como desértico el de menos de 120 mm. de precipitación anual, árido entre 120 y 250 mm. semiárido entre 250 y 500 mm., moderadamente húmedo entre 500 y 1.000 mm., húmedo entre 1.000 y 2.000 mm. y muy húmedo por encima de los 2.000 mm. (Ver gráficos 2.1, 2.2 y 2.3)
La distribución media de las precipitaciones por la situación latitudinal en la superficie del globo, es sensiblemente la siguiente: Pluviosidad muy fuerte en la zona ecuatorial entre 0 y 20º de latitud, entre 1.500 y 3.000 mm. con reparto en una estación seca y una estación húmeda.
Pluviosidad casi nula entre los 20º y 30º en las zonas desérticas.
Pluviosidad entre 400 y 800 mm. entre 30º y 40º.
Pluviosidad entre 800 y 1,500 mm. entre 40º y 70º.
Pluviosidad débil en latitudes por encima de los 70º.
Existiendo a su vez dentro de ello, como hemos indicado anteriormente, otras distribuciones climáticas, dependiendo de la ubicación y características geográficas.
La variación temporal de las precipitaciones junto con las de las temperaturas, a lo largo del año da, por un lado, las disponibilidades naturales de agua para las plantas y, por otro, las cantidades precisas para el ciclo vital de las distintas especies para un terrenos determinado que junto con las temperaturas da lugar a la evolución de los distintos ecosistemas.
Esto da lugar a una serie de clasificaciones de tipos de regiones húmedas a áridas, como con el índice de Martonne (Pa/T+ 10) definido como un cociente en el que figura la pluviometría en el dividendo y la temperatura en el divisor, o los de Dantin y Revenga en sentido inverso (100T/P), o por los diagramas Ombométricos de Gaussen, en los que se dibujan las curvas de temperaturas medias mensuales en Cº a lo largo del año, superpuestas con las de la pluviometría en milímetros, con una escala normalmente P=2T, definiendo como períodos secos aquellos en que la curva de precipitaciones está por debajo de las de temperaturas, a los métodos más completos de las fichas climáticas de Thornthwaite, en el que se mide la diferencia entre la evapotranspiración potencial de una superficie cubierta de vegetación y la evaporación real, es decir, la diferencia entre el agua que se evaporaría en conjunto de las plantas terreno, teniendo el agua necesaria para la temperatura existente y la que realmente se evapora de la precipitación caída, habida cuenta la reserva de agua que queda en el terreno, definiéndose como árido, cuando se supera los 25 mm. que corresponde al punto de marchitez de las plantas.
Las evaporaciones reales varían según las disponibilidades de agua y tiene como limite la evaporación potencial, depende, además, de la temperatura, de los vientos y el grado de humedad del aire y la presión barométrica, se diferencia la evaporación directa del agua y la del agua del suelo. en los climas templados la evaporación supone un cuarto a la mitad de las precipitaciones, en los áridos es superada y puede llegarse a cifras superiores a los 2.200 mm. de evaporación anual.
La transpiración es la evaporación que producen los vegetales a la atmósfera del agua absorbida para su ciclo vital, quedando en ella inmovilizada el agua de asimilación.
La tasa de transpiración es la relación entre el peso del agua absorbido en total, contando la evaporación durante un período de vegetación y la materia seca producida. Las cantidades de agua transpiradas pueden llegar a 200 I/día en algunos árboles como el tilo, con independencia de la superficie que ocupan y la lluvia que pueda caer y las tasas de transpiración varían entre cifras como de 270 para el sorbo, 500 para el trigo y 1.000 para la alfalfa.
La evapotranspiración es la suma de pérdidas por evaporación y transpiración en un terrenos con vegetación, siendo la cifra más significativa de las necesidades de agua, depende de la zona y en Europa se estiman las siguientes cifras anuales: bosques de abetos de 180 a 365 mm. llegando a 1.000 mm. para las hayas y superiores para los eucaliptos que se le suele utilizar para desecar zonas pantanosas, el trigo de 800 a 1.000 mm., la avena 1.000 a 1.700 mm., praderas 750 a 1.500 mm.
Como diferencias de ensayos en Holanda entre la evaporación del agua, de la tierra saturada y la tierra saturada con coberturas de césped, se tiene 590, 440 y 770MM., respectivamente. Como ejemplo se acompañan figuras de mapas de la climatología en la tierra (2. l), en España (2.2), y clasificación ecológica de los medios ambientales (2.3).
Además ha de tenerse en cuenta el papel fundamental del agua, tanto en su disponibilidad a lo largo del tiempo para el mantenimiento de los distintos ecosistemas, como transmisor biológico a través de las superficies de escorrentía y cursos fluviales, funcionando por un lado de manera similar al sistema circulatorio humano, como aportador de nutrientes a las distintas zonas y por otro como sistema excretor de eliminación de restos nocivos.
3.- El uso del agua en el desarrollo humano.
Todos los datos citados anteriormente, configuran una situación natural que, a su vez, define una distribución biogeográfica y de ecosistemas, donde el hombre como los demás animales desde sus comienzos, se ha servido de ellos de una manera natural, pero a diferencia y como ser inteligente, desde los albores de las primeras civilizaciones, ha tratado de buscar un mejor aprovechamiento para él, influenciando en ellos según sus necesidades y en función de sus conocimientos y posibilidades. Al principio en los comienzos de la agricultura, simplemente con la preparación de terrenos para la retención del agua, utilizando terrenos para cultivos que tras inundaciones se convertían en fértiles, siguiendo por las pequeñas derivaciones cursos de agua y cauces para la inundación intermitente o riego artificial y continuando por las obras de conducción, regulación y captaciones de agua para la puesta en explotación de mayor cantidad de terrenos fértiles con carencia de agua, desarrollándose, inicialmente, las grandes civilizaciones generalmente en los valles fértiles de los ríos.
Una de las primeras civilizaciones que se conocen en la realización de obras de riego, es la egipcia, en la explotación del Valle del Nilo, en la zona árida de peculiares crecidas a comienzo de la época de verano, a diferencia de otros ríos de zonas áridas, donde se producían inmensas inundaciones que fertilizaban las tierras. Ello como consecuencia de la gran longitud del río 6.500 Km., donde las lluvias de invierno de la región de los Grandes Lagos y el deshielo tardío de las nieves de las altas mesetas de Etiopía, produce una avenida que tras cargarse de limos con materia orgánica del Africa Ecuatorial y luego limos ferruginosos de la meseta de Abisinia, llega a las tierras secas de Egipto, produciendo inundaciones pero dándoles vida. Para salvaguardarse de las insuficiencias y los excesos del Nilo, se construyeron todo el sistema de diques y canales, configurándose en cada gran cuenca de riego una región agrícola o provincia con su administración, desde antes de la primera dinastía.
Otro ejemplo de hace unos 5.000 años, es la antigua Mesopotamia, donde el Golfo Pérsico entraba más en las tierras que en la actualidad, hasta la ciudad de Ur que era puerto de mar, desembocando los ríos Tigris, Eúfrates y Karun por separado. Allí se sabe que se puso en explotación por agricultores del país de Sumer y del de Akkad, cultivando trigo con aguas del Tigris y del Eúfrates por medio de multitud de canales. Igualmente se conoce que las ciudades de Unima y Lagash utilizaban también el agua del Eúfrates para el cultivo, pero tras una discusión, Lagash tuvo que prescindir del Eúfrates y realizó un canal para traer las aguas del Tigris, llevando tal cantidad de agua que el exceso llegó al nivel freático que era salobre y con el tiempo llegó a contaminar el terreno, haciéndolo inadecuado para el cultivo.
Con el transcurso del tiempo y el progresivo desarrollo humano se han ido aumentando las demandas de agua para distintos usos, dando lugar a que los retornos de las cantidades usadas llegarán a incidir negativamente sobre la calidad de los recursos disponibles, lo cual llevó a la necesidad de efectuar, artificialmente, la depuración que la naturaleza llevaba a cabo, y controlar la contaminación, así como buscar nuevos recursos y administrar, adecuadamente, el conjunto disponible en las distintas zonas interconectadas o afectadas por los usos, que generalmente coinciden con las cuencas vertientes de los ríos o el conjunto de varias como suele ocurrir cuando son pequeñas, o cuando se tratar de explotaciones conjuntas para corregir desequilibrios o por la existencia de una interconexión subterránea de suficiente entidad.
En principio los usos del agua pueden agruparse en consuntivos y no consuntivos. En los primeros existe un consumo de agua con posteriores proporciones de retorno más o menos alterado o contaminado, como ocurre en los abastecimientos, agricultura e industria, y en los no consuntivos no se produce consumo, como en la navegación, la producción de energía eléctrica y los usos recreativos, pudiendo tener algunas alteraciones o contaminaciones.
Los usos consuntivos cuentan directamente para el consumo y balance hídrico respecto a los recursos disponibles, junto a ellos se deben considerar con los consumos naturales, como los caudales ecológicos o medioambientales. Los usos no consuntivos son más bien limitativos del uso de los caudales disponibles, cuando menos temporalmente y deben tenerse en cuenta en lo que restan del uso de los recursos disponibles.
Debemos, además, distinguir entre consumos y demandas de agua. Entendemos por consumo la pérdida o reducción física de agua que se produce por un determinado uso y demanda es el agua que es necesario suministrar para satisfacer el uso determinado. La diferencia entre la demanda y el consumo real, se denomina retorno. En las zonas de escasez de recursos como son las zonas áridas, los consumos deben ser las cifras de referencia para la distribución del recurso, contando con los retornos para llegar a satisfacer las demandas y aún así, no se consigue a veces llegar a las dotaciones correspondientes a unos niveles de desarrollo y calidad de vida, estimados como normales en los tiempos actuales, lo cual podría considerarse como un límite inferior de la demanda o demanda necesaria de la zona. Pero ocurre a veces que las características climáticas, sobre todo en las zonas costeras, son propicias para ciertas actividades como la agricultura y el turismo, cuya explotación produce una atracción externa que genera nuevas demandas internas, en otros casos es la necesidad futura de poner en cultivo nuevas zonas para satisfacer las necesidades alimenticias de la creciente población humana lo que crean las demandas:
Un ejemplo de la generación de nuevas demandas es el ocurrido en la costa Californiana de los EE.UU. donde en Los Angeles se carecía de agua, llegando a traerse del río Colorado, a unos 500 Km. , más de 1.500 Hm3 anuales.
Otro factor a tener en cuenta es la necesidad que surge de limitar los daños por inundaciones, lo que conlleva la regulación de volúmenes de agua en el tiempo, mediante presas, así como la defensa de márgenes o encauzamientos, con la consiguiente repercusión medioambiental.
En la actualidad ha de contabilizarse las repercusiones medioambientales, por los distintos usos o actuaciones, que sin duda repercuten en la calidad de vida y en la posibilidad de un desarrollo sostenido.
4.-Los recursos hidráulicos en España.
Vemos, nuevamente, como la utilización de los recursos hídricos requieren una especial atención, y si bien en las zonas húmedas o con excedentes es suficiente una adecuada administración de los recursos, contemplando la cuenca natural en las zonas deficitarias, hace falta una planificación y programación mas compleja, donde se armonicen los intereses de la zona, con los objetivos de otras, dentro del interés general de la Nación o Comunidad Administrativa. Estando as¡ previsto en nuestro país la redacción de los Planes Hidrológicos de Cuenca y Nacional, debiendo tener en cuenta en otros casos la necesidad de acuerdos internacionales para aprovechamientos comunes.
Las cifras que se estiman como normales a largo plazo para todos los usos de una población desarrollada, son del orden de 1. 100 a 1.3 00 m3. por habitante y año, estas cantidades están cubiertas a nivel general. Pero como hemos indicado, existe una irregular distribución en la que hay zonas en las que no se alcanzan dichas cifras, a pesar de la menor densidad de población.
En España el volumen de precipitaciones medio peninsular es de 666 mm/año y el del conjunto 661 mm/año, con zonas húmedas que superan los 2.000 mm., en Galicia, Cordillera Cantábrica, Pirineos Occidentales y sistema Central, existiendo, además, pequeños núcleos en la Sierra de la Estrella y la de Ubrique, al norte de Algeciras y, posiblemente en la Sierra de Gredos y otras zonas secas con pluviometrías menores a los 300 mm/año, situadas en el Sudeste, donde en Villaricos y Cabo de Gata en nuestra provincia, que con una media de 120 min/año, constituyen el mínimo pluviométrico de Europa.
Otro dato significativo es el de las precipitaciones máximas en 24 horas, por lo que supone tanto en relación con el régimen pluviométrico, como con las necesidades de regulación para el aprovechamiento de los recursos. Esta precipitación máxima alcanza los 300 mm., en la vertiente mediterránea, Pirineos, Sierra de la Estrella, de Gredos y ronda, llegando a los 350 en áreas de Valencia a Málaga, en ocasiones de lluvias puntuales, a más de 600 mm. Superándose, también, en las Islas Canarias los 400 mm., de precipitaciones ocasionales en zonas puntuales.
Estas precipitaciones medias suponen unos volúmenes de agua de 336.000 Hm3. anuales, los cuales producen una escorrentía de unos 110.000 Hm3. (91.600 Hm3., superficiales y 18.400 subterráneos), lo que equivale a 218 mm/año, algo inferior a los valores medios mundial y europeo, situados en tomo a los 300 mm. La escorrentía superficial supone el 27% y la subterránea el 5,4 % de las precipitaciones.
Para la población española los volúmenes anteriores, dan una dotación de unos 2.900 m3/Ha/año., cifra algo superior a la europea de unos 2.700 m3/Hab/año., y netamente tranquilizadora frente a las estimadas como necesarias de 1. 100 y 1.3 00 M3/Hab/año., si bien es de señalar que la aportación del año más seco de la serie, correspondiente al período 1.940-1.984, fue de 34.800 Hm3, siendo los recursos disponibles con la regulación actual tanto superficialmente como subterráneamente de cerca de 45.850 Hm3., de ellos unos 4.500 subterráneos, mientras que en régimen sin regulación, no se llegan a los 9.200 Hm3/año., los aprovechables superficialmente.
Se acompañan los Cuadros 4.1 de Recursos hidráulicos naturales y su distribución y el Cuadro 4.2 de Distribución de las disponibilidades y Balance Hídrico.
CUADRO 4.1.- RECURSOS HIDRAULICOS NATURALES Y DISTRIBUCION (Hm3./ año)
CUENCA HIDROGRAFICA |
DRENADOS POR LOS RIOS |
DRENADOS SUBTERRANEAMENTE DE FORMA DIRECTA AL MAR |
ESCORRENTIA Total |
Recursos hidráulicos naturales |
||||
SUPERFICIALMENTE |
SUBTERRANEAMENTE A TRAVES DE INFILTRACIONES |
TOTALES APORTACIONES |
Totales (Hm3/año) |
Por habitantes y año (m2) |
En % respecto del total |
|||
Norte de España........................ |
39.276 |
4.100 |
43.376 |
500 |
43.876 |
43.876 |
6.579 |
40 |
Duero........................................ |
10.720 |
1.450 |
12.170 |
----- |
12.170 |
12.170 |
5.532 |
11 |
Tajo........................................... |
7.985 |
2.000 |
9.985 |
----- |
9.985 |
9.985 |
1.884 |
9 |
Guadiana................................... |
4.360 |
500 |
4.860 |
50 |
4.910 |
4.910 |
3.069 |
4,5 |
Guadalquivir.............................. |
6.934 |
1.100 |
8.034 |
200 |
8.234 |
8.234 |
1.871 |
7,5 |
Sur de España.......................... |
1.940 |
700 |
2.640 |
450 |
3.090 |
3.090 |
1.626 |
3 |
Segura....................................... |
450 |
600 |
1.050 |
50 |
1.100 |
1.110 |
846 |
1 |
Júcar.......................................... |
1.866 |
1.700 |
3.566 |
400 |
3.966 |
3.966 |
991 |
3.5 |
Ebro.......................................... |
15.191 |
2.900 |
18.091 |
100 |
18.191 |
18.191 |
6.737 |
16,5 |
Pirineo Oriental......................... |
2.300 |
250 |
2.550 |
200 |
2.750 |
2.750 |
500 |
2,5 |
TOTALES Y MEDIAS PENINSULARES................... |
91.022 |
15.300 |
106.322 |
1.950 |
108.272 |
108.272 |
3.041 |
---- |
Islas Canarias............................. |
355 |
------ |
355 |
610 |
965 |
965 |
689 |
0,5 |
Islas Baleares............................. |
210 |
------ |
210 |
480 |
690 |
690 |
1.150 |
1 |
TOTALES Y MEDIAS DE ESPAÑA.................................. |
91.587 |
15.300 |
106.887 |
3.040 |
109.927 |
109.927 |
2.924 |
100 |
CUADRO 4.2.- DISTRIBUCION DE LAS DISPONIBILIDADES Y BALANCE HIDRICO
(Hm3./ año)
CUENCA HIDROGRAFICA |
Disponibilidades Actuales |
Retornos |
Demandas totales para usos consultivos |
Balances |
|||
Totales (Hm3/año) |
Por habitantes y año (m2) |
En % respecto del total |
Superávit |
Déficit |
|||
Norte de España........................ |
7.449 |
1.112 |
16,2 |
----- |
1.658 |
5.815 |
24 |
Duero........................................ |
8.359 |
3.800 |
18,2 |
756 |
3.198 |
6.407 |
490 |
Tajo........................................... |
7.972 |
1.504 |
17,4 |
971 |
2.830 (3.430) |
6.247 (5.647) |
134 |
Guadiana................................... |
1.555 |
972 |
3,4 |
565 |
1.897 |
408 |
185 |
Guadalquivir.............................. |
2.145 |
487 |
4,7 |
658 |
2.673 |
144 |
14 |
Sur de España............................ |
756 (771) |
398 (406) |
1,6 |
96 |
1.067 (1.082) |
138 |
353 |
Segura....................................... |
791 (1.286) |
608 (989) |
1,7 |
55 |
1.180 (1.565) |
---- |
334 (224) |
Júcar.......................................... |
3.104 |
776 |
6,8 |
---- |
2.916 |
322 |
134 |
Ebro.......................................... |
11.271 |
4.174 |
24,7 |
1.622 |
6.948 |
6.745 |
800 |
Pirineo Oriental......................... |
1.657 |
301 |
3,6 |
2 |
1.368 |
416 |
125 |
TOTALES Y MEDIAS PENINSULARES................... |
45.059 |
1.266 |
----- |
4.725 |
25.735 |
26.642 |
2.593 |
Islas Canarias............................. |
496 |
354 |
1,1 |
---- |
540 |
---- |
44 |
Islas Baleares............................. |
290 |
483 |
0,6 |
23 |
279 |
34 |
---- |
TOTALES Y MEDIAS DE ESPAÑA.................................. |
45.845 |
1.219 |
100 |
4.748 |
26.554 |
26.676 |
2.637 |
En estos cuadros se aprecian, en primer lugar, que la escasez de recursos hidráulicos naturales por habitante y año corresponden, en primer lugar, al Pirineo Oriental con 500 m3/hab/año, seguido de las Islas Canarias con 689 m3/hab/año, la cuenca del Segura con 846 m3/hab/año, la del Júcar con 991 m3/hab/año y ya con más de los 1. 100 m3/hab/año, sigue el Sur de España con 1.626 m3/hab/año, y el Guadalquivir con 1.871 m3/hab/año. Siendo las mejores dotadas, en Ebro con 6.737 m3/hab/año, en Norte de España con 6.579 m3/hab/año y el Duro con 5.532 m3/hab/año. Igualmente en el cuadro de distribución de las disponibilidades actuales figura con la menor dotación por habitante y año el Pirineo Oriental, con 301 m3., seguido de las Islas Canarias con 354 m3., pero la siguiente pasa a ser el Sur de España con 398 m3., después las Islas Baleares con 483 m3., Guadalquivir con 487 m3., Segura con 608m3., (sin contar el trasvase del Tajo)., Júcar con 776 m3., manteniéndose el Ebro como la mejor dotada con 4.174 m3., y pasando a continuación al Duero con 3.800 m3., seguida del Tajo con 1.504 m3., y luego el Norte de España que pasa del segundo puesto a un cuarto disminuido a 1. 112 m3., algo menos de la media nacional que se sitúa en 1.219 m3.
Hay que observar, además, que la cuenca con menor dotación lo es por su gran densidad de población, siendo una zona de pluviosidad media. También hay que tener en cuenta que al estar reflejados los datos por cuencas, estos dan una representación bastante aproximada de las disponibilidades de las cuencas naturales, pero enmascara la irregularidad en el caso de un conjunto de pequeñas cuencas como es el Sur de España, sobre todo en los recursos superficiales, compensándose con la mayor disponibilidad de los recursos subterráneos, cosa que ocurre en todas las zonas más necesitadas, en parte, determinado por la distribución geológica, donde las formaciones permeables facilitan la infiltración y recarga de acuíferos como es en la España calcárea, que se extiende por Levante, parte de Cataluña, meseta norte, Pirineos, Cordillera Cantábrica y la mayor parte de Baleares y en las formaciones volcánicas, fundamentalmente, en las islas Canarias y pequeñas áreas de Cataluña, Levante y Cabecera del Guadiana. Y por otro lado, posiblemente, a la mayor investigación como consecuencia de la necesidad y la rentabilidad de su explotación.
5.-Los recursos hidráulicos en Almería.
En el caso de Almería, la pluviometría media es de unos 320 mm/año, lo que significa un volumen de lluvia de unos 2.800 Hm3/anuales, pero debido a su aridez, donde la evaporación del terreno alcanza cifras extremadamente altas, la escorrentía superficial media es solo de poco más del 0,08, lo que supone un volumen de los recursos superficiales de unos 316 Hm3 en la vertiente de la cuenca del Sur de España y unos 35 Hm3. en la comarca de los Vélez que vierte a la cuenca del Segura y 5 Hm3 al Guadalquivir.
La irregularidad de las precipitaciones y la fuerte pendiente de los cauces, marcan un carácter torrencial, donde gran parte del tiempo la mayor parte de los mismos permanecen secos y, en otras ocasiones, sólo se puede aprovechar, de manera natural, una pequeña parte del agua fluyente, perdiéndose la mayor parte al mar, produciéndose, en muchos casos, inundaciones. A ello colabora la falta de una adecuada forestación de las cuencas, lo cual da lugar en muchas zonas a considerables pérdidas de suelo que es transportado por los cauces, produciendo fluctuaciones del lecho, de manera que en los momentos de grandes caudales y velocidades fuertes, baja el nivel de los mismos por el mayor arrastre y para caudales bajos, desciende la velocidad y se producen sedimentaciones con sobreelevaciones del cauce que en ocasiones, alcanza a los terrenos ribereños, dando lugar a la formación de nuevos ramales por donde se deriva el cauce. Esto se manifiesta de una manera singular en los cambios dependientes de los cauces, al salir de las cadenas montañosas a los valles, dando lugar a los típicos casos de deyección.
Debido a las circunstancias expuestas y a las dificultades de regulación mediante embalses, los usos tradicionales del agua superficial, se han efectuado mediante boqueras que derivan el agua fluyente en su momento de los cauces naturales a los canales y acequias de riego inundando los terrenos de cultivo, de modo que, además de aportar el agua necesaria, se aportaba un limo fértil que se sedimentaba en las vegas, manteniendo así una sobreelevación sobre el cauce y mejorando la infiltración y consiguiente recarga de acuífero.
Esto ha sido bueno para unos tipos de cultivo tradicional, pero al sustituirlos por otros modernos de mayor producción y eficiencia y, por consiguiente, rentabilidad, como son los invernaderos, sin una adecuada planificación, ha dado lugar, en muchos sitios a que los cauces que se había dispuesto para ir pasando el agua a los terrenos adyacentes, tengan que cambiar a una situación más parecida a la natural, es decir, a drenar y conducir el agua que afluye de las zonas adyacentes y superiores, encontrándose con falta de capacidad para ello y necesitando obras de acondicionamiento, lo que obliga a tener que tomar para ello, terrenos en cultivo, debiendo repartirse los costes entre todos los beneficiarios.
Otro problema añadido es el de la contaminación de los cursos de agua, ya sean de manera natural por disolución de terrenos por los que circulan, como ocurre con los yesos, el de la contaminación por vertidos urbanos con aguas sin el debido tratamiento, el de las escorrentías agrícolas, cada vez con más productos para el tratamiento de las plantas y el de escorrentías de escombreras incorrectas, como pueden ser las mineras o de residuos urbanos o industriales, como es el caso del mármol en el Almanzora.
Todo ello junto con el incremento de las demandas da lugar a la necesidad de mejorar el aprovechamiento del recurso disponible, en primer lugar con una regulación que la técnica ahora hace posible, pero que sus afecciones medioambientales sean tenidas en cuenta de modo que sean compatibles con una adecuada calidad del mismo y con las medidas correctoras necesarias.
Se requiere, asimismo, una adecuada red de conducciones que eviten pérdidas inapropiadas y que permitan los intercambios del recurso en los momentos oportunos.
Es necesario un adecuado control de las posibles contaminaciones, tratando de conseguir, en primer lugar, líneas de producción más limpias y complementar con las estaciones depuradoras apropiadas a fin de posibilitar el retorno de los efluentes al conjunto de los recursos de manera asimilable por estos o para su posible reutilización
Si bien hoy día se sabe que no se debe hacer una separación del conjunto de las aguas superficiales y subterráneas por ser ambas parte del mismo ciclo hidrológico relacionadas entre sí, de manera que las subterráneas actúan en parte de soporte de las superficiales, que a lo largo de un recorrido alternan su posición, alimentando las subterráneas, los manantiales que forman los ríos o viceversa, dependiendo de las situaciones en el tiempo, así en épocas de lluvia o de embalses llenos, serán las aguas superficiales las que se infiltrarán y en épocas de escasa precipitación o niveles de embalses bajos serán las escorrentías subterráneas las que aflorarán dentro de los limites de sus disponibilidades de volúmenes y sobreelevación o gradientes, podemos tratar de efectuar una cuantificación de los recursos totales renovables o naturales, con unas estimaciones de los que se consideran superficiales y subterráneos, además podemos también tratar de cuantificar la parte de estos recursos que se puede disponer de ella para su uso anualmente (habida cuenta que no es posible recoger la totalidad) tanto en la actualidad, como en un horizonte previsto.
Por ello consideramos dentro de la provincia la subdivisión por subcuencas del Plan Hidrológico de la Cuenca del Sur, que son las siguientes:
III-4. Cuenca del Río Adra y cuenca vertiente de la Sierra de Gádor al Mar.
IV-1 Cuenca del Río Andarax.
IV-2 Cuenca vertientes al Mar entre el Río Andarax y Sierra Alhamilla y Níjar.
V-1 Cuencas de los Ríos Alias (Carboneras) y Aguas, así como los vertientes al mar hasta la cuenca del Antas.
V-2 Cuenca del Río Antas y Almanzora, con las vertientes al mar, excepto las de la rambla de Canalejas, último afluente por la margen izquierda del Río Almanzora, y las que desde esta tienen su vertiente al mar.
De acuerdo con lo anterior se incluyen seguidamente los Cuadros de Recursos Naturales Totales Medios y el de Recursos Disponibles Actuales en la Provincia de Almería, donde figuran los recursos naturales totales, con indicación de las superficies y aportaciones aforadas y totales deducidas, los recursos disponibles actuales totales diferenciando los superficiales y subterráneos. En el Cuadro de Recursos Naturales, Disponibles, Demandas y Déficits Actuales, se expresan los valores indicados ordenados por los 4 subsistemas o subcuencas integradas en la Provincia de Almería.
PROVINCIA DE ALMERIA
RECURSOS NATURALES TOTALES MEDIOS
SUBSISTEMA |
SUPERFICIE |
APORTACION |
AFORADA (Km2) |
TOTAL (Km2) |
AFORADA (Hm3) |
TOTAL (Hm3) |
|
III.4 |
521 |
1.492 |
41 |
154 |
IV.1 |
899 |
2.220 |
23 |
64 |
IV.2 |
0 |
828 |
0 |
19 |
V.1 |
522 |
902 |
11 |
17 |
V.2 |
2.122 |
2.845 |
22 |
62 |
TOTAL |
4.064 |
8.287 |
97 |
316 |
RECURSOS DISPONIBLES ACTUALES POR SUBSISTEMAS
(Hm3)
SUBSISTEMA |
SUBTERRANEOS |
SUPERFICIALES |
TOTAL |
III.4 |
77 |
23 |
102 |
IV.1 |
41 |
0 |
41 |
IV.2 |
9 |
0 |
9 |
V.1 |
4 |
2 |
8 |
V.2 |
31 |
18 |
47 |
TOTAL |
162 |
43 |
207
|
PROVINCIA DE ALMERIA
RECURSOS NATURALES, DISPONIBLES, DEMANDAS Y DEFICITS ACTUALES
Subsistema | Recursos Naturales | Recursos Superficiales |
Demanda
|
Recursos Propios Disponibles |
|||||
Regulados o Captados |
Incrementos regulación en curso |
Otros incrementos posibles |
Superficiales
|
Subterráneos |
Total |
Déficit Local | |||
III.4 |
154 |
7 |
33 |
Río Chico (5) |
205 |
40 |
62 |
102 |
103 |
IV.1 |
64 |
0 |
0 |
E. Canjayar y Nacimiento (20) |
70 |
0 |
41 |
41 |
29 |
IV.2 |
19 |
0 |
0 |
0 |
55 |
0 |
9 |
9 |
46 |
V.1 |
17 |
4 |
0 |
0 |
13 |
4 |
4 |
8 |
5 |
V.2 |
62 |
18 |
0 |
0 |
90 |
18 |
29 |
47 |
43 |
Total | 316 |
29 |
33 |
25 |
433 |
62 |
145 |
207 |
226 |
A estos recursos y demandas habría que añadir la correspondiente a los retornos con su incidencia positiva si son admisibles o negativa en caso contrario. Y en el caso de las demandas los caudales ecológicos, tanto fluyentes como de alimentación a las distintas humedales.
Cabe destacar las grandes diferencias entre las precipitaciones anuales, registradas en las distintas estaciones pluviométricas, así como las variaciones entorno a la media en la misma estación. Se incluyen seguidamente los Cuadros de Precipitaciones Anuales, y Precipitaciones Máximas en 24 horas.
En el gráfico 5.1 se indican los límites de las Subcuencas de la Cuenca Sur y la situación de las estaciones pluviométricas en la zona.
La precipitación máxima media se da en la estación de Cerrillo en el Andarax junto a Laujar con 667 mm., la máxima es de 1283 mm. en la Zarba, la mínima de 33 mm. en Garrucha. Siendo las precipitaciones máximas registradas en 24 h de 308 mm. en Cuevas del Almanzora en 22 de Octubre/1948, seguido de 278 mm. en Aguadulce, en 7 de Mayo/1975, si bien se sabe que hay cifras superiores no registradas al haberse desbordado los pluviómetros, pero como en el caso de las lluvias de los días 19 y 20 de Octubre de 1973, se llegaron a llenar algunas piletas de fuentes solo con las lluvias, hasta 600 mm. en la cuenca media alta del Almanzora.
En los Gráficos 5.2, 5.3 y 5.4 se indican las redes hidrográficas, los recursos y las zonas con riesgo de inundaciones.
ESTACION |
PERIODO AÑOS |
PRECIPITACION ANUAL (MM) |
||||
MEDIA |
MAXIMA |
AÑO |
MINIMA |
AÑO |
||
ADRA | 42 |
367 |
607 |
1959/60 |
128 |
1994/95 |
BALERMA | 46 |
268 |
550 |
1969/70 |
109 |
1944/45 |
BERJA | 44 |
342 |
701 |
1961/62 |
144 |
1949/50 |
AGUADULCE | 18 |
176 |
445 |
1974/75 |
56 |
1966/67 |
ALMERIA (Capital) | 50 |
192 |
397 |
1988/89 |
64 |
1949/50 |
LA ZARBA (Andarax) | 43 |
419 |
1.288 |
1962/63 |
149 |
1952/53 |
CERECILLO (Andarax) | 35 |
667 |
1.242 |
1996/97 |
307 |
1994/95 |
GARRUCHA | 64 |
233 |
617 |
1989/90 |
33 |
1916/17 |
SORBAS | 39 |
299 |
700 |
1943/44 |
121 |
1981/82 |
VERA | 21 |
259 |
493 |
1989/90 |
103 |
1981/82 |
CUEVAS ALMANZORA | 51 |
233 |
695 |
1948/49 |
79 |
1980/81 |
ALCONTAR (Almanzora) | 46 |
325 |
614 |
1948/49 |
138 |
1981/82 |
BACARES (Almanzora) | 34 |
400 |
719 |
1953/54 |
209 |
1945/46 |
ZURGENA (Almanzora) | 47 |
227 |
565 |
1948/49 |
68 |
1980/81 |
TIJOLA (Almanzora) | 52 |
313 |
665 |
1943/44 |
87 |
1954/55 |
ORIA (Almanzora) | 53 |
363 |
776 |
1948/49 |
131 |
1954/55 |
ALBOX (Almanzora) | 55 |
295 |
670 |
1988/89 |
74 |
1952/53 |
PRECIPITACIONES MAXIMAS EN 24 HORAS
ESTACION |
PERIODO AÑOS |
PRECIPITACION MAXIMA EN 24 HORAS |
|
L/M2. |
DIA |
||
ADRA | 42 |
95,6 |
18-Oct.-73 |
BALERMA | 46 |
85,0 |
20-Nov.-69 |
BERJA | 44 |
118,0 |
11-Dic.-57 |
AGUADULCE | 18 |
278,0 |
07-May.-75 |
ALMERIA (Capital) | 50 |
98,0 |
12-Sep.-51 |
LA ZARBA (Andarax) | 43 |
198,0 |
10-Oct.-66 |
CERECILLO (Andarax) | 35 |
244,0 |
11-Nov.-96 |
GARRUCHA | 64 |
232,7 |
17-Oct.-50 |
SORBAS | 39 |
168,0 |
29-Sep.-80 |
VERA | 21 |
85,0 |
14-Nov.-85 |
CUEVAS ALMANZORA | 51 |
308,0 |
22-Oct.-48 |
ALCONTAR (Almanzora) | 46 |
115,0 |
01-Nov.-82 |
BACARES (Almanzora) | 34 |
104,0 |
18-Feb.-49 |
ZURGENA (Almanzora) | 47 |
160,0 |
11-Oct.-86 |
TIJOLA (Almanzora) | 52 |
168,0 |
18-Oct.-73 |
ORIA (Almanzora) | 53 |
103,5 |
14-Ene.-82 |
ALBOX (Almanzora) | 55 |
140,0 |
22-Mar.-73 |
6.-Necesidad de Gestión y Planificación.
El agua es como hemos expuesto, un elemento fundamental para la vida, es además un elemento generador de riqueza y bienestar a través de distintas actividades, es un bien escaso, limitado y desigualmente distribuido, sobre el que se generan fuertes presiones para su disposición y uso, ha sido motivo de fuertes controversias locales, que con el tiempo irán ampliándose en el espacio.
La facilidad para degradarla por distintos usos o actividades contaminantes, unido al incremento de la población, su fundamental papel medioambiental, tanto en los distintos ecosistemas, como función de sistema circulatorio transmisor biológico y de nutrientes, como sistema excretorio, sometido a un proceso autorrenovador prácticamente estable denominado ciclo hidrológico, obliga a preservarla y acrecentarla en la medida posible, al tiempo de compatibilizar las distintas necesidades y usos, lo que implica la necesidad de una adecuada planificación y gestión, en la que se garanticen los intereses generales en sus distintos aspectos y se armonicen los particulares dentro de un sistema de ordenamiento basado en la participación, en el que las obligaciones y derechos estén suficientemente claros y explícitos con previsión y capacidad de adaptación a situaciones futuras, que se enmarque en lo posible dentro de una sola administración dotada de los medios adecuados para conseguir la eficacia requerida, dentro de la necesaria coordinación con el resto de las administraciones.
Es necesaria también mantener una campaña divulgativa y educacional.
Como ordenamiento legal disponemos, como elementos fundamentales de la Ley de Aguas de 1985 y sus Reglamentos, así como la Directiva Marco Europea de Agua a la que hay que adaptar todas las normativas vigentes, donde cabe señalar positivamente su marcado carácter medioambiental, pero en el que la influencia e intereses de los países centro europeos puede fijar condiciones apropiadas a su climatología, pero imposible de cumplir en algunos puntos en los países mas áridos.
Parece el momento apropiado para defender nuestra posición en temas que pudieran ser conflictivos, al tiempo de revisar nuestra normativa en los distintos aspectos, fundamentalmente medioambiental, para cumplir las exigencias previstas, tratar de adecuarlas de manera que se consiga:
- Incentivar el uso racional de los recursos y agilización de los aspectos concesionales.
- Revisar el papel de cada uno de los órganos intervinientes en la gestión y explotación, y facilitar la participación de la iniciativa privada.
- Potenciar los Organismos con los medios necesarios tanto para la gestión y explotación, como para el control y exigencia del cumplimiento legal normativo.
Dentro de la provincia de Almería hay que tener en cuenta de una manera especial lo siguiente:
- Existe un déficit de recursos tanto superficiales como subterráneo, no solucionable internamente, ni dentro de la Cuenca del Sur, donde está adscrita. Siendo necesaria la aportación de recursos externos y/o de desalación del mar.
- Debido a ello hay que mejorar la gestión y planificación al máximo posible, considerando el conjunto de los recursos superficiales y subterráneos, así como las retornos posibles, y entre las demandas respetar al máximo el valor intrínseco de los flujos naturales en su concepción medioambiental, así como el mantenimiento de los ecosistemas.
- Intensificar el control de actividades y vertidos contaminantes, incentivando las líneas de producción mas limpias y la depuración de efluentes.
- Intensificar las correcciones hidrológico ambientales, que eviten la erosión y faciliten la infiltración.
- Instalación de sistemas de control de pérdidas de agua, en las situaciones y explotaciones, para mejorar su estado minimizando las pérdidas y mejorando la eficacia del uso.
- Incremento de la regulación superficial en lo posible (Presas de Nacimiento, Canjáyar, Alto Almanzora y Río Antas, entre otras), tanto para incremento de los recursos, como para laminación de avenidas y mejora en la recarga de acuíferos especialmente las sobreexplotadas.
- Disponer en lo posible de una interconexión de los recursos, que mejore el aprovechamiento temporal y espacial.
- Mantenimiento de las condiciones adecuadas de drenaje y desagüe de los cauces necesarios, compatibilizando en lo posible las defensas contra avenidas y de los ecosistemas ribereños.