ENCUENTRO MEDIOAMBIENTAL ALMERIENSE: EN BUSCA DE SOLUCIONES

GESTIÓN DEL MEDIO NATURAL BARRA DE EXPLORACIÓN

DOCUMENTOS DE TRABAJO Y COMUNICACIONES

LA GESTIÓN DE LOS MONTES DE MARÍA Y VÉLEZ BLANCO EN EL ÚLTIMO SIGLO

Fco. Alcocer Mtnez., Juan Domene Fdez., Ramón Huesa Gallardo, Fca. Pérez Mtnez.

Delegación Provincial de Almería, Consejería de Medio Ambiente

Alfredo Glez. Anglada

Ingeniero Técnico Forestal

 

 RESUMEN

En 1.998 se cumplen 100 años desde que D. Domingo Olazábal presentara la Memoria sobre la Refundición de Dominios, en la que proponía: la división de los montes entre la Casa Ducal de Medina Sidonia y los pueblos de María y Vélez Blanco y Vélez Rubio mancomunadamente y unas líneas básicas de actuación orientadas por el carácter protector que define a estos montes.

Este carácter protector ha sido la esencia que ha condicionado la gestión de los montes públicos hasta nuestros días. Si en una primera etapa fue la necesidad de proteger el suelo mediante la restauración de la cubierta vegetal, debido al alto grado de degradación en que ésta se encontraba, posteriormente se ha acentuado aún más el carácter protector de estos montes ante la importancia de la fauna y flora que albergan, del paisaje, de la mejora en la calidad de vida de los ciudadanos.

Manteniendo como hilo conductor la historia de estos cien años de gestión en los montes velezanos, como ejemplo de un proceso de actuación, nos hemos permitido exponer algunos aspectos sobre los que se debiera reflexionar y establecer la problemática que en muchos casos conlleva la gestión del medio natural en nuestra provincia.

 

ANTECEDENTES

A lo largo del siglo XVI, se inicia en Los Vélez un proceso deforestador que se intensifica a finales de siglo, tras la expulsión de los moriscos. Aunque incipiente, la deforestación fue lo suficientemente grande para que de una parte el Marqués y de otra los Concejos, propusieran que se dictasen las "Ordenanzas para la guarda y conservación del bosque y dehesa de la Alfaguara" (1.590) y las "Ordenanzas de montes, riegos, colmenas, rizales, bellotas ...." (de 10 de marzo de 1.591). Si en las primeras se establecían las restricciones de uso del monte a los vecinos, con el fin de conservar la riqueza cinegética, aprovechable exclusivamente por el Marqués, en las segundas se regulaban, entre otros aspectos, la ejecución de los aprovechamientos en los montes de Vélez Blanco.

La vigencia de estas ordenanzas fue relativa pues los problemas subsistieron y obligaron en 1.630 a dictar otras nuevas ordenanzas, específicas esta vez, para los métodos de corta de madera.

Es posible, como señala Francisco Andújar (1), que la tala masiva de los bosques velezanos se produjera en el siglo XVIII por la cantidad de madera que se destinó a la construcción naval. Tal importancia adquirió este recurso que la casa señorial elaboró un plan para convertirla en una de sus principales rentas.

Sea ésta la causa y no la intensificación de la acción de los agentes deforestadores del siglo XVI, lo cierto es que a comienzos del siglo XIX la deforestación de la comarca era patente. Basta para ello comparar la descripción de la Dehesa de la Alfaguara contenida en las Ordenanzas de 1.590 con la realizada por Simón de Rojas Clemente entre mayo y junio de 1.805 (2) , en donde es un hecho patente la pérdida de frondosidad de la formación boscosa mejor conservada de la comarca. Muy degradados y reducidos debieran estar ya los bosques que a mitad del siglo XVI, eran el hábitat de osos, cabras, venados, corzos, jabalíes .... y que a principios del XIX mantenían al corzo, gato montés, tejón, turón, lobos, zorros y víboras.

La paulatina implantación del Estado Liberal durante la primera mitad del siglo XIX, suprimiendo la administración señorial, obligó de una parte a la Casa Ducal de Medina Sidonia (heredera del Marquesado de Los Vélez) y de otra a los pueblos de Vélez Blanco y Vélez Rubio mancomunadamente y al de María a la firma de las Escrituras de Concordia. En las Escrituras los pueblos reconocían a la Casa Ducal: la pertenencia de los montes, el aprovechamiento del monte alto y la mitad del esparto; y ésta reconocía a los pueblos los derechos sobre los aprovechamientos de pastos, monte bajo, ramoneo del alto, la leña seca y rodante y el de los árboles no maderables derribados por causas naturales.

Los derechos de los pueblos al disfrute de los aprovechamientos del monte, reconocidos por la Escritura de Concordia, permitió su consideración como Montes Públicos por la Real Orden de 31 de enero de 1.879, de acuerdo con las disposiciones normativas contenidas en la Ley de Montes de 24 de mayo de 1.863 y en su Reglamento de 17 de mayo de 1.865.

Para la conservación, mejora y aprovechamiento de los montes públicos, la Ley imponía su inclusión en Planes Científicos de Aprovechamientos, que regulaban la cuantía y establecían las prescripciones para la ejecución de los disfrutes.

Tres años después de la consideración de estos montes como públicos, el Ingeniero Jefe del Distrito Forestal de Almería, remite una Memoria al Gobernador en la que exponía: "en vista del desorden reinante, pues los pueblos utilizan los recursos como mejor les parece, sin sujeción a las prescripciones impuestas por el Distrito ...." (3) y proponía que de acuerdo al art. 76 del Reglamento se procediera a la Refundición de Dominios y extinción de servidumbres, pues el estado legal existente era incompatible con la aplicación de un plan científico y razonado así como con la conservación del arbolado.

A partir de ese momento se inicia un largo y enrevesado procedimiento administrativo que finaliza dieciocho años más tarde, el 21 de septiembre de 1.900, cuando la Reina Regente dicta el Real Decreto por el que se aprueba la División de los Montes en los Términos Municipales de María y Vélez Blanco, provincia de Almería.

Posteriormente volveremos sobre este Real Decreto que constituye la base normativa sobre la que se inician las actuaciones técnicas y administrativas de restauración de la cubierta vegetal, pero entendemos que es necesario detenernos entre junio de 1.893 y junio de 1.898, período en el que el Ingeniero de Montes D. Domingo Olazábal redactó la Memoria sobre Refundición de Dominios en los montes de María y Vélez Blanco.

La Memoria contiene tres documentos: el primero destinado a los antecedentes del proceso; el segundo sintetiza toda la labor de campo realizada para el inventario de los montes, la descripción de sus características, límites, superficies, estado de conservación y valoración de cada uno de los montes, así como, las actas de las negociaciones desarrolladas para que las partes aceptaran la división propuesta; el tercero, "Del destino más útil que debe darse a los montes refundidos ", y tras el estudio de la zona y el análisis y diagnóstico de la problemática de los montes, propone las líneas básicas de actuación para corregir el lamentable estado en que se encontraban los montes velezanos a finales del siglo XIX.

Este último documento encierra la esencia que ha impregnado cien años de gestión en los montes públicos de Los Vélez: la caracterización de estos montes como protectores.

 

· Panorama Forestal de los montes de María y Vélez Blanco a finales del siglo XIX.

A finales del siglo XIX el paisaje forestal de la comarca de Los Vélez no se parecía en nada al actual, y menos aún a las extensas formaciones boscosas que la cubrían a mediados del siglo XVI. Como tal formación boscosa únicamente podría señalarse las 3.305 Ha. de la Dehesa de la Alfahuara en el término municipal de María ".... hasta tal punto ha llegado la destrucción (del bosque) en el término de María, que no quedan ya en él más pinos y encinas que las que vegetan en la Dehesa de la Alfahuara, hermoso y bien conservado monte perteneciente al Excmo. Sr. Duque de Medina Sidonia ..." (4). En el término municipal de Vélez Blanco los árboles estaban presentes en 9.481 Ha., pero con unas densidades muy bajas: 137 pies/Ha. en los mejores rodales, que ocupaban unas 3.090 Ha., y 50 pies /Ha. en los peores; pero además con un sotobosque tan esquilmado que difícilmente, ni los mejores, podrían considerarse como bosque. Entre éstos, señalar por la densidad del arbolado y calidad del sotobosque la Cuerda del Oso, la Umbría de la Mesa delCerrajil, el Barranco y Morra del Ajorrador, Fuente Picapeñas, Cerro Tello, los Timonales y en Sierra Larga sólo las 460 Ha. de la Fuente de los Estepares, el Cocón de la Cierva, el Barranco de la Madroñera, la Hoya del Alcón y el Collado de los Estepares.

¿Cuál era el estado de la actual formación boscosa del Coto de Montalviche, o el de la Umbría del Maimón?. En cuanto al primero, D. Olazábal indica la existencia de un pinar de carrasco de 50 años de edad y una densidad de 142 pies /Ha., y describe "... la parte poblada ... está en regular estado de espesura, muy poco o casi ningún repoblado, los pinos son raquíticos y de mal porte... Se aprecian a segunda vista infinidad de daños y abusos cometidos hasta el extremo de que además de la infinidad de tocones que se ven en el suelo no hay un solo pino que no tenga alguna herida o lesión causada por el hacha durante el invierno, todos los días se extraen infinidad de cargas de leña y ramaje de pino..." (5), para el segundo indicaba, "... carece de importancia excepto un pequeño rodal de pino laricio de unos 30 años, pequeños y raquíticos, con una densidad de 116 árboles /Ha. ...Este pequeño rodal arbolado es una muestra de lo que antes fueron estos cerros hoy pelados e incultos que circundan al pueblo de Vélez Blanco y que según el testimonio y tradición de algunos ancianos de la localidad estuvieron poblados de pinos, los hoy existentes son jóvenes muy pequeños y están muy castigados por las olivaciones ..." (6)

De la transcripción de la Memoria sobre la Refundición de Dominios, realizada por D. Domingo Lentisco Puche en el artículo "Los montes velezanos a finales del siglo XIX" se sintetiza por Términos Municipales, la distribución de usos del suelo.

 

Vélez Blanco

Superficie cultivada: 18.642'2 Ha.

- Regadío: 3.500 Ha.

- Secano: 15.100 Ha. (5.600 Ha. de mala o mediana calidad)

 

Superficie forestal: 24.973 Ha.

- Arboladas: 9.481 Ha.

- 3.090 Ha. con cubierta defectiva

- 6.391 Ha. muy defectiva.

- Eriales y pastizales: 15.492 Ha.

- 8.621 Ha. con esparto (esquilmado)

- 6.871 Ha. sin esparto.

 

María

Superficie cultivada: 13.260 Ha. (800 Ha. enclavadas en montes públicos)

Superficie forestal: 9.000 Ha.

- Arboladas: 3.305 Ha. (Dehesa de la Alfahuara)

- Desarboladas: 5.695 Ha.

- 4.257 Ha. con esparto

- 1.438 Ha. sin esparto.

"En el término municipal de Vélez Blanco, se pueden considerar como pérdidas para la riqueza forestal de la comarca, 21.883 Ha., que son el sostén de una mísera ganadería".(7)

Aunque D. Domingo Olazábal no especifíca claramente las causas del lamentable estado del medio natural, las deja entrever a lo largo de todo el documento: (8)

· Alta densidad de población para las capacidades productivas de la zona, y por consiguiente una mayor presión sobre los recursos forestales. Así, mientras en las áreas rurales desfavorecidas

francesas sólo residía el 17'7 % de la población, en España para el caso de María y Vélez Blanco representaba el 40'9 y 44% respectivamente.

· La escasez de recursos técnicos y financieros para mejorar la capacidad productiva del medio rural: "... el labrador, escaso de medios para lograr en las tierras de regadío y hasta en las buenas de secano, productos que rindieran y rendirían cultivados con la debida intensidad, buscan baldíamente cierta compensación a este descenso de rendimiento en la roturación de tierras forestales..."(9), respecto a las roturaciones señala "... Ahí es donde en vano roe la miseria que, sin hallar en ello alivio alguno a sus pesares, quebranta la vida del monte y prepara material fuente de acarreo a las inundaciones".(10)

· La presión de la actividad ganadera sobre el monte debió ser excesiva. Según los datos aportados por los propios ayuntamientos el número de cabezas de ganado de María y Vélez Blanco era de: 33.658 cabezas de lanar, 1.189 de mular, 234 de caballar, 1.649 de asnal y 250 de vacuno; no se da número de caprino, pero en diferentes momentos señala que es el más abundante.

"A tal agricultura y en perfecta consonancia corresponde una ganadería en la que el ganado vacuno carece casi de representación, el mular y asnal, auxiliares del trabajo del agricultor y leñador, se mantiene a pienso, y en que todo lo que a ganadería se refiere se cifra en los rebaños de ganado lanar y cabrío ..."(11) refiriéndose a este último señala " ... en las licenciosas condiciones que allí pastan, son verdaderas alimañas, y por su predominio, expresión innegable de la miseria reinante."(12)

· La ejecución de los aprovechamientos forestales: ".... el estado de los rodales arbolados es por todo extremo lamentable. Sometido el pino al aprovechamiento de olivación que sobre ser en si vicioso se ejecuta abusivamente, alcanza el árbol escaso desarrollo en altura y diámetro, siendo la mayor parte de los pies casi inmaderables".(13)

· Un absurdo estado legal en los montes; que permitía el dominio directo y parte del útil a la Casa Ducal de Medina Sidonia, y a los pueblos, el derecho sobre el esparto, las leñas y los pastos, así como sobre los árboles no maderables derribados por causas naturales, impidiendo el ejercicio de los derechos comunales, la regeneración de las superficies arboladas.

· La parcialidad o incompetencia de las autoridades locales para la tramitación de los expedientes sancionadores. "La Guardia Civil y los Guardas cumplen con su deber presentando las denuncias correspondientes, pero en cambio, las autoridades locales, a quien éstas son presentadas, olvidan el suyo, dejando impune tan desentrenado y creciente abuso. Esta lamentable flojedad o más bien parcialidad.... obedece principalmente a la falsa cuanto irritante consideración de que, a medida que se va destruyendo el arbolado, menguan los derechos de la Casa Ducal y se agrandan los de los pueblos".(14)

· Señala al Estado como uno de los principales culpables "... al autorizar indolentemente un estado legal que consiente en los montes públicos pastoreos licenciosos y desvastadores, y roturaciones ruinosas que desmiembran de continuo ese patrimonio nacional, y al promulgar y extender con inconcebible pertinación, la aplicación de las leyes de desamortización forestal que llevan aparejada, indefectiblemente, la destrucción de reliquias arbóreas, allí donde pueden ser encarecidamente conservadas y mejoradas, es inútil solicitar del Estado, lo que al Estado es imposible dar".(15)

Una mirada retrospectiva hacia el siglo XVI nos permite constatar que los agentes por los que se inició la deforestación en este siglo se reiteran al final del XIX como causantes del lamentable estado de los montes velezanos: la política coyuntural tanto del Estado Liberal como la de Felipe II, que utilizó los terrenos forestales para dotar de tierras a los nuevos pobladores, tras la expulsión de los moriscos; los Ayuntamientos y los Concejos, sobre los que recayó la potestad de dar licencias para el rompimiento de tierras y las cortas de madera, a partir de la política de repoblación establecida por Felipe II; la presión de la actividad ganadera; la ejecución de los aprovechamientos forestales; la alta densidad de población a finales del XIX y el aumento demográfico del siglo XVI; la presión sobre el monte para mejorar una débil economía de subsistencia o simplemente para subsistir, como ocurrió en los períodos de crisis de finales del XVI (16).

El Sr. Olazábal ante tan desvastador panorama, cuyos daños no se restringían únicamente a la comarca, estableció el carácter protector de estos montes, pues el suelo descubierto por la deforestación "... se asienta precisamente en la cabecera del río más peligroso de España, del causante de más y mayores inundaciones desastres"(17), y los daños trascienden a los bienes radicados aguas abajo. El remedio: "... sustituir a los yermos y a los terrenos roturados que niegan sus productos al cultivo agrario, el vuelo arbóreo que les arrebató y, donde bien venga, en la formación de las dehesas

de hierba limpia y arboladas, es caro, por las dificultades de que está erizado el logro definitivo de las siembras y plantaciones, y, más caro aún, mucho más caro, por la larga espera que difiere la recogida del provecho a otra generación distinta de la que sufragó los gastos mencionados ..."(18)

En consecuencia propuso las siguientes líneas básicas de actuación:

- Acometer con urgencia la reforestación de los montes públicos que resultaran de la refundición, siendo el Estado a través del Servicio Especial de Repoblación, quien asumiera el coste de tan ardua tarea.

- La adquisición por parte del Estado de las 10.629 Ha. de monte adjudicadas a la Casa Ducal en el término municipal de Vélez Blanco; en respuesta a las conclusiones del Consejo de Gobierno de 25 de abril de 1.893. (19)

- La creación de pastizales arbolados.

 

GESTIÓN DE LOS MONTES

 

RESTAURACIÓN DE LA CUBIERTA VEGETAL

El Real Decreto de 21 de septiembre de 1.900 por el que se aprueba la división de los montes de María y Vélez Blanco(20) recoge las propuestas de D. Domingo Olazábal y constituye la base normativa en la que se apoyó el inicio de las actuaciones de restauración de la cubierta vegetal, estableciendo:

- El carácter público de los montes de los pueblos, exceptuándolos de la desamortización, y sometiéndolos a planes de aprovechamiento, inspección y vigilancia.

- La revisión de las roturaciones existentes en los montes públicos.

- La repoblación inmediata de los montes de los pueblos.

- Que realizados los trámites para la inscripción en el Registro de la Propiedad de las escrituras de partición y para la inclusión en el Catálogo de Montes de Utilidad Pública de 1.862, se procediera al deslinde y amojonamiento de los citados montes.

- Que la Comisión de Repoblación de la Cuenca del Segura se hiciera cargo de los montes pertenecientes a María y a Vélez Blanco y Vélez Rubio mancomunadamente.

Señalar, antes de iniciar la descripción sintetizada de estas actuaciones, que el carácter protector asignado a estos montes por el Ingeniero D. Domingo Olazábal, ha guiado su planificación y gestión durante los últimos cien años, bajo coyunturas políticas y sociales totalmente diferentes y en algunos casos discrepantes.

 

· Actuaciones para la restauración de la cubierta vegetal

Las actuaciones de restauración hidrológico-forestal propiamente dichas se iniciaron tras la aprobación por los Reales Decretos de 23 y 24 de octubre de 1.902 de los Proyectos de Restauración Hidrológico-Forestal de la Margen Septentrional y Meridional del Río Alcaide. En los Reales Decretos se declaraba la utilidad pública de los trabajos proyectados. 

Dichos trabajos tenían como objetivo prioritario la lucha contra la erosión, proponiendo actuaciones, en las laderas, para restaurar la cubierta vegetal y en los cauces para evitar la erosión del lecho.

La construcción de obras transversales (diques) en los cauces de los ríos, ramblas y barrancos impidieron el socavamiento del lecho de los barrancos frenando la erosión remontante en los cursos y consolidando las márgenes, mediante la retención de los arrastres, es decir, de las partículas sólidas en suspensión transportadas por el agua como consecuencia de la erosión.

El objeto de las actuaciones en las laderas fue la restauración de la cubierta vegetal para proteger el suelo de la erosión, evitando el golpeteo directo de las gotas de lluvia, reteniéndolo con el entramado de su sistema radical, regulando eficazmente la escorrentía al favorecer la infiltración de la precipitación y constituyendo un obstáculo al discurrir de las aguas.

En la restauración de la cubierta vegetal se siguió una doble dirección: la regulación de los aprovechamientos forestales, concretamente pastos y cortas de madera, y la repoblación forestal.

La regulación de los aprovechamientos se ejecutó en todos los montes. En los rodales mejor poblados, se potenció la regeneración natural, reduciéndose la carga ganadera y acotándose al ganado cabrío, de esta forma se regeneró, entre otros, el rodal de las Atalayas.

Las superficies que se repoblaban anualmente quedaban vedadas al pastoreo durante un cierto período de tiempo, entre seis y ocho años, o bien, hasta que los árboles plantados adquirieran un metro de altura.

La repoblación forestal se ejecutó en los rodales desarbolados, y en aquellos en los que la cubierta era muy defectiva, o bien, distribuida en pequeños bosquetes. Se realizó con especies arbóreas, pues el máximo grado de protección del suelo se alcanza bajo una formación boscosa con todos sus estratos ocupados, desde el herbáceo hasta el arbóreo. De las especies arbóreas presentes en la zona se eligieron aquellas que por su temperamento mejor se adaptaban a las condiciones climo-edáficas existentes, utilizándose para amplias zonas de la comarca, el pino carrasco.

En estos cien años los sistemas de repoblación forestal han sido muchos y diversos. Hasta los años sesenta la preparación del terreno se realizaba de forma manual, mediante la construcción de hoyos troncocónicos de 40x40x40 cm; en algunas zonas se utilizaron caballerías con arado para la construcción de fajas por curvas de nivel. A partir de los años sesenta se impuso la utilización de maquinaria, generalmente tractores orugas, para la construcción de terrazas subsoladas. Este método de preparación del terreno no ha sido muy utilizado en la comarca, restringiéndolo principalmente a las áreas de menor calidad, en donde otros sistemas habían fracasado. Es indudable el impacto ambiental producido por este método, tanto al paisaje, como al suelo y a la vegetación preexistente, pero tampoco se duda de sus efectos hidrológicos. Desde nuestro criterio, el mayor impacto lo ha producido su proliferación y empleo indiscriminado, en cuanto al tipo de suelo, vegetación o pendiente del terreno.

La ausencia de maquinaria diseñada específicamente para los trabajos forestales ha sido la causa, a veces, de algunas desafortunadas preparaciones del terreno. Generalmente se ha utilizado maquinaria diseñada para la construcción de carreteras, con leves modificaciones. En los últimos años la Junta de Andalucía, a través del entonces Servicio de Actuaciones Forestales, comenzó un proceso de búsqueda de maquinaria para repoblaciones, con el objeto de evitar el impacto ambiental que producían las terrazas y conseguir una preparación idónea del suelo. Dicho proceso culminó con los primeros trabajos del prototipo de TTAE 900 (Tractor todo terreno de alta estabilidad). Con ella se preparó el terreno para la repoblación del monte "Las Urracas" en el término municipal de Vélez Rubio.

Actualmente el método de preparación del terreno, ya sea con el empleo del TTAE o con la maquinaria característica de obras públicas, tractores y retroexcavadora orugas, o bien manualmente, se selecciona en función de las características del suelo, vegetación y pendiente, llegándose a emplear hasta tres métodos diferentes en superficies inferiores a una hectárea.

Para la implantación de la vegetación, la siembra del piñón, fue un método bastante utilizado hasta el primer cuarto de siglo. Posteriormente comenzaron las plantaciones con planta a raíz desnuda; este sistema influiría posiblemente en las altas densidades existentes en algunas repoblaciones de nuestra provincia: sembrados los piñones en el vivero, al cabo de uno o dos años se repicaban las raíces y se extraían de la era, se hacían haces y se recubrían las raíces con paja o esparto para que mantuvieran la humedad, para realizar la plantación se separaban los pinos del haz y se colocaban en hoyos, pero en algunas ocasiones, cuando el suelo carecía del tempero adecuado, previendo un alto porcentaje de marras, se plantaban muy juntos los arbolitos del haz, a menos de un metro; en algunos casos sobrevivieron todos ellos, llegando a contabilizarse en estado de monte bravo hasta seis mil pies/Ha. En comparación con la siembra, este sistema aseguraba mejor el éxito de la plantación, encareciéndose algo más por la producción de la planta, su transporte y distribución, y por su plantación. Para reducir el número de marras de las plantaciones a raíz desnuda se pensó en emplear plantas en envases individuales: los primeros fueron unas pequeñas macetas de barro que rápidamente se abandonaron por el incremento del coste, volviéndose a plantar a raíz desnuda hasta la utilización de la bolsa de plástico como envase, a mediados de los setenta. Sistema, éste último, muy empleado en la provincia, pues las marras se reducían considerablemente al plantar los árboles con un pequeño cepellón de tierra mojada que les permitía aguantar durante uno o dos meses en espera de las lluvias, además, reducía los costes de producción, transporte y distribución de las plantas respecto de las macetas de barro. Al reducirse la probabilidad de marras, la densidad de plantación fue menor, no incrementando excesivamente el coste por Ha. respecto de la plantación a raíz desnuda.

De lo descrito anteriormente se deduce la búsqueda continua de sistemas para que las repoblaciones fueran eficientes, es decir, eficaces en el cumplimiento del objetivo para el que se proyectaron, y ejecutadas al menor coste posible.

En la actualidad para la producción de planta se mantiene el sistema de envases individuales, de diferentes tipos y formas y casi todos ellos de plástico rígido, para reutilizarlos. Los envases se rellenan con diferentes tipos de sustratos: turbas; mezcla de turba, mantillo y tierra; tierra; etc. potenciándose la micorrización de las diferentes especies. En cuanto a la plantación se utilizan productos que mejoran la capacidad de retención de agua y fertilizan el suelo, también se utilizan protectores para reducir los daños de herbívoros y que producen además, según el modelo, un efecto invernadero que facilita el arraigo y crecimiento de las plantas. Para restauración de la vegetación se utilizan diferentes especies, ya sean arbóreas, arbustivas o subarbustivas intentando diversificar desde su inicio, la futura cubierta vegetal.

A finales del siglo XX debemos ser conscientes también de dos aspectos diferenciadores respecto de épocas pasadas. El primero, es la superficie repoblada anualmente: mientras que a principios de siglo se repoblaban en Los Vélez, aproximadamente 1.000 Ha. al año, (en la Sierra de Los Filabres se llegaron a alcanzar 4.000 y 5.000 Ha. a finales de los setenta), actualmente la superficie repoblada al año en la provincia no sobrepasa el 10% de la ejecutada en épocas pasadas, este hecho permite un estudio más preciso del área a repoblar y un mayor y mejor control de los trabajos. El segundo aspecto que debe tenerse en cuenta es el encarecimiento de los trabajos de repoblación: el incremento en los costes de producción de la planta y en la plantación, la diversificación de los métodos de preparación del terreno, que obliga a la utilización y transporte de maquinaria de diferentes tipos al tajo, maquinaria, por lo general cara, que realiza labores útiles en la regulación de la escorrentía y de bajo impacto ambiental.

Con esto pretendemos indicar que nuestra sociedad ha preferido mantener en las repoblaciones el principio de eficacia, incorporándole el de bajo impacto ambiental y reduciendo el de eficiencia. Esto conlleva a su vez un coste medio ambiental, pues aún existen y existirán grandes superficies de nuestra provincia sometidas a una erosión grave, que a su vez incrementa la dificultad y los costes de restauración de la cubierta vegetal cuando ésta se afronte en un futuro.

Indicar que en este recorrido histórico de las actuaciones de repoblación forestal, no se han incluido las que actualmente se ejecutan por particulares subvencionados con fondos europeos a través de la Consejería de Agricultura y Pesca. La diferenciación para nosotros estriba en un hecho fundamental, el objetivo al que van destinados. El fin de estos últimos es la transformación de suelo agrícola en forestal, para reducir excedentes agrícolas, y no la restauración de una cubierta vegetal en las áreas en donde su carencia incrementa la erosión y la pérdida consecuente de la capacidad biológica del suelo. Aunque técnicamente pueden ser correctas, su empleo desordenado, en el conjunto de las subvenciones agrícolas, está provocando situaciones tan paradójicas como la de reforestar hoyas y terrenos llanos de gran potencialidad agrícola, con escasa o nula erosión, y la de roturación de laderas con pendientes superiores al 30% para la plantación del cultivos leñosos que también están subvencionados.

Una repoblación con especies arbóreas es el inicio de una masa arbórea, para que se alcance la categoría de formación boscosa es necesario que transcurra, ante todo, un largo período de tiempo; tiempo que podrá acortarse en función de los tratamientos selvícolas a los que se someta, de la presencia cercana de las especies que pueden constituir su estrato arbustivo, subarbustivo y herbáceo, y de los aprovechamientos y usos a los que estos estratos estén sometidos.

Indudablemente, la existencia de una cubierta arbórea que mejore el balance infiltración/escorrentía, incrementando la cantidad de agua útil en el suelo, y que regule además el régimen térmico bajo su cubierta, aumentando las temperaturas mínimas y disminuyendo las máximas, provoca una mejoría en las condiciones iniciales del medio físico que favorece la colonización progresiva del área por especies más exigentes. Esta cubierta de cierta altura, para que no provoque una sombra intensa, con un sistema radical profundo que no compita por los horizontes superficiales del suelo, y ante todo, con la densidad y distribución espacial adecuada, se logra mediante la ejecución de tratamientos selvícolas. Tratamientos que se adaptan y adaptaron como ocurrió en Los Vélez, a las características del terreno, y a la edad y densidad de la masa y cuyo resultado son formaciones boscosas como las que existen en el monte del Gabar, o en el paraje de la Umbría de Virgen, ambas procedentes de repoblaciones forestales efectuadas a comienzos de este siglo. La descripción que de este último rodal realizó en 1.903 D. Olazábal "En general los terrenos cultivados son poco productivos razón a su mucha pendiente y poco cultivo, como lo prueba el dejarlos por varios años sin roturar y esperar que los agentes atmosféricos hagan en ellos lo que la mano del hombre ha podido y debido hacer para que den mayores productos, y los dedicados a pastos si bien es verdad que son bastante estimados por los ganaderos, son escasos a causa de que la mayor parte del suelo se encuentra cubierta de los arrastres de la parte alta ...."(21), contrasta enormemente con la formación vegetal que existe en la actualidad, en donde está ubicado el Jardín Botánico del Parque Natural, por la concentración de especies, arbóreas, arbustivas, subarbustivas, de matorral y herbáceas características del Espacio Protegido.

En el tránsito entre la masa arbórea y la formación boscosa, tienen también una influencia decisiva el tipo y cuantía de los aprovechamientos forestales que se realicen. Todas las áreas y superficies repobladas a comienzos del siglo XX en los Vélez han experimentado una considerable mejora en cuanto a la calidad, cantidad y tamaño poblacional de las especies presentes antes de la repoblación y las que actualmente se desarrollan bajo la cubierta arbórea. Ahora bien, con una mayor restricción en el aprovechamiento ganadero, vedando el ganado cabrío y reduciendo la carga del lanar, las formaciones boscosas que cubren esta comarca, con independencia de su origen, serían mucho más extensas y mejor estructuradas, pero también es cierto que hubiera repercutido de forma negativa en sectores importantes de la zona, como es el ganadero.

Las actuaciones de restauración de la cubierta vegetal nunca han estado exentas de dificultades añadidas a las ya impuestas por las condiciones del medio natural. Un ejemplo del pasado, para no herir susceptibilidades del presente, puede ser el escrito remitido por la División Hidrológico Forestal del Segura al periódico "La Independencia" de Almería el 26 de julio de 1.912 y titulado "Refutación al artículo publicado en La Independencia de Almería el 15 de junio pasado". Según la refutación, en el artículo del 15 de junio se acusaba a la División Hidrológico Forestal de ser la causante de la emigración que había sufrido un término municipal de la Comarca de Los Vélez. La emigración estaba provocada por las actuaciones que la División desarrollaba y por la regulación de los aprovechamientos que impuso, en especial hacia el aprovechamiento ganadero. Del texto de la refutación que es el que conocemos se desprenden las dificultades de la División para el desarrollo de los trabajos de repoblación, organizándolo de forma que un impacto sobre la actividad ganadera fuese mínimo, y la queja sobre la escasa colaboración de las autoridades locales; asimismo señala que la emigración se debe " ... a la vida precaria de los labradores sometidos además a ... impuestos de todas clases, las aparcerías, la usura y el caciquismo que les inmolan como únicas víctimas propiciatorias." (22), mientras que las actuaciones de la División contenían en parte la emigración ya que la "... mayor parte de las cantidades que figuran en los presupuestos se invierten en jornales, y esto durante la época en la que por estar paralizadas las faenas agrícolas los brazos permanecen inactivos y el malestar cunde entre la clase social."(23)

El coste social de las actuaciones de restauración de la cubierta vegetal ha estado siempre presente en la gestión de los montes velezanos. No todas las áreas desarboladas de María y Vélez Blanco se propusieron en 1.902 para su repoblación. En los montes de escasa pendiente con esparto, en donde la erosión era moderada, se regularon únicamente los aprovechamientos ganaderos y de recolección de esta especie para la conservación de la formación vegetal no incrementado "el impacto" social producido por las actuaciones en las áreas con mayores problemas erosivos . Transcurridos cien años desde que se inició esta regulación, la única mejoría que se puede observar en los montes no repoblados es que el esparto no esta "totalmente esquilmado", como señalaba D. Domingo Olazábal, sin otro cambio apreciable en la formación vegetal, y eso que desde hace unas décadas este recurso no se aprovecha con fines industriales y la ganadería se mantiene al mismo nivel que en otros montes restaurados.

Bien distinta ha sido la evolución de otros montes como El Gabar, en donde la repoblación y la regulación de aprovechamientos se orientaron hacia la restauración de la cubierta vegetal.

En el cuadro y gráfico de la página siguiente se recoge la evolución del arbolado en este monte, basándose en los inventarios realizados por D. Domingo Olazábal en 1.898 y los contenidos en el Proyecto de Ordenación de los Montes Públicos del Término Municipal de Vélez Blanco y en sus posteriores Revisiones, en los años 1.958, 1.969 y 1.990, respectivamente.

En 1.898 El Gabar se describía como un monte en el que eran frecuentes bojas, romeros y aliagas, con algún chaparro y escaso pinar joven (árboles con diámetro normal inferior a 17cm.).

Este monte se repobló entre 1.905 y 1.910. En 1.958, sesenta años después de la descripción de Olazábal, su paisaje había cambiado considerablemente. Existían unos 49.000 árboles con diámetro normal superior a 17 cm, correspondiéndose los de diámetro mayor 30 cm. con los árboles jóvenes de 1.898.

 

EVOLUCIÓN DEL MONTE "EL GABAR"

 

 

EVOLUCIÓN DEL MONTE "EL GABAR"

 

 

AÑO

 

CLASE DIAMÉTRICA

 

TOTAL

Nº PIES >17

 

<20

 

20-29

 

30-39

 

40-49

 

50-59

 

1898

 

 

 

0

 

1958

 

120973

 

17062

 

1698

 

237

 

4

 

49244

 

1969

 

115739

 

25829

 

3466

 

340

 

22

 

58592

 

1990

 

159301

 

27182

 

8190

 

1165

 

0

 

76362

 

 

 

 

 

En conjunto su población estaba bien estructurada, con un amplio porcentaje de pies jóvenes que sostenían la población de adultos.

Esta estructura poblacional se ha ido mejorando con el desarrollo de la ordenación, incrementándose el número de pies de todas las clases diamétricas, excepto la comprendida entre 50 y 59 cm. de diámetro.

Bajo esta cubierta arbórea se desarrolla un sotobosque cuyas principales especies son: encinas, con porte arbustivo o subarbustivo, coscojas, espantalobos, sabina mora, enebros, junto con las ya citadas en 1.898, aliagas, romeros y bojas.

Actualmente este monte se encuentra incluido en el Parque Natural Sierra de María-Los Vélez, con un 40% de su superficie catalogada como Área de Reserva y el resto como Formación Boscosa.

Para finalizar este apartado reflejamos en el siguiente cuadro la distribución actual de la superficie forestal en los términos municipales de Vélez Blanco y María, según Usos y Coberturas Vegetales del Suelo en Andalucía. Seguimiento a través de Imágenes de Satélite, editado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

MARÍA (has.)

 

V. BLANCO (has.)

 

SUPERFICIE CON VEGETACIÓN NATURAL Y REPOBLADA

 

6.897'5

 

20.389'5

 

 

 

— ZONAS ARBOLADAS

 

5.559'6

 

14.948'2

 

 

 

 

 

FRONDOSAS

 

375'2

 

260'8

 

 

 

 

 

CONÍFERAS

 

2.813'7

 

13.600'1

 

 

 

 

 

MIXTO (C+F)

 

2.370'7

 

1087'7

 

 

 

— ZONAS CON FORMACIONES ARBUSTIVAS

 

133'3

 

2.851'2

 

 

 

— ZONAS CON ESCASA COBERTURA VEGETAL

 

1.204'6

 

2.590'1

 

 

 

 

· La adquisición de montes por el Estado y la Junta de Andalucía

Otra de las líneas básicas de actuación propuesta por D. Domingo Olazábal, fue la adquisición por parte del Estado de las 10.629 Ha. de monte adjudicadas a la Casa Ducal, tras la Refundición de Dominios, en el Término Municipal de Vélez Blanco. Esta propuesta respondía a las conclusiones del Consejo de Gobierno de abril de 1.893, recogidas en la Real Orden del Ministerio de Fomente de 17 de junio de 1.893(24).

En estos cien años se han adquirido 11.939 Ha., 3.010 en el Término Municipal de María y 8.929 Ha. en el de Vélez Blanco. La adquisición de montes no ha mantenido un ritmo constante a lo largo del período. Por décadas se presentan dos máximos, uno en los años cuarenta cuando se adquirieron 4.426 Ha. y el otro en los setenta que constituye el máximo absoluto con 4.837 Ha, entre ambas se adquirió el 77'58 % de la superficie total.

En sentido contrario hay que destacar que en los últimos veinte años la superficie adquirida no alcanzó las 850 Ha., y a partir de 1.991 no se ha adquirido ninguna propiedad. Entendemos que esta tendencia hay que modificarla pues no se debe a la carencia de ofertas, si no más bien a la carencia de dotaciones presupuestarias para este concepto.

La modificación de esta tendencia no es una opinión exclusiva; el Plan Forestal, aprobado el 15 de noviembre de 1.987 por el Parlamento de Andalucía, proponía para un período de vigencia, sesenta, la adquisición de 1.438.000 Ha. forestales con una inversión prevista de 1.897 millones de pesetas anuales. Esta inversión anual se justificaba "... la baja rentabilidad económica que, en general, tienen los productos forestales, por lo que los propietarios no realizan las inversiones necesarias para la conservación de los bosques o la restauración de los montes desarbolados".

"... los múltiples beneficios que prestan los montes, algunos de carácter mediato que no benefician directamente al propietario si no al conjunto de la sociedad hace indispensable que la Administración intervenga con el fin de que los montes cumplan la función social que les corresponde".

Otro aspecto que apoya la adquisición de montes es el número de incendios que se inician en montes patrimoniales de la Junta de Andalucía y en montes de particulares u otros montes públicos. Los datos relativos demuestran que en los primeros el número de incendios que se inician es muchísimo menor.

Para finalizar este punto querríamos reincidir sobre las reforestaciones en terrenos agrícolas. Por muy bajo que sea el porcentaje aportado por la Comunidad Autónoma a la cuantía total de las subvenciones y para la situación paradójica comentada anteriormente, ¿no hubiera sido mucho más lógico adquirir por la administración, en una o varias anualidades con cargo a la subvención, el terreno que se roturó para implantar almendros permitiendo a este propietario comprar el terreno agrícola que se reforestó?

· Deslindes y amojonamientos

Otra de las actuaciones impuestas por el Real Decreto de 21 de septiembre de 1.900 fue la consolidación de la propiedad pública, mediante el deslinde y el amojonamiento de los montes de los pueblos.

Durante estos cien años la superficie deslindada en ambos términos fue de 19.242 Ha. que representan aproximadamente el 67% de los montes públicos de María y Vélez Blanco. La superficie amojonada es de unas 9.075 Ha., es decir, un 34% de la cabida total de los montes públicos.

Estas actuaciones que permiten delimitar sobre el terreno la superficie pública, evitando ocupaciones y malentendidos respecto de la pertenencia del monte, no se han vuelto a ejecutar en la comarca desde mediados de la década de los setenta.

La legislación forestal establece medidas preventivas para la protección de la propiedad pública, por ejemplo la necesidad de informe del organismo forestal para la escrituración en el Registro de la Propiedad de fincas colindantes con montes de Utilidad Pública, o bien, la obligación del particular colindante de solicitar, a su coste, el deslinde parcial de la finca con el monte, en caso de duda, sobre límite. Aún con estas medidas preventivas, entendemos que la Administración, de oficio, debiera, como mínimo, deslindar los montes (delimitar la superficie pública) y con carácter de urgencia, por la reciente revalorización del suelo rural no urbanizable provocado por las subvenciones de la Unión Europea.

 

LOS BENEFICIOS

Los montes producen dos tipos de beneficios, los directos y los indirectos. Los primeros son aquellos que originan rentas económicamente cuantificables a sus propietarios, como resultado del disfrute de los aprovechamientos. Los beneficios indirectos, por el contrario, suelen ser difícilmente cuantificables y el principal beneficiario es la sociedad en su conjunto.

Un monte tiene carácter protector cuando la protección del suelo, la fauna, la mejora del paisaje, de la calidad del agua, o del aire, limitan la obtención de rentas económicamente cuantificables. Es decir, cuando sus beneficios indirectos condicionan los directos, o mejor dicho, cuando las características singulares del monte permiten a la sociedad, en aras del bien público, condicionar su aprovechamiento a la conservación de estas singularidades y consiguiéntemente las rentas del propietario.

En este apartado vamos a pasar revista a los beneficios, tanto directos como indirectos, proporcionados por los montes velezanos tras la restauración de su cubierta vegetal.

 

· Los beneficios directos.

Desde el primer momento los aprovechamientos de estos montes protectores se regularon tanto en su cuantía como en su forma de ejecución, permitiendo la restauración paulatina de ciertas áreas y el ingreso de recursos económicos en las arcas municipales.

Hasta el año 1.958 los aprovechamientos principales de estos montes eran el esparto, los pastos, las aromáticas y las leñas.

Sesenta años después de finalizarse la "Memoria sobre la Refundición de Dominios", se redactaba el "Proyecto de Ordenación del Grupo de Montes Mancomunados de Vélez Blanco y Vélez Rubio". Mediante este proyecto y sus posteriores revisiones se procedió a la ordenación de los aprovechamientos forestales, considerándose como principal el maderero, a partir del vuelo creado por las actuaciones de restauración. Es decir, se ordena la faceta productiva del monte, limitada siempre por el carácter protector definido en 1.898.

El Proyecto de Ordenación se redactó para una superficie total de 7.372'345 Ha., de las que 4.014'71 Ha. estaban pobladas y 3.357'63 eran rasas, distribuidas en cuatro cuarteles: Coto de Montalviche, Almohallas, Gabar y Cueva Ambrosio.

En 1.973 se redacta la 1ª Revisión al Proyecto de Ordenación en la que se incluyen dos nuevos cuarteles: Los Valencianos y la superficie no arbolada de todos los cuarteles, cuarteles E y F respectivamente. La superficie a ordenar se incrementó hasta las 8.846'92 Ha., distribuidas en 4.878'11 Ha. arboladas, 3.892'18 Ha. no arboladas y 76'63 inforestales.

En 1.991 se termina de redactar la 2ª Revisión al Proyecto de Ordenación.

Para el aprovechamiento principal el Proyecto proponía la ordenación como masa irregular, mediante cortas de entresaca regularizada, estableciendo una edad de madurez de 80 años, que correspondía a un diámetro normal de los árboles de 30 cm. La Primera Revisión propuso la transformación de la masa irregular en regular mediante la aplicación del método de tramos periódicos por cortas a hecho en pequeños bosquetes. La transformación se basaba en la dificultad de la regeneración natural bajo la forma principal de masa irregular. Posteriormente en la Segunda Revisión se volvió a transformar la forma principal de la masa tendiendo hacia una masa semirregular, por la aplicación del método de ordenación del tramo móvil en regeneración, utilizado en Francia bajo el nombre del Cuartel Azul, para las masas de montaña de difícil regeneración. La transformación se basó en la imposibilidad práctica de ejecutar las cortas propuestas en la Primera Revisión, que degeneraron hacia cortas a hecho a partir de un diámetro determinado. En esta Segunda Revisión se estableció un tratamiento híbrido entre las cortas a hecho y las de clareo sucesivo uniforme, con el fin de adaptarlas a la heterogeneidad del medio y a la multiplicidad de funciones que realizan los montes.

En los años de vigencia de la Ordenación, los tratamientos de los montes se han ido adaptado a los criterios de una gestión coyuntural, impuesta, en muchos casos, por las demandas sociales. Pero esta gestión coyuntural en los montes velezanos ha estado siempre condicionada por el carácter protector de los montes, permitiendo que cualquier actuación se haya integrado en una planificación más amplia, de forma, que nunca se ha comprometido el futuro de las formaciones arbóreas y siempre se ha mejorado la situación inicial.

En el cuadro nº 1 se recoge la evolución de la formación arbórea de los montes en ordenación del Término Municipal de Vélez Blanco, obtenido por la comparación de inventarios realizados para la redacción del Proyecto de Ordenación y sus posteriores revisiones (1.958, 1.973 y 1.986).

A simple vista se aprecia el incremento en el número total de árboles, incremento producido en todas las clases diamétricas, excepto en la de mayor diámetro por las directrices establecidas en la propia Ordenación.

Los tratamientos propuestos en la Ordenación y en sus revisiones, además de mejorar cuantitatívamente y cualitatívamente la masa arbórea, han producido rentas a los ayuntamientos propietarios de los montes.

Los ingresos totales producidos por los aprovechamientos forestales en el período 1.958-1.986, ambos inclusive ascendieron a 31.748.903 ptas, es decir, una renta anual media de 1.094.750 ptas.

De la importancia de los beneficios directos en la década de los sesenta, valga como ejemplo, la posibilidad de los ayuntamientos para contratar a 8 peones durante todo el año, con los ingresos producidos por los montes. Otro ejemplo son las inversiones realizadas con el Fondo de Mejoras (el 10% y a partir de 1.966 el 15% de los ingresos totales a reinvertir en los montes) en el período 1.958-1.973, durante el cual con este fondo se adquirieron 22'4 Ha. de enclavados en los montes, se construyeron tres aljibes de 50 m3 cada uno, la línea telefónica Vélez Blanco-Gabar-Cueva Ambrosio-Los Valencianos, para la mejora de la red de detección de incendios, se construyeron también 4 km. de camino y arreglaron 9'5 km., se repoblaron 10 Ha. y se realizaron tratamientos selvícolas en 40 Ha.

 

CUADRO Nº 1: EVOLUCIÓN DE LA FORMACIÓN ARBÓREA DE LOS MONTES EN ORDENACIÓN

 

 

 

 

NÚMERO DE PIES

 

CRECIMIENTOS (m3)

 

 

 

Nº PIES NO MÉTRICOS

 

20-30

 

30-40

 

40-50

 

50-60

 

>60

 

TOTAL PIES MÉTRICOS

 

ORDENACIÓN

 

 

 

675066

 

179855

 

49567

 

10840

 

2029

 

1012

 

243303

 

1065000

 

1ª REVISIÓN

 

819495

 

245292

 

56888

 

9768

 

1552

 

234

 

313734

 

1085838

 

2ª REVISIÓN

 

1698975

 

242715

 

71363

 

11448

 

1144

 

381

 

327051

 

1333882

 

 

 

Estos ejemplos dan idea del valor de los productos forestales en el mercado, que por cierto no era bajo para el nivel de vida de ese período.

 

La evolución de los aprovechamientos forestales en el período 1.958-1.986 es muy significativo, si con anterioridad al Proyecto de Ordenación los principales aprovechamientos de estos montes eran: el esparto, los pastos, las aromáticas y las leñas; tras la Ordenación se incorpora el aprovechamiento maderero, como principal, contemplándose los otros aprovechamientos como secundarios. En la Primera Revisión se introduce un nuevo aprovechamiento, el cinegético, y en la Segunda la explotación de recursos mineros.

En los cuadros nº 2 y nº 3 se recoge la relación y cuantificación de los aprovechamientos en del período 1.958-1.986, dividido en dos subperíodos de 1.958-1.973 (cuadro nº2), correspondiente al período de vigencia de la Ordenación y el subperíodo 1.973-1.986 (cuadro nº3) que se corresponde con la vigencia de la Primera Revisión.

 

CUADRO Nº 2: 1.958-1.973

 

 

Aprovechamientos

 

Cuantía

anual

 

Precio unitario

medio

 

Nº años

 

Total

 

 

Maderas

 

nº pies

 

2.039

 

416 ptas/m3

 

16

 

5.441.758

 

m3

 

817'6

 

Pastos (nº cabezas)

 

6.000

 

11'4 ptas/cabeza

 

16

 

1.096.074

 

Aromáticas (Qm)

 

2.217

 

36'6 ptas/Qm

 

16

 

1.297.236

 

Esparto (Qm)

 

2.000

 

20'6 ptas/Qm

 

4

 

165.000

 

Caza (escop/año)

 

55

 

185 ptas/escop.

 

5

 

50.984

 

Canteras (m3)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Total período ...........................................................................

Media Anual ...........................................................................

 

8.051.052

 

503.191

 

CUADRO Nº 3: 1.974-1.986

 

Aprovechamientos

 

Cuantía

anual

 

Precio unitario

medio

 

Nº años

 

Total

 

 

Maderas

 

nº pies

 

4.501

 

836 ptas/m3

 

13

 

12997618

 

m3

 

1.196

 

Pastos (nº cabezas)

 

8.038

 

25 ptas/cabeza

 

13

 

2.685.092

 

Aromáticas (Qm)

 

2.064

 

21 ptas/Qm

 

4

 

170.520

 

Esparto (Qm)

 

------

 

------------

 

----

 

-------

 

Caza (escop/año)

 

8.846'92

 

68 ptas/escop.

 

13

 

7.824.521

 

Canteras (m3)

 

100

 

67

 

3

 

20.100

 

Total período ...........................................................................

Media Anual ............................................................................

 

23.697.851

 

1.822.912

 

A simple vista se observa que el aprovechamiento principal durante todo el período (1.958-1.986) fue el aprovechamiento maderero. Desde el punto de vista evolutivo el mayor interés se centra en los aprovechamientos secundarios, que pasamos a analizar.

 

El esparto había sido un aprovechamiento tradicional de la comarca, cuyas rentas no eran despreciables, según se deduce de la importancia que se le otorga en las Escrituras de Concordia de 1.870 y 1.876. En el subperíodo 1.958-1.973 este aprovechamiento se redujo en un 24% respecto a las estimaciones recogidas en el Proyecto de Ordenación, con el agravante, además, de la reducción del precio del quintal métrico, que disminuye de 100 a 20'6 ptas. Únicamente se disfrutó durante cuatro años, desapareciendo prácticamente en el año 1.962 por la carencia de licitadores en las subastas y sólo en 1.967 se volvió a disfrutar este aprovechamiento.

 

La recolección de aromáticas, que junto al esparto y los pastos había sido tradicional en la comarca inició un descenso en el segundo subperíodo (1.974-1.986). Si en el primero era el aprovechamiento, que tras el maderero, aportaba la mayor cuantía de las rentas, en la década de los setenta y mediados de los ochenta pasó a la última posición con el agravante de la disminución del precio medio anual en el segundo subperíodo.

El aprovechamiento de pastos se mantuvo prácticamente estable durante el período y el incremento en cuanto a la cuantía de las rentas se debe más al aumento del número de cabezas de ganado pastantes que al precio unitario.

En sentido contrario se puede constatar como a lo largo del período las actividades de ocio en el medio natural, representadas por la caza, van tomando mayor importancia. Este aprovechamiento, no contemplado en el Proyecto de Ordenación, se inició a finales del primer subperíodo, pasando a ocupar la segunda posición, en cuanto a rentas aportadas, durante el segundo. La importancia de este aprovechamiento hasta nuestros días ha ido incrementándose, siendo actualmente el que mayores beneficios directos produce en los montes velezanos. El precio de la hectárea arrendada para la constitución de cotos se ha elevado desde 1.986 a 1.997 en 324 ptas, lo que supone un incremento de 377% respecto al precio de 1.986.

Para finalizar con esta descripción de la evolución de los aprovechamientos hemos dejado al que hasta hace muy poco tiempo podía considerarse como el principal en cuanto a rentas, el aprovechamiento maderero. A partir de 1.991 se paralizaron las cortas en los montes velezanos, la razón para la paralización de estas cortas fue un criterio técnico de conservación, frente a las necesidades de los licitadores para el desarrollo de los aprovechamientos: cortas a hecho a partir de un diámetro determinado, no retirar del monte los residuos producidos por las cortas, y acumulación en una sola corta la superficie de aprovechamiento correspondiente a los tres años anteriores. Las necesidades esgrimidas por los licitadores respondían exclusivamente a la falta de rentabilidad económica del aprovechamiento bajo otras condiciones de ejecución. Para entender esta postura debemos indicar que de los pinos españoles, la madera de pino carrasco es la de menor valor comercial, a lo que habría que añadir que excepto en el Coto de Montalviche y el Gabar, los árboles de grandes diámetros sufren pudriciones, hecho que restringe su utilización a la industria de cajerío. Industria que paulatinamente ha ido sustituyendo la madera por otros materiales, provocando la disminución de su precio en el mercado y consiguientemente en pie.

La evolución de los aprovechamientos forestales está regida por condicionantes económicos, en donde las características del mercado y el precio de los productos en el monte repercuten en el disfrute de los aprovechamientos.

El precio de los productos forestales en el monte es un precio residual, se obtiene por la diferencia entre el precio del producto en el mercado menos los costes de transporte y obtención, y el beneficio del adjudicatario del aprovechamiento.

Es difícil establecer cual de los dos factores, las características del mercado o el precio residual de los productos forestales, tuvo una mayor influencia en la evolución de los aprovechamientos. Lo cierto es que la revalorización de estos productos fue menor que el incremento de los costes necesarios para ponerlos a disposición del mercado.

El medio físico de esta comarca no sólo condiciona la productividad de los montes, si no que además impone su carácter protector y obliga a disfrutes muy cuidadosos que deben ejecutarse con un amplio porcentaje de mano de obra.

 

El incremento del coste del jornal fue tan elevado entre los dos subperíodos considerados, que estimamos fue el factor con mayor influencia en la evolución de los aprovechamientos. En el caso concreto de la madera, en la que el precio del mercado fue lo suficientemente elevado para absorber, en parte, el incremento del coste del jornal, su aportación relativa a la cuantía total de las rentas disminuyó del primer al segundo subperíodo en un 12'6%. Siendo muy significativo además el descenso de otros aprovechamientos como las aromáticas, que necesitan para su disfrute un elevado número de jornales.

El otro factor que ha influido decisivamente en la evolución de los aprovechamientos, ha sido el valor de los productos forestales en el mercado. El cierre de centros de transformación junto con la sustitución por otros productos más baratos y con mejores prestaciones, han sido la causa de desaparición de aprovechamientos como, por ejemplo, esparto y leñas.

En cualquier caso el mercado de los productos forestales tiene unas características propias que los diferencian del resto de los productos agrarios. De entrada es un mercado libre, en el que el precio del producto depende exclusivamente de la ley de la oferta y la demanda, pero además, es un mercado en el que la demanda está muy concentrada a nivel nacional y la oferta muy dispersa. Si a estas dos características les unimos el precio residual de los productos en el monte, se comprende fácilmente que los compradores, menores en número y más organizados, juegan siempre con ventaja respecto a los vendedores, imponiendo los precios de los productos en función de sus stocks de materias primas y de productos manufacturados.

Como ejemplo de las fluctuaciones del precio de la madera en el mercado, indicar que en el mes de mayo de 1.996, se adjudicaron dos aprovechamientos extraordinarios, consecuencia de la ejecución de tratamientos selvícolas. Una vez cortados, despuntados, desramados y sacados a borde de pista los pies, se adjudicaron los aprovechamientos por un precio unitario del m3 de 800 ptas y 660 ptas para la madera de Sierra Larga y de la Dehesa respectivamente. Precio que suponía una reducción de 36 y 176 ptas, respecto del precio unitario medio de la madera en pie para el subperíodo 74/86. La causa principal de la reducción del precio, aún habiéndose ejecutado las operaciones de mayor coste del aprovechamiento, es decir, sin la repercusión de los jornales, era el exceso de oferta existente en el mercado como consecuencia de la extracción de la madera de las áreas incendiadas a nivel nacional en el verano de 1.994.

Este análisis de la evolución de los aprovechamientos y del valor de los productos prevé un panorama poco halagüeño para los propietarios, públicos o privados, de los montes protectores en donde únicamente el aprovechamiento cinegético y ganadero generarán rentas en un futuro próximo.

Entendemos que la sociedad, que al fin y al cabo es la mayor beneficiaria de la existencia de estos montes, debe ser consciente de ello y propiciar que el propietario, público o privado, obtenga, en justicia, una renta económica del beneficio social que su propiedad genera.

Al tratar de los beneficios indirectos, se señalará la importancia de las rentas indirectas obtenidas de los montes, rentas que elevan el nivel de vida de los pueblos y que podrían considerarse como directas para los montes públicos de los Ayuntamientos. Sin embargo, éste no es un criterio que pueda ser aplicable en los montes protectores de particulares.

Exponemos a continuación una serie de propuestas dirigidas a la resolución del problema de los beneficios directos en este tipo de monte.

La primera, lógicamente, es la adquisición por la Comunidad Autónoma de los montes privados de carácter protector. Aunque la carencia de financiación posterior dificulte su restauración, entendemos que una adecuada planificación de sus escasos aprovechamientos permitirá una paulatina regeneración de la cubierta vegetal, mejorando en cualquier caso los efectos de su función protectora, planificación que difícilmente el propietario llevaría a cabo.

Otra línea sería dispersar la demanda creando pequeños centros de transformación ligados a comarcas forestales, o bien, la búsqueda de nuevos mercados en los que los productos compitieran con ventaja. Para ello es necesario un proceso serio de investigación de las características de estos productos y de sus posibilidades respecto a otros ya existentes.

En esta misma línea y tras la investigación es necesario la clasificación por calidades para los diferentes usos de los productos, lo que influirá positivamente en su revalorización.

La línea sobre la que debiera actuarse con mayor urgencia es la regulación del mercado de los productos forestales. Al igual que otros productos del sector agrario entendemos que los forestales debieran estar subvencionados, en especial, en aquellas áreas en las que el medio físico no sólo condiciona la productividad, sino que impone el carácter protector de los montes y obliga a tratamientos muy cuidadosos.

Debieran adoptarse además otras medidas como el establecimiento de precios mínimos de los productos, que regularan las alteraciones producidas por la oferta y la demanda. Oferta que en muchos casos se ve sobredimensionada como consecuencia de los incendios forestales. Tras los incendios técnicamente es necesario retirar cuanto antes los árboles quemados, cuyo precio disminuye por la ley del mercado y sin embargo mantienen un alto porcentaje de sus características mecánicas, físicas y químicas que les hace útiles para diferentes usos.

El incrementar el valor añadido de los productos forestales es otra de las líneas en la que basar la solución de los problemas. Ahora bien, para el caso concreto de la madera, las nuevas propuestas existentes en otros países para el "control de la producción ecológica" no son suficientes en el caso concreto de los montes protectores de la vertiente mediterránea. Tal y como se ha planteado (el consumidor ambientalmente educado, pagaría más ante la certeza de que la formación boscosa de la que procede la madera queda asegurada), insistimos, no es suficiente. Varias son las razones: primero, el sello "de calidad ecológica" estaría presente en las maderas de los montes velezanos desde 1.958; segundo, por las aplicaciones prácticas de las maderas, nadie pagaría el sello de "calidad ecológica" para la fabricación de cajas destinadas al transporte; tercero, porque en los montes protectores no es sólo el valor intrínseco de la madera y la conservación de la formación boscosa, sino algo más, los valores de protección del suelo, la fauna, el embellecimiento del paisaje, etc., si en un futuro se encontrara un mercado en el que el "sello" fuese un atractivo para el producto fabricado habría que dar un paso más y señalar slongans como "la madera de este parque se obtuvo del tronco de un árbol que durante la vida retuvo tres metros cúbicos de suelo", o bien, "las manchas oscuras de estos tablones responden a inicios de pudrición del árbol, pues fue apeado justo antes de su muerte, a la edad de cien años, ya que durante más de cuarenta sostuvo entre sus ramas un nido de águila calzada".

¿Cuántas personas estarían dispuestas a pagar más por las funciones protectoras que han desarrollado estos árboles? ¿Estaríamos dispuestos a pagar al propietario de una formación boscosa por cada nido de azor, águila culebrera, calzada, ratonera, gavilán, piquituerto, etc., todas ellas especies catalogadas como de interés especial? ¿Hasta dónde llega la concienciación ambiental de nuestra sociedad?

· Los beneficios indirectos

Coincidiendo con el declive de los aprovechamientos forestales tradicionales y con el incremento de las actividades de ocio en el medio natural, se declara el Parque Natural Sierra de María-Los Vélez, el 30 de septiembre de 1.987.

En gran medida la declaración de este espacio natural como protegido, puede considerarse como el reconocimiento de la sociedad actual a la labor desarrollada en los montes velezanos durante el siglo XX. Desde su inicios agrupó a montes que habían sido objeto de restauración de la cubierta vegetal: Umbría de la Virgen, Perentín, Los Maimones, Hoya de las Yeguas, etc. Posteriormente con las sucesivas ampliaciones se fueron incorporando más montes: el Coto de Montalviche, el Gabar, Sierra Larga, las Muelas, los Cerros Gordos, etc.

La declaración los reconoce como ecosistemas que albergan una amplia comunidad de vertebrados en un claro proceso de recuperación, resaltando, además, su importancia como área de recreo, esparcimiento e idoneidad para la realización de actividades de educación ambiental.

 

La ordenación de los recursos naturales del Parque, se enfoca desde una perspectiva global: a nivel de recurso, a nivel de área y a nivel de actividad, y con un carácter integral, englobando a terrenos agrícolas y forestales, única forma de poder ordenar recursos tan apreciados como la fauna o el paisaje.

En esta ordenación, superior a la forestal, los montes se integran como un elemento más, pero con un indudable peso específico, ya que son el medio en el que se desarrollan las singularidades florísticas y faunísticas del Espacio Protegido, siendo lógico, por tanto, que la zonificación territorial del Parque les asigne las mayores categorías de protección: Áreas de Reserva y Formaciones Boscosas.

La creciente concienciación ambiental de la sociedad actual, ha revalorizado aún más el carácter protector de estos terrenos forestales. Si las áreas arboladas protegen el suelo, interfieren positivamente en la regulación del ciclo hidrológico, en la calidad del aire, embellecen el paisaje y son el hábitat de numerosas especies de vertebrados incluidas en el Catálogo de Especies Amenazadas, "los rasos", las áreas desarboladas de las altas sierras, se han revalorizado por la presencia de taxones endémicos de la flora y fauna mundial.

En el Parque, la revalorización de estos terrenos se pone de manifiesto al considerar que ocho de los objetivos específicos, de los diecinueve establecidos en el PORN, se refieran exclusivamente a los terrenos o actuaciones forestales, teniendo éstos, además, un papel preponderante en la ordenación del aprovechamiento ganadero, en la protección de la fauna silvestre, en la ordenación de la actividad cinegética y en la ordenación de las actividades turístico-recreativas.

La ordenación sectorial de los montes, deberá recoger la multiplicidad de funciones que cumplen actualmente, y bajo la esencia de su carácter protector, interrelacionarlas, a su vez, con los objetivos específicos en los que los montes tienen un papel predominante.

Actualmente la planificación y diseño de las actuaciones forestales y la regulación de actividades se basan en las matrices de interrelación de objetivos, con un doble fin: detectar, a qué objetivo se le provocan impactos negativos estableciendo medidas correctoras, y diseñar las actuaciones de forma que sean eficaces en el cumplimiento de varios objetivos. Como ejemplo señalar: la construcción de áreas cortafuegos, cuyo diseño ha reducido el impacto negativo sobre el paisaje y ha incidido positivamente respecto a la fauna; la construcción de fajas auxiliares, paralelas a las infraestructura viaria, está favoreciendo, en ciertas áreas, la regeneración natural de arbustos caducifolios dominados anteriormente por la densa cubierta del encinar supramediterráneo; los tratamientos selvícolas efectuados en las formaciones boscosas, que además de perseguir su conservación mediante la apertura de huecos que favorezcan la regeneración natural, han mejorado la resistencia intrínseca de la formación a los incendios, han favorecido el desarrollo del sotobosque y revalorizado su valor cinegético, al posibilitar prácticas de mayor valor añadido, como el rececho.

Otras actuaciones, como la construcción del cerramiento y mejora de los accesos a la "Cueva de los Letreros", además de revalorizar este yacimiento arqueológico, y posibilitar un mayor número de visitas, han producido un incremento considerable en las poblaciones de los taxones endémicos de la flora presentes en la zona.

Al tratar de los beneficios directos de los montes velezanos, de su evolución y problemática, hemos señalado que únicamente el aprovechamiento de pastos y el cinegético, producían rentas cuantificables para los propietarios de los montes.

Ahora bien los montes velezanos, y en concreto el Parque Natural producen otro tipo de rentas, indirectas, que aún no recayendo directamente sobre el propietario del monte, si recaen sobre los habitantes de la comarca elevando el nivel de vida de los pueblos y que por tanto pueden considerarse como directas para los montes públicos de los Ayuntamientos.

En las rentas indirectas podrían identificarse dos tipos: las ligadas directamente a las actuaciones de conservación y aquellas otras, íntimamente relacionadas con las actividades turístico-recreativas, al constituirse el Parque como un polo de atracción del visitante. Respecto a estas últimas es extremadamente difícil determinar el porcentaje de participación que, en la cuantía total de las rentas, le corresponde al atractivo del Parque y qué porcentaje le corresponde a la calidad de los servicios utilizados por el visitante. Esta dificultad representa, al fin y al cabo, el grado de integración del Espacio Protegido en el sector servicios. En cualquier caso, creemos que debieran iniciarse los estudios necesarios para conocer el "valor" de este atractivo y su influencia en el desarrollo comarcal. En su carencia y como índice cualitativo podríamos adoptar la evolución creciente del sector servicios en la comarca y la apreciación de este sector hacia el protagonismo del Parque como dinamizador de este crecimiento.

Este tipo de rentas ligadas al atractivo del Parque pueden incrementarse aún más en la comarca de Los Vélez. Una línea aún no desarrollada es la mejora de la comercialización de los productos manufacturados en la comarca, mediante la utilización de la denominación y anagrama del Parque de acuerdo con una producción artesanal, ecológica o de calidad.

Otra mejora en la comercialización podría ser la venta directa productor-consumidor (visitante), de los productos típicos de la comarca.

Otra línea que consideramos básica y que puede contribuir en gran medida a la producción de rentas indirectas, es el desarrollo de actividades guiadas en el medio natural. Además de la producción de rentas, mejoran la educación ambiental del visitante y están directamente ligadas a la conservación, pues apoyan la regulación del uso público en el Parque Natural; en este sentido es absolutamente necesaria la formación de guías cuya cualificación debiera estar respaldada por la Administración, pues la imagen de este Espacio está en sus manos.

El otro tipo de rentas indirectas están directamente ligadas al desarrollo de las actuaciones de conservación del medio natural. Este tipo de renta es perfectamente cuantificable y puede considerarse como "tradicional", pues la contratación de mano de obra agrícola para la ejecución de estas actuaciones se ha venido realizando desde comienzos de este siglo. En el año 1.996 las inversiones en actuaciones de conservación ascendieron a 91.000.000, actuaciones que revalorizaron el capital que tan buenos beneficios reporta a la sociedad. Pero estas inversiones tienen también otro sentido, pues pueden ser consideradas como pago, a los ayuntamientos, por la conservación de los montes protectores, ya que a su vez generaron unos 14.000 jornales, o bien, la contratación de 38 obreros durante todo el año, constituyéndose ese año en la mayor empresa de la comarca.

Creemos que la gestión del medio natural, esté o no protegido, debiera enfocarse desde una ordenación global integral de los recursos naturales. Señalando, para finalizar, alguno de los principales obstáculos que pueden producirse en el desarrollo de esta gestión.

La carencia de un investigación planificada y orientada al conocimiento del funcionamiento general del ecosistema, que permita una evaluación más certera de los impuestos y los "costes" futuros de la gestión actual.

Otro obstáculo puede ser una estructura administrativa basada en la especialización funcional y no territorial. La administración ambiental debiera estructurarse adecuadamente conjugando dos aspectos fundamentales en la organización, territorio y especialización. Entendemos que la estructura óptima estaría establecida por la existencia de un equipo de especialistas en apoyo a la gestión de cada territorio.

Este tipo de organización parece utópica, pero no por ello debe ser desechada, sino más bien mantenerla orientativa y tender hacia un modelo intermedio que reduciendo los costes mejore el conocimiento del territorio que se gestiona, "tanto a nivel del paisaje como del paisanaje".

La multiplicidad de funciones que cumple actualmente el medio natural junto con la ordenación integral de sus recursos naturales, afectan al ámbito competencial de distintos organismos públicos y exige el máximo esfuerzo en coordinación administrativa, evitando la descordinación a cualquier nivel.

Por último reseñar nuevamente la importancia de las rentas indirectas en la conservación de los montes de carácter protector y la necesidad de incrementarlas en las comarcas rurales desfavorecidas de nuestra provincia.

 

BIBLIOGRAFÍA

Baver, E.; (1.980) Los montes de España en la Historia. Ministerio de Agricultura.

Sánchez Picón, A.; Ed. (1.996) Historia y Medio Ambiente en el Territorio Almeriense. UAL Servicio de Publicaciones.

Revista Velezana (1.996) nº 15. Ayuntamiento de Vélez Rubio.

Olazábal, D.; (1.898) Memoria sobre la Refundición de Dominios

Ordenación de los montes de Vélez Blanco y Vélez Rubio (1.958).

Primera Revisión de la Ordenación de los montes de Vélez Blanco y Vélez Rubio (1.973).

Segunda Revisión de la Ordenación de los montes de Vélez Blanco y Vélez Rubio (1.991).

Mesón, M.; Montoya M.; (1.993) Servicultura Mediterránea. Ediciones Mundi-Prensa.

 

NOTAS:

(1) Autor de "Los Montes Velezanos en el siglo XVI", artículo publicado en "Historia y Medio Ambiente en el Territorio Almeriense".
(2) "Viaje Naturalista Simón de Rojas Clemente al Reino de Granada: La Comarca de Los Vélez (29 de mayo - 21 de junio de 1805)"; Antonio Guillén López; Revista Velezana.
(3) "Memoria sobre la Refundición de Dominios en los Montes de María y Vélez Blanco, Provincia de María". D. Domingo Olazábal; en adelante M.R.D..
(4) De despensa agrícola a recurso turístico. Evolución y transformación del monte velezano (S.XVI-XX). J. D. Lentisco Puche.
(5) M.R.D.
(6) Ref. Domingo Olazábal. Olivación: consistía en la corta de prácticamente todas las ramas excepto el final de la copa. Señalar que en las "Ordenanzas de montes, riegos, colmenas..." de 10 de marzo de 1.591, este tratamiento se proponía como adecuado para "cortar" pinos y sabinas: "... en lo que toca a los pinos, así sargaleños, como pino carrasco se pueden cortar las ramas dellos dejando en el pino la cima que se llama el brión y otras dos ramas más gruesas y juntas a la dicha cima...".
(7) Los montes velezanos a finales del siglo XIX. J.D. Lentisco Puche.
(8) Se refiere a la Memoria para la Refundición de Dominios.
(9), (10) M.R.D.
(11), (12), (13),(14), (15) M.R.D.
(16) Las causas de la deforestación en el Siglo XVI, se han extraido del artículo: " Los montes de Los Vélez en el Siglo XVI"; Francisco Andújar Castillo.
(17), (18) M.R.D.
(19) La memoria sobre la Refundición de Dominios de los montes de María y Vélez Blanco, se redactó según las disposiciones de la Real Orden del Ministerio de Fomento de 17 de junio de 1.893, que recogía las conclusiones del Consejo de Gobierno de abril de 1.893, en las que se establecía:
- La incompatibilidad de los derechos de aprovechamientos de los pueblos con la conservación del arbolado, ordenando la inscripción urgente de un expediente para la división de los montes.
- La conveniencia de instruir un expediente para ver la utilidad de la adquisición por el Estado de los montes que quedaran de propiedad absoluta del Marqués, con el fin de evitar que la libertad del dominio particular perjudicara la conservación.
(20) El Real Decreto declara: de la absoluta propiedad y dominio de Vélez Rubio y Vélez Blanco mancomunadamente, 14.852'32 Ha., con un valor de 392.061 ptas, y de la Casa Ducal 10.122'56 Ha. valoradas en 386.363 ptas, en el Término Municipal de Vélez Blanco; de la absoluta propiedad y dominio del pueblo de María 4.094'12 Ha. con un valor de 163.858 ptas y de la Casa Ducal 1.061'85 Ha. en el Término de María valoradas en 61.636 ptas.
(21) M.R.D.
(22), (23) Del texto de "Refutación al artículo publicado en La Independencia de Almería el 15 de junio pasado". 26 de julio de 1.912.
(24) Las dispossiciones contenidas en la Real Orden se indicaron en la llamada (19).