ENCUENTRO MEDIOAMBIENTAL ALMERIENSE: EN BUSCA DE SOLUCIONES

GESTIÓN DEL MEDIO NATURAL BARRA DE EXPLORACIÓN

PONENCIA MARCO

RESTAURACIÓN DE LOS ESPACIOS FORESTALES DE ALMERIA

Estanislao de Simón Navarrete

Doctor Ingeniero de Montes. Centro de Investigación y Formación Agraria de Granada.

Inmaculada Bocio Peralta

Bióloga. Centro de Investigación y Formación Agraria de Granada.

 

ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN ACTUAL DE LA VEGETACIÓN Y SU POSIBLE RESTAURACIÓN :

La destrucción de la vegetación forestal en buena parte de la provincia de Almería, ha ocasionado su sustitución por otra de menor calidad biológica produciendo un deterioro progresivo, y a veces irreversible, de los ecosistemas y de su entorno.

Cuando el agente que produce la regresión del sistema forestal deja de intervenir, la vegetación puede recuperarse y evolucionar hacia los niveles de madurez que permita su estado y los recursos del suelo, pero esta recuperación es inalcanzable, cuando se produce una reducción progresiva del potencial biológico del suelo y han aparecido procesos de desertificación.

La pérdida de la vegetación ha ocasionado procesos de erosión acelerada en toda la provincia y la desaparición del ecoclima que crea la vegetación arbórea, estableciéndose un microclima a nivel del suelo más seco, con lo que difícilmente se podrá recuperar de forma espontánea la vegetación original. En estas situaciones de intensa degradación para restaurar la vegetación es necesaria la repoblación para instalar las especies, arbóreas o de matorral, más frugales y heliófilas que puedan establecerse en suelos erosionados y posibiliten la evolución progresiva de la vegetación.

En las zonas forestales de la provincia donde la vegetación está en una fase de regresión avanzada la progresión natural de la vegetación presenta tan severas dificultades que no es posible su restauración en los períodos de tiempo que el hombre necesita manejar. En estos casos la repoblación es el único camino para conseguir la reconstrucción de la vegetación.

Asimismo, en las zonas mediterráneas semiáridas, como es la provincia de Almería, las repoblaciones son las actuaciones más eficaces para restaurar los ecosistemas forestales degradados.

La restauración es un proceso que comienza con la instalación de una nueva vegetación lo que genera, a su vez, procesos edáficos, hidrológicos y biológicos muy complejos que es necesario tener presente y considerar para el establecimiento de la repoblación y para la posterior gestión de la vegetación repoblada. Para que la repoblación pueda integrarse en el medio biofísico, como uno de sus componentes básicos, tiene que identificarse con las condiciones ecológicas, hidrológicas, biológicas y silvícolas del medio y de su entorno; y para que pueda permanecer tiene que realizarse considerando las condiciones sociales y económicas de las poblaciones rurales.

La repoblación debe favorecer la evolución progresiva de la vegetación y crear un sistema forestal estable con el medio y diverso, que pueda evolucionar, y adaptarse a los posibles cambios del medio y a las necesidades de la sociedad, posibilitando la diversidad de usos y de producciones.

Los sistemas forestales degradados presentan una capacidad de acogida y de recursos muy limitados, por lo que las especies que se implanten por repoblación deben ser especies colonizadoras, muy frugales y heliófilas, que puedan adaptarse a un medio con escasos recursos en el suelo y reducida capacidad para almacenar agua en su perfil.

Cuando la repoblación tiene como finalidad la protección del suelo frente a la erosión, como ocurre en la mayor parte de los espacios forestales de Almería, es necesario tener muy presente que la repoblación es un medio para conseguir la restauración de la vegetación, pero no un fin.Por ello, no es preciso y no se justifica el uso de especies exóticas en las repoblaciones que tengan como finalidad la restauración de la vegetación y la creación de ecosistemas forestales permanentes. La flora autóctona de las zonas semiáridas, y en especial de Almería, es suficientemente rica y variada en especies arbóreas y de matorral, que están perfectamente adaptadas a las características del clima y a las seculares intervenciones que el hombre ha efectuado sobre la vegetación y sobre el medio; por lo que no es necesario acudir a especies exóticas que no mejoran la eficacia de las actuaciones restauradoras a largo plazo y que, además, suelen producir un rechazo del sistema ecológico activando sus mecanismos de defensa, manifestados en forma de plagas, enfermedades, incendios, etc., que se contraponen a los procesos de autoadaptación al nuevo medio.

En los climas mediterráneos semiáridos de Almería, la composición, densidad y estructura de la repoblación está fuertemente condicionada por las disponibilidades de agua en los distintos estratos del suelo. El desarrollo de la vegetación estará entonces condicionado por los sistemas radicales, ya que cada individuo necesita de un volumen de suelo mínimo para poder captar el agua del suelo a distintos niveles.

Del igual manera, la restauración de la vegetación en suelos erosionados, está condicionada por la disminución de su potencial biológico y por la reducción progresiva de su capacidad para retener agua en el perfil del suelo. En los suelos erosionados, con procesos de desertificación, y en territorios en los que predominia un clima de carácter semiárido, es necesario mejorar su estructura y su capacidad de retención de agua, con labores de preparación del suelo, realizados en el entorno de cada planta repoblada, para que mejoren la capacidad de acogida del suelo y puedan aumentar las reservas hídricas.

En suelos erosionados es muy conveniente plantar masas mixtas de árboles esclerófilos y coníferas, para facilitar la regeneración edáfica y contribuir, con la diversidad de especies y estructuras, a la estabilidad de la vegetación en vías de restauración, disminuyendo el riesgo de incendios y de plagas.

 

CONSECUENCIAS DE LA SITUACIÓN ACTUAL DE LA VEGETACIÓN EN LAS ZONAS FORESTALES DE ALMERÍA.

Si se mantiene el estado actual de la vegetación en las zonas donde no se han realizado actuaciones restauradoras, no se podrá controlar la erosión de los suelos y se agravarán los procesos de desertificación que afectan a las zonas más vulnerables y en especial en las solanas, ya que en Almería concurren todas las condiciones que favorecen el aumento de la erosión de los suelos desprotegidos :

Las zonas forestales de la provincia tienen un relieve muy accidentado con grandes relieves y fuertes pendientes.

Son frecuentes los terrenos inestables y muy vulnerables a la erosión.

El clima dominante es el mediterráneo semiárido, con precipitaciones irregulares y episodios de lluvia de gran intensidad y corta duración.

Hay extensas superficies con vegetación fuertemente degradada que no protege suficientemente al suelo.

 

La consecuencia más importante del estado de la vegetación es que más del 50% de la provincia de Almería padece una erosión grave debido al estado de degradación de la cubierta vegetal que acentúa los procesos erosivos y la desertificación del medio.

 

ANÁLISIS DE LOS FACTORES Y PROCESOS BÁSICOS QUE INFLUYEN EN LA RESTAURACIÓN DE LA VEGETACIÓN

 

3.1. FACTORES CLIMÁTICOS

Resulta imprescindible conocer las características climáticas que dominan el territorio en el que se pretende efectuar la restauración de la vegetación, para poder conocer todos aquellos parámetros climáticos (precipitaciones, temperatura, época de heladas, período de sequía, etc.) que pueden influir en la instalación de la vegetación repoblada, y que sin duda, van a determinar el tipo de vegetación propia que es capaz de establecer allí. El análisis del clima y las clasificacciones fitoclimáticas serán una de las herramientas imprescindibles a la hora de la elección de especies para la repoblación, indicando asimismo el tipo de comunidades vegetales existentes en la zona.

 

3.2. FACTORES EDAFICOS

Con el estudio del suelo se puede conocer su profundidad, estructura, textura, pedregosidad, contenido de materia orgánica, conductividad, reacción (pH), contenido de nutrientes, caliza activa, etc., lo que permite evaluar las propiedades del suelo que pueden influir en el establecimiento de la repoblación y en su desarrollo; como son la capacidad de retención de agua, profundidad, permeabilidad, compacidad, fertilidad, que influyen decisivamente en la repoblación.

Se estudian todas aquellas características y propiedades de los suelos con el fin de evitar posibles interferencias con las necesidades y preferencias de las especies seleccionadas para la repoblación.Una especie puede ser la adecuada por razón del clima para repoblar un monte, pero si el suelo tiene elementos o características que son limitantes para su desarrollo y permanencia, esta especie no puede sobrevivir, por lo que será necesario comenzar la restauración instalando especies más frugales que puedan adaptarse a las características de los suelos erosionados, aunque estas especies constituyan estados menos evolucionados de la vegetación.

El conocimiento de factores edáficos permitirá hacer una relación de especies de posible repoblación por ser compatibles con las condiciones del clima general y las características y estado de los suelos.

 

3.3. FACTORES HIDROLÓGICOS

En el planteamiento inicial de la restauración se debe tener en cuenta que el relieve y los microclimas topográficos, generados por una mayor humedad en el suelo, son factores que permiten la diversidad del paisaje forestal.

La distribución y estructura de la vegetación están condicionadas por el clima y por los recursos de agua que puede recibir y retener el suelo; de tal forma que en un territorio con una climatología determinada, las disponibilidades de agua en el suelo estarán modificadas por la posición fisiográfica del terreno, en relación con las escorrentías, y el estado del suelo.

La topografía del terreno, por tanto, influye poderosamente en la cantidad de agua que puede llegar realmente al suelo, ya que la pendiente del terreno genera intensas escorrentías superficiales y lentos flujos subsuperficiales que dividen el terreno en unidades ambientales distintas atendiendo a la cantidad real de agua que puede recibir y retener el suelo, y que determinan, en último lugar, la capacidad que tiene este suelo de mantener un tipo de vegetación determinado en función a los requerimientos hídricos que presente.

Estas unidades ambientales definidas por la cantidad de agua que puede recibir el suelo son:

- Zonas de impluvio o exportadoras de escorrentías: Vertientes de fuertes pendientes.

- Zonas receptoras de escorrentías: Piedemontes, zonas de sedimentación.

- Zonas de transición.

- Zonas de concentración de escorrentías, que reciben las escorrentías de las dos vertientes. Entorno de la red de drenaje, cañadas y vaguadas.

En las zonas de impluvio, el suelo tendrá menos agua disponible de la que recibe realmente, ya que una parte se pierde por escorrentía.

Las zonas de sedimentación y, en especial, las de concentración de escorrentías determinan microclimas más húmedos, lo que permite y facilita la diversidad de especies y de estructuras en la vegetación.

En las zonas de sedimentación, receptoras de escorrentías, el suelo dispondrá, además del agua procedente de lluvia, de la que le proporcionan las escorrentías de sus impluvios; asimismo, suelen tener mejor suelo y una mayor cantidad de materia orgánica que aumenta su capacidad de retención de agua. Todo ello favorece que la vegetación tenga un mayor desarrollo, permitiendo la instalación de formaciones vegetales maduras constituidas por especies exigentes, de requerimientos mesófilos.

En las áreas de transición la microtopografía del terreno origina una amplia diversidad de situaciones entremezcladas que favorecen la creación de masas mixtas, que constituyen estructuras muy estables con el medio.

Las zonas de concentración reciben las escorrentías superficiales y subsuperficiales de las dos vertientes del terreno, lo que da lugar a unos suelos con una mayor cantidad de agua que los de su entorno. La situación topográfica del entorno de la red de drenaje, hace que sean zonas menos expuestas a la recepción directa de las radiaciones solares, por lo que la evapotranspiración suele ser menor que en las zonas de cabecera, de vertientes y de cumbres. Se trata de lugares donde es posible la instalación de galerías de frondosas.

Asimismo, existen también importantes interacciones entre microtopografía y microclima, que pueden influir en la cantidad de agua útil para la vegetación.

Por otra parte, la influencia que tiene el estado del suelo en cuanto a su capacidad hídrica se refiere, está intimamente relacionado con el estado erosivo que presente. Las lluvias de carácter torrencial producen una intensa erosión en suelos con una cubierta vegetal degradada. Cuando el grado de intensidad de la erosión es superior al que puede tolerar el suelo, comienza su degradación y la pérdida de los materiales más finos de los horizontes superficiales del suelo. Esta disminución de los horizontes edáficos ocasiona paralelamente la reducción progresiva de las reservas hídricas que pueden almacenar los suelos.

En el mejor de los casos la degradación edáfica que ocasiona la erosión, conlleva la sustitución de las especies climácicas, más exigentes en agua y en calidad del suelo, por otras más frugales mejor adaptadas a condiciones medioambientales más adversas.

Por ello, en suelos erosionados, la elección de las especies está muy condicionada por la intensidad de la erosión que presenten, lo que hace que la restauración de la vegetación deba comenzarse con la instalación de especies frugales, arbóreas o de matorral, poco exigentes en agua y en recursos, que puedan colonizar el terreno, creando a su vez un ecoclima más favorable que facilite la introducción de especies más exigentes.

Cada uno de estos factores (calidad del suelo, topografía del terreno, interacción microclima-microtopografía), o varios de ellos, pueden producir diferencias espaciales suficientes para que se formen unidades ambientales con diferente ambiente local o microambiente, que puede ser aprovechado por la repoblación para instalar las especies más exigentes y de mayor porte en los ambientes más húmedos y de mejor suelo, y las más frugales en los ambientes más secos y de peor calidad de suelo, y, determinando de esta manera la distribución espacial de la repoblación, y en último lugar, el paisaje vegetal posterior a la repoblación.

 

3.4. FACTORES BIOLOGICOS

La elección de especies se realiza atendiendo a factores bioclimáticos, edáficos, biogeográficos e hidrológicos, y al estado de la vegetación según su situación en esquemas de dinámica sucesional a nivel de comunidades.

La ecología del monte, las características generales del medio biofísico y el estado de cada rodal de repoblación, junto con los fines de la repoblación, van a determinar el tipo de comunidad que podrá restaurarse, indicando las especies principales, las acompañantes y las compatibles que se pueden instalar con la repoblación.

La elección de especies para la restauración tiene la mayor importancia en los procesos restauradores, especialmente cuando el terreno lleva mucho tiempo sin arbolado, dedicado a cultivos agrícolas extensivos o al pastoreo. En estos casos el suelo ha tenido una importante transformación y posiblemente procesos de degradación. El microclima a nivel del suelo será diferente del que tienen las zonas arboladas del entorno, y desde luego será más seco. En terrenos rasos donde se ha talado la vegetación y en terrenos de antiguos cultivos agrícolas, es necesario tener presente que la desaparición del bosque ocasiona la desaparición del clima interno (ecoclima) de esa formación vegetal, lo que acentúa las condiciones de aridez, como ha ocurrido en las cuencas del Andarax y del Almanzora. Este fenómeno supone un parámetro limitante en la elección de especies para una repoblación, ya que éstas deben ser de carácter frugal y heliófilo, aunque el clima del territorio permita la presencia de especies de características más mesófilas.

Es muy conveniente seleccionar pequeños rodales estratégicamente distribuidos entre la repoblación, y sembrar o plantar en ellos las especies de matorral que no estén presentes y que acompañan a las principales y forman comunidad con ellas.

La densidad de la repoblación y los caracteres culturales de las especies, establecen la estructura de la vegetación repoblada, que debe ser la propia de un bosque mediterráneo y no la de un cultivo forestal.

Los suelos erosionados suelen tener una baja capacidad de acogida para la repoblación, porque la erosión de los horizontes edáficos ocasiona una reducción progresiva de las reservas de agua que pueden almacenar estos suelos. La vegetación repoblada dispondrá de menos agua que la que tendría si existiera el bosque, y de un clima más seco a nivel del suelo.

La selección de las especies no es suficiente para conseguir la estabilidad de la repoblación, además es necesario definir el ecotipo o la procedencia de la masa forestal de la que deben provenir las semillas. Dentro de una misma especie, los individuos pueden presentar diferentes comportamientos de adaptación a las características de una estación. Esto da lugar a categorías sistemáticas como: subespecie, variedad, forma, raza, que se deben definir con la elección de especies. La elección de la procedencia de las semillas permite establecer modelos de restauración y previsiones de las características de la masa forestal repoblada.

Para la repoblación de cada rodal del terreno, se tienen que seleccionar las especies arbóreas, arbustivas o de matorral que puedan adaptarse mejor a sus características y al estado del suelo, e integrarse en las series de vegetación para formar un sistema forestal estable.La densidad y la estructura de la repoblación deben facilitar y fomentar la evolución progresiva de la vegetación hacia sus estados de madurez por lo que es particularmente importante repoblar cada especie con la densidad que admitan el estado del suelo y el agua disponible, junto con sus características biológicas y estructurales.

 

PLANTEAMIENTO DE LA RESTAURACIÓN.

Para que se pueda restaurar una vegetación estable con el medio semiárido es necesario que las actuaciones restauradoras sean un apoyo a los procesos de evolución de la vegetación y puedan reducir sustancialmente el tiempo que la vegetación necesitaría para recuperar su situación primitiva, en especial cuando la actuación restauradora básica sea la repoblación.

Las especies que se instalen con la repoblación deben ser viables biológicamente, estables con el medio, y aquellas que puedan superar las limitaciones que impone el estado del suelo y de la vegetación existente.

 

4.1. VIABILIDAD BIOLÓGICA DE UNA REPOBLACIÓN

La instalación de la repoblación activa los procesos de competencia con la vegetación existente, que pueden afectar a las especies repobladas, cuando la vegetación espontánea ocupa el espacio vital que necesita la repoblación, o se produce un período de intensa sequía que reducen las reservas de agua en el suelo.

Las repoblaciones que tienen como finalidad crear ecosistemas forestales permanentes, tienen que restaurar los componentes de un sistema muy complejo en su funcionamiento y en su estructura. Sus componentes principales, los individuos más longevos y de más talla, tienen una tasa de renovación muy lenta, son muy estables con el medio y tienen unas estrategias de regeneración perfectamente adaptadas a las características del medio mediterráneo. Junto a éstos hay otros componentes que tienen una tasa de renovación muy dinámica y en especial en las etapas de formación.

La organización de la repoblación como sistema ecológico y su gestión, para facilitar la evolución progresiva, tienen como condicionantes el que una buena parte de sus componentes están ocultos a la vista como ocurre con los sistemas radicales y las poblaciones del suelo. Las interacciones y dependencias en los sistemas radicales son más intensas que en la parte aérea de la vegetación, y crean estructuras y asociaciones de gran eficacia para el aprovechamiento de los recursos. Este es el caso de las micorrizas y de los sistema radicales de especies como la encina (Quercus rotundifolia) que están profusamente interrelacionados y desarrollan una eficacísima estructura de raíces interconectadas para aprovechar los escasos recursos de agua.

Con el crecimiento de la repoblación se va modificando su estructura y aumentando el grado de complejidad del sistema y la competencia por los recursos, especialmente por el agua, así como la biomasa, el nivel de cobertura del suelo y la sombra, creándose, de esta manera, un ecoclima interno que favorece la instalación y persistencia de especies más exigentes en sus requerimientos ecológicos.

En la fase de organización selvícola, la competencia por el espacio y por el agua puede ser controlada mediante tratamientos de aclareos y claras que modifiquen la densidad de las especies arbóreas dominantes, y mediante desbroces selectivos del matorral.

Estos tratamientos pueden facilitar el establecimiento de un nivel de espesura que responda a los recursos del suelo y a los caracteres culturales de las especies principales de la masa forestal.

 

4.2. ESTABILIDAD DE LA REPOBLACIÓN

Para que la repoblación pueda adaptarse al medio y superar las perturbaciones y los cambios de estructura que se van a producir con su crecimiento es necesario:

*Reconstruir el hábitat de las especies repobladas con actuaciones de baja intensidad sobre el suelo y sobre la vegetación existente.

*Realizar la repoblación y las actuaciones de organización silvícola de acuerdo con la biología de las especies, sus caracteres culturales y su comportamiento en la comunidad.

*Conocer y facilitar las interrelaciones que liguen a cada especie con su hábitat y con las de su comunidad.

*Facilitar la evolución progresiva de la vegetación con tratamientos de baja intensidad y con la práctica de una silvicultura natural.

La repoblación genera procesos muy complejos en el medio y en la propia vegetación, que hacen necesario un profundo conocimiento de las interacciones entre los individuos de la misma especie y de otras especies, porque son éstos los que determinan la estabilidad del sistema forestal.

 

4.3. FACTORES QUE CONDICIONAN LA REPOBLACIÓN

En las zonas mediterráneas, y especialmente en las de carácter semiárido, la repoblación de terrenos erosionados está condicionado por los siguientes factores ambientales:

- Estado de regresión de la vegetación.

- Estado del suelo, generalmente muy erosionado al tener una deficiente cobertura.

- Condiciones ambientales modificadas por el estado de regresión de la vegetación y por los suelos muy erosionados. Cuando se destruye la vegetación de un sistema forestal, hay una regresión generalizada de los demás componentes que modifican negativamente las condiciones ambientales.

- Las características de los climas mediterráneos pueden contribuir a la inestabilidad y vulnerabilidad de la repoblación:

* De forma directa por las condiciones climáticas externas : a)La sequía estival puede impedir la regeneración de la vegetación ; b) Las heladas tardías pueden condicionar y hasta anulas la regeneración de la vegetación iniciada.

* El efecto principal del clima es indirecto. Las lluvias intensas de carácter torrencial aceleran la erosión del suelo, lo que produce una degradación edáfica y fomenta los procesos de desertificación.

La degradación del suelo conlleva la sustitución de las especies más nobles por las seriales que las sustituyen en la serie de degradación y son más frugales.

- La erosión de los suelos produce una disminución de los horizontes edáficos y ocasiona la reducción progresiva de las reservas de agua en los suelos.

- Las altas temperaturas del verano hacen que en los suelos desprotegidos se produzca un sobrecalentamiento de los horizontes superficiales que puede afectar a las raíces jóvenes y de la repoblación.

 

5. ACTUACIONES QUE PUEDEN MEJORAR LAS CONDICIONES INICIALES DE LA REPOBLACIÓN

Para contrarrestar las limitaciones que presentan los sistemas forestales degradados y los suelos erosionados para su repoblación, se deben emplear técnicas de repoblación y procedimientos de preparación del suelo, que consideren las características de los climas mediterráneos y el estado del suelo, que puedan mejorar las condiciones iniciales del suelo y su capacidad de acogida, y disminuir las interacciones intra e interespecíficas entre la vegetación natural y la repoblada.

 

A. ACTUACIONES SOBRE LA VEGETACIÓN

La repoblación debe realizarse de forma que las especies repobladas puedan evolucionar de forma progresiva con las menores intervenciones del hombre y formar, a su vez, comunidades estables.

La repoblación puede activar procesos de competencia por el espacio, por los nutrientes y por el agua con la vegetación espontánea existente; por esta razón, es conveniente aplicar tratamientos de mantenimiento, para las especies representativas de los niveles superiores, y de control, para las especies de los niveles inferiores que por su densidad y situación puedan establecer una competencia desfavorable para la repoblación.

Entre los tratamientos de control destacan los desbroces selectivos de matorral y los clareos y claras en pinares de repoblación, con los que se pueden establecer la densidad y espesura óptima de la repoblación de forma que faciliten su desarrollo y su evolución hacia etapas maduras.

Para que la vegetación repoblada pueda restaurar un ecosistema estable, es necesario que este planteamiento se complete con actuaciones que favorezcan la dinámica de las poblaciones vegetales, considerando los ciclos vitales de las especies y las situaciones de competencia entre los individuos de la comunidad: por la luz, por el espacio, por los recursos del suelo y, muy especialmente, por el agua.

En los climas mediterráneos semiáridos esta competencia se produce muy intensamente en los sistemas radicales. Las especies mejor adaptadas producen un sistema radical estratificado, con un estrato superficial de raíces finas que pueden captar una efímera humedad superficial y un potente sistema radical que les permite superar los períodos de intensa sequía.

Por ello, es necesario, en determinadas ocasiones, realizar tratamientos selvícolas de mejora que favorezcan a las especies que se instalan por repoblación, principalmente cuando los procesos de competencia inter e intraespecífica, entre la vegetación natural y la repoblada, sean tan intensos que pueden retrasar el desarrollo de la repoblación.

De este modo las masas arbóreas de repoblación de densidad muy elevada, pueden ser controladas con tratamientos que favorezcan a las especies principales y regulen la densidad del arbolado y su grado de cobertura y, a su vez, permitan la llegada de la radiación directa al suelo, fomentando así la instalación de nuevas especies y facilitando la evolución natural de las comunidades.

De igual manera, se puede controlar la presencia de comunidades de especies invasoras y colonizadoras que tienen un gran poder de expansión (tomillares nitrófilos, aulagares, albaidales, etc.) y que pueden retrasar la introducción de otras especies de niveles evolutivos superiores. Este tipo de formaciones vegetales piocolonizadoras pueden ser controladas mediante desbroces selectivos que permitan la expansión de los matorrales arbustivos y de las especies arbóreas.

Para que la repoblación de una zona semiárida pueda permanecer y formar comunidades estables con el medio, debe apoyarse en las estrategias de reproducción de las especies repobladas y espontáneas. Por ello, puede ser necesario favorecer la presencia o la continuidad de determinadas especies, creando perturbaciones puntuales y temporales, que activen sus mecanismos de regeneración como reacción de defensa ante la perturbación. Así ocurre con el tratamiento de roza entre dos tierras del matorral de encina (Quercus rotundifolia) que activa la formación de brotes de cepa y de raíz, para asegurar la supervivencia de la especie y poder recuperar su dominio cuando se ve desplazada por otras especies que no broten de cepa.

 

B. ACTUACIONES SOBRE EL SUELO

En las zonas mediterráneas semiáridas, las actuaciones más eficaces para mejorar temporalmente la capacidad de acogida del terreno, que favoren la instalación de la repoblación son:

- Realizar trabajos de conservación de suelos, para controlar la erosión.

- Mejorar la capacidad de retención de agua y favorecer la infiltración mediante la preparación del suelo en el entorno de la repoblación.

- Recolectar agua en la zona de impluvio directo y dirigirla a la zona de plantación mediante la construcción de pequeños regueros laterales que puedan ampliar la superficie del impluvio: cosecha de agua.

- Ordenar las escorrentías apoyándose en los drenes naturales: sistematización del terreno.

- Utilizar procedimientos de preparación del suelo que favorezcan la implantación y primer desarrollo de la repoblación.

- Emplear técnicas de repoblación que permitan reducir y controlar los posibles impactos ambientales.

 

Preparación del suelo

La preparación del suelo puede mejorar temporalmente su estructura y aumentar su capacidad de retención de agua y sus reservas hídricas, pero a su vez puede producir impactos negativos, no deseados, en el suelo y en el paisaje.

En las zonas mediterráneas la preparación del suelo se debe realizar de forma que mejore notablemente su capacidad de acogida y se puedan aumentar sus reservas de agua, facilitando el desarrollo inicial de la repoblación y, especialmente, de los sistemas radicales.

En la preparación del suelo se deben emplear técnicas que requieran actuaciones de baja intensidad sobre el suelo, y siempre que no causen impactos duraderos en el suelo y en el paisaje.

Las labores de preparación del terreno y de conservación de suelos son una práctica cultural que habitualmente realizan los agricultores de todas las regiones y en especial de las zonas mediterráneas, donde se han desarrollado técnicas de conservación de suelos y de manejo de escorrentías muy eficaces, que permiten proporcionar a la plantación una mayor cantidad de agua.

Estas técnicas de cosecha de agua, que se recoge en el impluvio de una microcuenca, han sido utilizadas desde la antigüedad por los agricultores de las zonas mediterráneas más áridas, y tienen su aplicación en las repoblaciones, con la ventaja de que se pueden emplear de forma puntual para un solo árbol y de forma lineal, por fajas intermitentes, para un grupo de árboles.

Esta práctica se reduce a una preparación puntual en banquetas, o lineal en pequeños caballones intermitentes, que no deben producir impactos notables en el suelo, ni en el paisaje, y permiten distribuir cada planta o grupos de plantas en el lugar que particularmente les conviene.

Con esta preparación del suelo se naturaliza la repoblación, porque se puede repoblar poniendo cada planta en el lugar que le corresponde para organizar el paisaje forestal.

La preparación del suelo se puede mecanizar empleando retroexcavadora o ahoyadora en la preparación puntual y maquinaria especializada para hacer los pequeños caballones en la preparación por líneas.

 

Objetivos de la preparación del suelo

La preparación del suelo facilita el arraigo y el primer desarrollo de la repoblación y puede mejorar las condiciones edáficas del monte que se repuebla:

Los objetivos de la preparación del terreno pueden ser varios según las condiciones edáficas iniciales pero siempre deben facilitar las labores de plantación y, en su caso, de siembra para el matorral.

En las zonas semiáridas, la preparación del suelo está íntimamente relacionada con el agua, y todos los procedimientos de preparación del mismo se justifican si mejoran la cantidad de agua que puede utilizar la vegetación repoblada en la fase inicial de la repoblación, la implantación, y en los primeros años de su desarrollo.

Los agricultores de las zonas mediterráneas semiáridas han practicado técnicas de manejo de escorrentías, que asociadas a los procedimientos de preparación del suelo pueden tener un alto nivel de eficacia en las repoblaciones.

Los objetivos mediatos de la preparación dell suelo son (R. Serrada, 1993):

 

- Aumentar la profundidad útil del suelo, disgregando capas profundas mediante acción mecánica.

- Aumentar la capacidad de retención de agua del perfil, a través del aumento de profundidad.

- Aumentar la velocidad de infiltración de agua en el perfil mediante un mullido que posibilite anular la escorrentía, y por tanto la erosión hídrica.

El aumento de la velocidad de infiltración tiene efectos muy favorables para el control de las avenidas en cuencas hidrográficas de carácter torrencial.

- Facilitar la penetración mecánica de las raíces de las plantas introducidas mejorando transitoriamente la permeabilidad mediante las labores, de modo que un sistema radical más extenso pueda compensar la baja fertilidad y las posibles sequías. El mullido también facilita la aireación de las capas profundas del perfil mejorando el ambiente edáfico.

- Reducir las posibilidades de invasión del matorral después de la plantación o siembra que habría sido conseguida con las labores.

En las preparaciones puntuales del terreno es muy conveniente aumentar la cantidad de agua que puede recibir la repoblación, ampliando la superficie de los impluvios directos, mediante la construcción de pequeños regueros laterales (Cosecha de agua).

 

Período de eficacia de las labores de preparación del suelo y de las estructuras de conservación de suelos

El período de eficacia de las estructuras de conservación de suelos y de la preparación del terreno debe coincidir con el período de tiempo que necesita la vegetación para instalarse y proteger al suelo.

La intensidad de la preparación está en relación directa con el período de eficacia necesario, que debe ser el mas corto posible ya que las obras de conservación de suelos deben hacerse con los mínimos movimientos de tierra posibles.

Su eficacia irá decreciendo con el paso del tiempo por la acción de los agentes atmosféricos. Si la preparación se realiza con trabajos que requieran una baja intensidad de actuación sobre el suelo y una maquinaria especializada, apropiada a las condiciones de los suelos mediterráneos y al clima, no se deben producir impactos apreciables.

La preparación del suelo que se propone se ha practicado secularmente por los agricultores de las zonas mediterráneas semiáridas. Las técnicas tradicionales se han actualizado para su aplicación en las repoblaciones empleando maquinaria forestal diseñada específicamente para estos trabajos o adaptando la existente para trabajos agrarios.

El impacto sobre el medio y el paisaje es temporal y muy bajo, y puede ser asumido sin causar perturbaciones.

 

Procesos que genera la preparación del suelo

En la preparación del suelo se emplean técnicas sencillas, pero su realización genera procesos muy complejos en el medio a restaurar.

- Hidrológicos:

* Por el aumento de las reservas de agua que puede almacenar el suelo en el entorno de la planta repoblada.

* Por el control de las escorrentías y la mejora del comportamiento hidrológico de las zonas repobladas.

 

- Mecánicos:

* Por la mejora de la estructura del suelo y la disminución de su resistencia a la penetración de las raíces.

- Biológicos:

* Se facilita la recuperación del potencial biológico del suelo.

 

- Edáficos:

* Se favorece y dinamiza los procesos de edafogénesis.

6. MODELOS DE RESTAURACIÓN

El dilatado período de tiempo que necesita la vegetación mediterránea para completar su restauración y formar una comunidad estable, hace necesaria una planificación de la gestión de la vegetación natural y de la restaurada mediante modelos de restauración específicos de cada unidad de vegetación determinada.

En este sentido, estos modelos deben tener una revisión periódica que permitan adaptar las actuaciones a las necesidades reales de la vegetación en cada etapa evolutiva y a los recursos disponibles.

Para planificar la restauración hay que considerar que la etapa final de la vegetación que se podrá establecer con las actuaciones restauradoras, estará condicionada por el estado inicial del suelo y de la propia vegetación, ya que son estos dos factores los que van a influir en la capacidad de respuesta y de recuperación de la vegetación a los tratamientos restauradores.

Por esta razón, para establecer el modelo de restauración más adecuado a las características del medio es imprescindible realizar:

- Un estudio del medio biofísico integrado por estudios actualizados de:

* El clima general y los climas locales (microclimas) de la zona a repoblar.

* La geología y el suelo.

* Biogeografía y bioclimatología del territorio.

- Estudio botánico para reconocer las comunidades vegetales y establecer las series de vegetación que permitan conocer la dinámica de la vegetación y los mecanismos que la regulan.

- Estudio de la autoecología de las especies que se van a instalar por repoblación y de las presentes en cada comunidad vegetal, para poder interpretar su comportamiento en las distintas fases de su evolución progresiva.

- Estudio de las interacciones entre los individuos de las formaciones vegetales que permita establecer la densidad inicial de la repoblación más adecuada, evitando así la competencia intraespecífica.

El establecimiento de modelos de restauración permite:

- Evaluar las inversiones necesarias para cuantificar el coste real de la restauración.

- Hacer un seguimiento de las actuaciones y de sus resultados, realizando revisiones periódicas y propuestas alternativas que mejoren la evolución progresiva de la vegetación.

- Conocer las repercusiones ecológicas y los posibles impactos ambientales evaluándolos en el tiempo y considerando sus resultados a medio y largo plazo.

Los modelos de gestión para la restauración de la vegetación tienen que considerar:

- Objetivos de la restauración.

- Estado inicial del medio a restaurar : a) Vegetación inicial ; b) Suelo y c) Biotopo.

- Actuaciones restauradoras : a) Repoblación ; b) Regeneración de la vegetación ; c) Densificación y d) Transformación.

- Organización selvícola de la vegetación : Tratamientos selvícolas.

- Ordenación de recursos naturales renovables : Proyecto de ordenación de recursos forestales.

- Vegetación restaurada : Comunidades estables y permanentes.

 

7. APLICACIÓN DE MODELOS DE RESTAURACIÓN

En este trabajo se incluyen dos modelos de restauración del encinar que parten de dos estados iniciales de la vegetación diferentes, matorral degradado situado sobre suelos erosionados y matorral claro. Se han elegido estas dos situaciones iniciales por estar estos dos tipos de vegetación ampliamente representados en la provincia de Almería.

 

Modelo 1. Restauración de la vegetación sobre suelos erosionados con matorral degradado.

El modelo de restauración que aquí se propone parte de un estado inicial de la vegetación constituido por un matorral degradado situado sobre suelos erosionados y se desarrolla en tres fases de actuación, en las que la vegetación tiene una composición y una estructura que evoluciona progresivamente de acuerdo con las características y con los recursos de agua disponible, hasta alcanzar una vegetación evolucionada y estable con el medio.

El modelo considera un estado inicial en el que la vegetación dominante es un matorral degradado, que ofrece muy escasa protección al suelo, por lo que los suelos estarán fuertemente erosionados. Considerando este hecho, la primera actuación restauradora debe ir dirigida a la protección del suelo frente a los agentes erosivos, instalando para ello una cubierta protectora constituida por especies muy frugales, heliófilas y xerófilas, que actúan como especies colonizadoras de suelos empobrecidos.

En las zonas de matorral degradado con densidad suficiente para proteger el suelo, se puede mejorar la composición y estructura de este matorral mediante un desbroce selectivo de las especies piocolonizadoras de carácter subnitrófilo y de escaso valor ecológico (Artemisias, aulagas, etc.), densificando y diversificando porteriormente con especies arbustivas.

Tras esta primera fase de la restauración, los tipos de vegetación dominantes serán el pinar y los matorrales que constituyen un primer estado intermedio, que por su constitución y estructura protegen suficientemente el suelo.

En una segunda fase de actuación se iniciará la instalación de encinas bajo cubierta de pinar o al abrigo del matorral en los terrenos de mejor suelo y en los que la vegetación puede disponer de una mayor cantidad de agua por ser zonas receptoras de escorrentías. Asimismo, se potenciará el matorral arbustivo en claros y zonas donde presente baja cobertura, y se introducirán diferentes tipos de arbustos que diversifiquen las comunidades ya establecidas.

Con estos tratamientos se alcanza un segundo estadio intermedio en el que domina una vegetación con estructura muy diversificada en las que alternan pinares de repoblación, matorral y masas mezcladas de pinar y matorral con encinas.

La tercera fase de la restauración tiene como actuaciones principales tratamientos selvícolas que faciliten la evolución de la vegetación repoblada de forma que con las menores intervenciones se pueda establecer una vegetación estable con el medio formada por masas mezcladas con matorral y pinos en las zonas de transición y formaciones vegetales en las que la encina (Quercus rotundifolia) es la especie principal, en las zonas de mejor suelo y disponibilidad de agua.

Con estos tratamientos de mejora y de formación se puede obtener una vegetación estable con el medio, en la que la encina se establece en las mejores situaciones como especie dominante de encinares bien desarrollados que alternan con masas mezcladas de pinos y matorral en las zonas de transición.

 

 

Dibujo1.bmp (2592054 bytes)

 

Modelo 2. Restauración de la vegetación en terrenos con matorral arbustivo claro

En este modelo de gestión de la vegetación se parte de un estado inicial constituido por un matorral arbustivo de baja cobertura.

La primera fase de la restauración tiene como actuaciones básicas la mejora de la composición y estructura del matorral, con el fin de que pueda proporcionar al suelo una buena cobertura y se facilite su progresión hacia el establecimiento de comunidades y estructuras más estables con el medio.

Las actuaciones que se proponen son la densificación del matorral en las zonas que tengan una cobertura deficiente; introducción del matorral arbustivo en los claros y entre el matorral fruticoso para la transformación de estas masas ; introducción de arbustos en las zonas de transición con matorral claro para dinamizar la evolución de la vegetación en una zona donde los arbustos constituirán formaciones estables mezcladas con el encinar.

Las zonas de sedimentación de escorrentías disponen de mejor suelo y más agua por lo que la vegetación inicial tendrá rodales con desarrollo suficiente para permitir la introducción directa de encinas.

Con estos tratamientos iniciales se obtiene un estado intermedio de la vegetación constituido por matorrales y arbustos, con presencia de encinas entre el matorral en las zonas de mejor suelo y más favorecidas por las escorrentías.

En una segunda fase de la restauración, la actuación básica será la introducción de encinas al abrigo del matorral mejorado, en el que se realizarán posteriormente tratamientos selectivos para controlar la fuerte competencia que se establecerá entre éste y las plántulas de encina por el espacio vital y por el agua.

En los claros donde el matorral sea muy abierto, debe potenciarse mediante tratamientos de mejora que aumenten su densidad.

Con estos tratamientos se establece un segundo estado intermedio de la vegetación en la que alternan matorrales, matorrales con encinas y arbustos.

La tercera fase de la restauración tiene como actuaciones básicas los tratamientos del matorral para favorecer el desarrollo de las encinas instaladas a su abrigo. Paralelamente deben aplicarse tratamientos selvícolas de formación a los brinzales de encinas para mejorar su estructura y favorecer la evolución hacia el encinar.

Con estos tratamientos se puede establecer una vegetación muy estable con el medio en la que domina el encinar, con estructuras más o menos abiertas y masas mezcladas de encina con arbustos y matorral distribuidas en función de las características específicas del terreno.

 

Dibujo2.bmp (2424054 bytes)

 

 

8. PROPUESTA DE ACTUACIONES PARA RESTAURAR LA VEGETACIÓN DE LOS ESPACIOS FORESTALES DE ALMERÍA.

La erosión constituye el agente principal que produce la pérdida progresiva de los suelos y acentúa los procesos de desertificación, impidiendo la recuperación natural de la vegetación espontánea en la provincia de Almería. Para su control es necesario mejorar las cubiertas vegetales de las zonas forestales para lo cuál se consideran las siguientes propuestas basadas en las actuaciones restauradoras indicadas en el Plan Forestal Andaluz (1989) con este mismo objetivo:

Restaurar la vegetación de los principales ecosistemas forestales almerienses.

Diversificar las repoblaciones tradicionales empleando para ello modelos alternativos de restauración de la vegetación que fomenten la diversidad biológica.

Restaurar la vegetación siguiendo modelos que incluyan un modelo de gestión y un modelo de flora, adecuado a las condiciones medioambientales y socioeconómicas específicas de cada territorio.

Fomentar la utilización del matorral en las repoblaciones con el fin de proporcionar aprovechamientos forestales alternativos que complementen los recursos económicos de las poblaciones rurales y serranas.

Sobre suelos erosionados donde sea necesario controlar las escorrentías y mejorar su capacidad de retención, emplear técnicas de conservación de suelos que no causen impactos duraderos sobre el medio ni sobre el paisaje y que puedan mejorar las condiciones iniciales de instalación de la vegetación repoblada.

Impulsar la investigación mediante Programas de Investigación y Experimentación Forestal que permitan avanzar en el conocimiento de las pautas ecológicas que rigen la dinámica vegetal de los territorios a restaurar; así como profundizar en las estrategias de regeneración de las especies y en las técnicas específicas de repoblación, en especial, en el caso de la utilización de matorrales susceptibles de regeneración como sucede con los matorrales de encina originados por tala o corta.

En las repoblaciones establecidas en el dominio de la encina en las que se emplearon principalmente pinos, se propone acelerar los procesos de evolución de la vegetación en las zonas de mejor suelo, mediante actuaciones que permitan la transformación progresiva del pinar de repoblación en encinar o en masas mixtas de encinar y pinar.

En los pinares de repoblación, realizados con fines protectores, establecidos sobre suelos erosionados y empobrecidos se plantea la introducción de especies arbustivas y de matorral con el fin de diversificar estas masas arbóreas completando la restauración del pinar.

 

9.BIBLIOGRAFIA

BONDRU, M. (l.992): Foret et Sylviculture: Boisements et reboiseents artificieles. Les Presses Agonomiques de Gembloux. Gembloux.

BURROWS, C.J. (l.988): Processes of vegetation change. Unwin Hyman. London.

CEBALLOS, L. 1945. Tres coníferas mediterráneas de estado progresivo. Escuela Española de Ingenieros de Montes. Madrid.

DE SIMÓN, E. 1990. Restauración de la vegetación en cuencas mediterráneas: Repoblaciones en zonas áridas. ECOLOGÍA, Fuera de Serie, nº1, ICONA. Madrid.

DE SIMÓN, E. & MINTEGUI, J. l.993. La restauración hidrológico-forestal en las cuencas hidrográficas de la Vertiente Mediterránea.

FOURNIER, F. 1975. Conservación de Suelos. Ediciones Mundi-Prensa. Madrid.

GONZÁLEZ DEL TÁNAGO, M.; GARCÍA DE JALÓN, D. 1995. Restauración de Ríos y Riberas. Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes. Madrid.

HUDSON, N.1982. Conservación del suelo. Editorial Reverte, S.A. Barcelona.

ICONA, 1992. Hidrología Forestal y Protección de Suelos: Técnicas y Experiencias en Dirección de Obras. Colección Técnica.

JAQUIOT, C. 1983. Ecologie appliquee a la Silviculture Gauthier-Villars. París.

KAUL, R. N. 1970. Afforestation in arid zones. Dr. W. Junk N.V. Publishers. The Hage.

LÓPEZ CADENAS, F.; MINTEGUI J.A. 1986. Hidrología de Superficie. Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes. Madrid.

MARTÍNEZ DE AZAGRA, A. 1996. Diseño de Sistemas de recolección de agua para la repoblación forestal. Ediciones Mundi-Prensa. Madrid.

MINTEGUI, J. A.; LÓPEZ UNZU, F. 1990. La ordenación agrohidrológica en la planificación. Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco. Vitoria.

MORANDINI, R. 1977. Problemas de conservación, gestión y regeneración de los bosques mediterráneos: Prioridades de investigación. UNESCO.

NAVARRO, M. 1975. Técnicas de forestación. Monografías nº9, ICONA. Madrid.

NAVARRO, R. 1996. Forestación en Explotaciones Agrarias. Junta de Andalucía. Consejería de Agricultura y Pesca. Sevilla.

OROZCO, E. y varios autores. 1992. Selvicultura Mediterránea. Ediciones de la Universidad de Castilla - La Mancha. Colección de Estudios nº14. Albacete.

QUEZEL, P. 1977. Los bosques de la cuenca mediterránea. UNESCO.

RIVAS MARTÍNEZ, Z. S. 1987. Memoria del Mapa de Series de Vegetación de España. ICONA. Madrid.

TORRES, J. M. 1993. Problemática Forestal y de Medio ambiente en la región de Coquimbo.Fundación Friedrich Naumann. Santiago de Chile.