Klaus Ehrlich |
Economista, Gerente de RAAR-Red Andaluza de Alojamientos Rurales y de PRODEC Consultores S.L. |
PLANTEAMIENTO
El presente Documento de Trabajo intenta aclarar la valoración por parte de la demanda turística de las condiciones medioambientales de los destinos turísticos. En función de las respuestas, se podrá evaluar hasta qué punto es posible "rentabilizar" el coste de mantener una elevada calidad medioambiental a pesar de las limitaciones que impone al desarrollo; o por otra parte, hasta que punto un empeoramiento de las condiciones medioambientales por cualquier razón es neutral en cuanto a tener efectos negativos sobre la demanda turística.
¿CUÁL ES EL PROBLEMA?
En un principio, en cuanto a la demanda turística en zonas del interior, la valoración de la calidad ambiental no parece una temática relevante. Por una parte, el cliente interesado en estancias vacacionales en el interior rehuye activamente de las aglomeraciones: cuando un destino empieza a perder su tranquilidad y calidad ambiental-cultural, pierde a la vez atractivo turístico para este segmento de demanda. En este caso, el territorio tiene una función de escenario, eventuales impactos son - relativamente - reducidos y de cualquier manera, menores que los ocasionados por causas naturales o por el sector primario e industrial.
Por parte de la demanda local, su afluencia muy puntual no permite rentabilizar instalaciones de gran capacidad y limita de esta manera el peligro de impactos duraderos. Sin embargo, tienen una motivación principalmente basada en el ocio durante cortos periodos de tiempo, sin que aspectos medioambientales tuvieran una importancia relevante: esto lleva - al menos en casos de afluencia masiva - a graves problemas de contaminación (basura, impactos físicos en el territorio, ... ) por falta de consciencia de parte de los visitantes. Una cada vez mayor afluencia turística hacía zonas del interior implica la ampliación de los clientes a este segmento que busca simplemente un ambiente diferencial, sin expresa valoración positiva de aspectos como sostenibilidad o limitación de impactos siempre que su infracción no resulte chocante. Un buen ejemplo para esta evolución son el Barranco de Poqueira (Alpujarras) y El Tranco (Cazorla), donde los impactos ambientales de la actividad turística son evidentes. Ya no se puede hablar de integración, sin en el mejor de los casos de una sostenibilidad relativa en el sentido de un equilibrio entre beneficios económicos e impactos ambientales negativos que requieren medidas correctoras.
Esta situación se asemeja a aquella de zonas con un concepto turística de principio orientado al modelo tradicional de afluencia masiva, tal como son las zonas costeras donde el impacto ambiental es innegable. El territorio pasa de ser escenario a un recurso consumible, igual que ocurre con otras alternativas de desarrollo económico. La actividad turística supone impactos importantes y duraderos, con claros efectos en el paisaje y ecosistema que son imposibles o muy difíciles de corregir. Es más visible en las zonas de Turismo Costero tradicional, si bien se puede extender a determinadas zonas del tipo (B) según la Ponencia Marco, donde también ha supuesto una fuerte actividad constructiva; principalmente y en lo que se refiera a la provincia de Almería, las áreas de San José y de Almerimar.
Si desde un planteamiento posibilista se entiende este crecimiento de la afluencia turística como algo inevitable, resulta inmediatamente la pregunta: ¿hasta qué punto influye una alteración de las características ambientales de un destino turístico en su aceptación por parte de la demanda turística?
LA LECCIÓN DE ZONAS DE TURISMO INTENSIVO
Después de varios años de discusión, a menudo más teórica que basada en realidades, hoy se puede dar una respuesta relativamente consolidada a esta pregunta. Durante los últimos 15 años, se observa varias fases que poco a poco han llevado a una consciencia generalizada sobre la existencia, sino importancia y necesaria limitación, de los efectos medioambientales de la actividad turística:
(1) en una primera fase, cuyo inicio coincide con el primer informe del "Club of Rome" del año 1976, se trata de una toma de consciencia en los ámbitos académicos, largamente ignorada y hasta ridiculizada por la industria turística.
(2) con el auge del movimiento "verde" sobre todo en los países centroeuropeos, también surgen iniciativas que hacen suyos los argumentos teóricos. Empiezan a surgir críticas sobre los impactos paisajísticos y territoriales de los centros de esquí en los Alpes, la masificación urbanística en el Mediterráneo, la contaminación del agua y depósitos incontrolados de basura, ... A la vez, surge una gran variedad de iniciativas que, en vista de una supuesta "nueva" demanda de turismo consciente, diseñan ofertas turísticas con especial atención a los aspectos ambientales.
(3) como consecuencia inmediata de esta consciencia creciente, se observa un rechazo de la demanda centroeuropea a destinos con fuertes problemas ambientales; entre ellos, España, que durante los años 89-93 sufre una crisis muy importante que en buena parte es resultado de esta imagen negativa. Muestra de ello es la creación, a finales de los años 80, del cargo de "Encargado Medioambiental" en el Consejo de Administración de TUI, el Mayorista europeo más importante, que además impuso auditorías medioambientales como condición para incluir destinos o hoteles en su oferta.
Con independencia de la valoración que sigue a continuación, es preciso destacar el cambio innegable que ha tenido lugar durante estos últimos 20 años en la sensibilidad del mercado turístico hacía la temática medioambiental. Mientras a finales de los 70 los eventuales problemas medioambientales de su lugar de vacaciones no preocupaban en absoluto a los turistas, a finales de los años 80 más del 60% de los encuestados había percibido problemas de este tipo durante sus vacaciones. Parece confirmado que el estado medioambiental del destino, forma ya parte del conjunto de aspectos que valora un turista antes de decidirse por el lugar de sus vacaciones - algo impensable hace poco tiempo.
NO TODO LO QUE BRILLA ...
Ahora bien: otra cuestión es la importancia que esta conciencia pueda tener o no para la posición competitiva de un determinado destino turístico. Como ya se ha dicho, al principio de la discusión sobre las implicaciones medioambientales del turismo, se pensaba que esta creciente concienciación iba a llevar a una "nueva" demanda en detrimento de las zonas saturadas, con oportunidades para aquellos destinos que ofrecían un mayor grado de conservación medioambiental. De hecho, durante algunos años la creciente sensibilidad para estos temas resultó en un rechazo importante de destinos como Benidorm o Torremolinos, que a finales de los años 80 adquirieron "mala fama" entre grandes segmentos de la demanda internacional.
Sin embargo, es preciso matizar mucho este fenómeno, ya que puede llevar a conclusiones erróneas: basta con ver el crecimiento espectacular de Benidorm durante los últimos tiempos, bajo el mismo modelo de desarrollo como hace 20-30 años, para darse cuenta de ello.
En primer lugar, a finales de los años 70 las condiciones ambientales en estos destinos de turismo masivo se encontraban a un nivel totalmente inaceptable, no solo para personas concienciadas, sino para cualquier ciudadano con unas exigencias mínimas: falta de depuración de aguas, de recogida de basuras, descontrol urbanístico, precios abusivos comparados con la calidad ofrecida, ... Estas disparidades tenían que tener un efecto negativo sobre la demanda con independencia de una creciente consideración de aspectos medioambientales. En este sentido, la mentalización sobre esta temática posiblemente habrá acelerado el proceso de rechazo, pero de ninguna manera fue su razón principal.
En segundo lugar, en la gran mayoría de casos los motivos de rechazo son bastante superficiales, basados en la percepción "a primera vista". Como ejemplo se puede mencionar el tema de basura: los clientes se molestaron por la suciedad en las calles y en las carreteras, pero una vez solucionado el problema de recogida de basura y del aseo urbano, no se interesaban (ni se interesan) donde estos residuos llegan a parar y como se depositan - "ojos que no ven, ... ".
Finalmente, no se ha confirmado la expectativa de un nuevo mercado importante para ofertas turísticas con especial valor y calidad medioambiental. Sin negar que exista una demanda específica para ello, queda muy claro que la gran masa de turistas sigue buscando el ocio al sol sin complicaciones - acaso con mayores exigencias superficiales en cuanto al cuidado del entorno, pero sin realmente valorar aspectos de conservación ambiental más allá de lo que están acostumbrado en su entorno cotidiano. Como mejor prueba para ello, la práctica totalidad de iniciativas que pretendían basar su negocio turístico en este tipo de clientes, ha desaparecido del mercado.
Por otra parte, no se puede negar que a lo largo de estos últimos 15 años la temática medioambiental se ha consolidado como uno de los factores de valoración de los destinos turísticos por parte de la demanda: este hecho en si supone una novedad importante, puesto que esta temática anteriormente no se había tenido en cuenta. Ha conseguido que muchos destinos turísticos tradicionales tuvieron que rediseñar su modelo de desarrollo, incluso en contra de los intereses particulares de los promotores; siendo el caso de Baleares un buen ejemplo. En otras ocasiones, ha llevado a actuaciones cosméticos más o menos creíbles (tales como un proyecto de transformar Torremolinos en un destino ecológico ...), pero que como mínimo han conseguido paliar una serie de impactos ambientales graves.
El hecho del crecimiento continuo de Benidorm y la clara recuperación de la Costa del Sol como destino con buena aceptación demuestran, sin embargo, que no se puede hablar de un cambio profundo de la demanda, sino simplemente de la aparición de nuevos aspectos adicionales de valoración pero dentro de un conjunto general sin cambio relevante de motivos.
INTERPRETACIONES y CONCLUSIONES
En aplicación del modelo motivacional de Herzberg, la valoración del Medio Ambiente en la estructura de motivos de la demanda turística pertenece generalmente al grupo de "factores de higiene"; al contrario, la calidad medioambiental apenas influye en el grupo de motivos que impulsan una actuación positiva. En otras palabras: el cliente exige un nivel mínimo de calidad medioambiental cada vez más elevado, pero casi exclusivamente basado en la percepción superficial / visual. Si este nivel no se alcanza, surgen descontento e insatisfacción; por otra parte, NO tiene un efecto de atracción adicional cuando se supera este nivel, ni crea disposición para pagar un mayor precio.
Existen unos pocos segmentos de mercado donde esta regla general no es cierta, puesto que para ellos la calidad ambiental del destino es un factor decisivo para su elección. Sin embargo, en el conjunto de la demanda turística estos segmentos son - en contra de lo que se esperaba a finales de los años 80 - muy reducidos: se calcula que es alrededor del 3% del mercado turístico total y por lo tanto, un segmento casi estable desde que existen encuestas que lo permiten reflejar. Según los últimos datos, además no se observa un crecimiento relevante.
En consecuencia, para la demanda turística la situación medioambiental de los destinos adquiere una función de "exigencia mínima", similar a la exigencia de (p.ej. y con todo respeto) baños en cada habitación, agua caliente, camas y colchones buenos, etc. Una calidad ambiental por encima de lo considerado como exigencia mínima, puede ser interesante para productos turísticos muy determinados y puntuales, pero de ninguna manera se valora lo suficiente como para constituir la base para un desarrollo turístico en general. A lo sumo, a igualdad de las demás condiciones una mayor calidad ambiental puede inclinar la decisión hacía el destino que la ofrezca.
IMPLICACIONES PARA ALMERÍA
Aplicado al caso concreto de Almería, esta situación supone una serie de ventajas comparativas frente a los destinos competidores. A la vez, se detectan factores limitativos que con frecuencia neutralizan estas ventajas.
En nuestras zonas turísticas con modelo turístico intensivo (Roquetas y Aguadulce; Levante), un desarrollo tardío evitó una concentración urbanística del tipo Costa del Sol. A su vez, en comparación con el conjunto de la oferta española y sin mermar su importancia para la economía provincial, el peso de la oferta almeriense del "Sol y Playa" no tiene un peso muy grande. Esto nos permite centrar los esfuerzos promocionales en una imagen que - a igualdad de servicios con otras zonas - resalta además una excepcional calidad ambiental que sí es única dentro de España.
En contra, la existencia masiva de invernaderos en las inmediaciones de las instalaciones turísticas, con el plástico (material antagónico por excelencia a una percepción de medio ambiente sin alterar) como elemento más visible, impone fuertes limitaciones a la credibilidad de este mensaje, incluso en zonas donde desde la perspectiva científica es totalmente cierta (Cabo de Gata). A ello hay que añadir la problemática - de ninguna manera, resuelta - del depósito y reciclaje de los residuos de la agricultura intensiva.
En las zonas del interior, partimos de una situación más equilibrada y coherente entre mensaje y realidad. No existe prácticamente zona con un desarrollo turístico que haya causado impactos relevantes -- salvo determinados puntos de afluencia masiva de fin de semana, donde al lunes siguiente aparece una fauna de crecimiento espontáneo cuyo hábitat normal suele ser el urbano, con especies tales como "bolsus plásticus pryca" o "lata cervisia cruzcampus" y similares ...
En general, un estancamiento de las economías tradicionales en el interior ha permitido el mantenimiento sin alteración importante de estructuras, recursos naturales, humanos y culturales, y de conjuntos urbanos con alto atractivo turístico. La cercanía a la costa y la buena accesibilidad por carretera y avión permite además aprovechar a la vez dos segmentos de demanda: aquel del cliente alojado en la costa (ya relativamente más sensibilizado que el promedio - ver arriba) que cada vez demuestra más interés en escaparse durante algunos días para conocer el "hinterland"; y el cliente que activamente busca tranquilidad y descanso en un ambiente natural.
Si a ello sumamos una baja densidad de población y grandes espacios de territorio prácticamente imposibles de masificar, resulta que la actividad turística en el interior de la provincia puede jugar un papel de complemento importante a las rentas de la población residente; si bien difícilmente podrá llegar a ser sustitutivo para el sector primario o industrial.
PROPUESTAS
En un contexto español, Almería ocupa una posición muy competitiva en materia de precios y climatología, pero a la vez cuenta con limitaciones en los servicios que es capaz de ofrecer. Las actuaciones medioambientales relacionadas con el turismo, deberán encaminarse a consolidar las ventajas comparativas con que cuenta - igualdad de las demás condiciones - nuestra provincia en esta materia.
(1) Centrar los esfuerzos de promoción en una imagen basada en los tres pilares de "sol y playa" - "sin masificación" - "medio ambiente intacto".
(2) Mejorar la realidad medioambiental en los aspectos que se valoran por parte del turismo, principalmente: limpieza, cuidado paisajístico y urbanístico, emisiones. Para orientarse sobre posibles actuaciones, ver la tabla en el Anexo.
(3) Cortar de raíz los planteamientos desarrollistas en municipios del interior en cuanto a proyectos turísticos se refiere, ya que normalmente suelen estar basados en modelos obsoletos copiados del desarrollo costero masivo.
(4) Estar consciente de las limitaciones turísticas de la provincia en cuanto a sus recursos. En lugar de sobreexplotar, es preferible mejorar la calidad en sus aspectos diferenciales únicos donde no tiene competidor.
ANEXO
Medidas para un Turismo Responsable con el Medio Ambiente y con la Población y Culturas Locales
Turismo Consciente y Responsable |
Agencia de Viaje |
Ayuntamientos |
Hostelería Restauración |
Organizadores de Actividades de Tiempo Libre |
Turistas |
Información al Turista |
Promueve conductas respetuosas con el naturaleza y cultura de los destinos |
Informa de los valores naturales y culturales del municipio |
Orienta sobre medios de transporte público, actividades complementarias |
Organiza actividades que permiten al turista descubrir los valores del lugar |
Se informan de los valores y problemas locales |
Paisaje, valores naturales |
Los guías conoce los valores naturales y los problemas ambientales locales |
Ordena el territorio con criterios ambientales y respeto del patrimonio arquitectónico |
Hace estudio de impacto ambiental, antepone la restauración a nueva construcción |
Diseña las actividades de modo que no produzcan impactos negativos |
Elige ofertas que no causan impacto ambiental, no demanda infraestructuras impactantes |
Flora y Fauna |
No ofertan destinos con valores naturales amenazadas o sensibles |
Protege y señaliza áreas valiosas o vulnerables |
Adecua el edificio y el jardín para favorecer a la fauna silvestre |
Evita siempre riesgos de molestias o daños a flora y fauna |
Respeta animales y plantas, no los compra tampoco como recuerdo |
Identidad cultural |
Los guías conocen profundamente la cultura del pueblo anfitrión |
Mantiene la identidad cultural, planifica para que el turismo beneficie a todos los vecinos |
Ofrece un confort adecuado al nivel de vida local, oferta gastronómica tradicional |
Facilita la integración del turista en el modo de vida local |
Rechaza "guetos" turísticos, contacta con la población, compra artesanía tradicional |
Energía |
Ofrece destinos cercanos y/o con acceso en transporte público |
Facilita el transporte público y el no motorizado, reserva áreas peatonales |
Adopta medidas de ahorre de energía y conciencia a los clientes |
Prescinde de actividades que consumen energías fósiles |
Utiliza transportes públicos, pasea, monta en bici o a caballo |
Agua |
No ofrece destinos con problemas de escasez de agua o de depuración |
Instala depuradora y promueve medidas de ahorro |
Instala mecanismos de ahorra y sensibiliza a los clientes para que colaboren |
Evita actividades que derrochan agua o que impactan sobre los medios acuáticos |
Ahorra agua No practica actividades que la despilfarran |
Basuras / residuos |
Utiliza papel reciclado en sus folleto publicitarios |
Organiza recogida selectiva y reciclaje, realiza campañas de sensibilización |
Reduce el uso de envases no reciclables |
Utiliza enseres y materiales que no generen residuos |
Evita envases no reciclables, solo deja basura en las papeleras |
Fuente: ECOTRANS España y elaboración propia