ENCUENTRO MEDIOAMBIENTAL ALMERIENSE: EN BUSCA DE SOLUCIONES

BIODIVERSIDAD BARRA DE EXPLORACIÓN

DOCUMENTOS DE TRABAJO Y COMUNICACIONES

DIVERSIDAD DE AVES EN LA PROVINCIA DE ALMERÍA

Juan Manrique Rodríguez

 

1. INTRODUCCIÓN

Varios son los factores que condicionan y determinan la composición y estructura espacio-temporal de las comunidades de aves de la provincia de Almería.

Por una parte, la gran variabilidad bioclimática motivada por el tipo de relieve, junto con la heterogeneidad del tapiz vegetal determinan el asentamiento de un conjunto amplio de especies nidificantes. Así, junto a especies de hábitat marino se encuentran una buena representación de especies de distribución mediterránea y, en menor medida, de especies norteñas.

Por otra parte, la ubicación de la provincia en las rutas migratorias incrementa notablemente el número de especies observables y su situación en el Paleártico Occidental permite asimismo la existencia de una invernada importante.

El tercer factor que contribuye notablemente a la diversidad ornítica es la existencia de los humedales del sur provincial.

En la actualidad se dispone de información suficiente sobre la abundancia y distribución de las especies a nivel provincial y en período reproductor. Desgraciadamente no ocurre lo mismo para el período invernal o los pasos migratorios. En ambos casos se encuentran bien documentadas las principales zonas húmedas de la provincia (Salinas de Cabo de Gata, Cerrillos, Punta Entinas y Albuferas de Adra), pero apenas si existen datos fiables del resto de la provincia. Por estas razones, el documento de trabajo que se presenta se basa fundamentalmente en el período reproductor para toda la provincia.

De una forma aproximada, el número de especies nidificantes, habituales y esporádicas, se sitúa en torno a 140, el de invernantes entre 55 y 60, en tanto que el número de las observables únicamente en migración prenupcial o postnupcial oscila entre 35 y 40. En resumen, a lo largo del año pueden observarse de forma regular entre 230 y 240 especies en la provincia de Almería.

A este conjunto habría que añadir las de aparición esporádica o de difícil detección, como pueden ser algunos elementos norteafricanos avistados en época veraniega (Corredor, Cursorius cursor) o divagantes norteños observados principalmente en invierno (Bisbita de Richard; Anthus novaeeselandie).

Dado un período fenológico concreto, y según lo comentado, es obvio que la distribución espacial de las especies en el territorio considerado no es uniforme, y lo mismo ocurre para la distribución temporal en una localidad específica. Por estas razones, el análisis de la diversidad ornítica y el diseño de las estrategias a seguir para su mantenimiento deben hacerse, a nuestro juicio, en función de los siguientes parámetros:

a) Lugar, entendiendo como tal a una comarca, tipo de hábitat o enclave concreto.

b) Período, entendido como el correspondiente a una etapa determinada de la fenología de las especies.

c) Valor de lugar y período para cada especie a nivel provincial, autonómico y peninsular.

d) Comportamiento fenológico diferencial de las especies más representativas, vulnerables o amenazadas.

Salvo citación expresa, las fuentes bibliográficas utilizadas son Manrique (1997) y datos propios inéditos.

 

2. LA DIVERSIDAD EN EL PERÍODO REPRODUCTOR

 

2.1 Descripción de la avifauna

Hay 124 especies (50 no paseriformes y 74 paseriformes) de nidificación habitual. Son todas aquellas especies cuya nidificación en algún lugar de la provincia se ha constatado en más de tres años consecutivos en época reciente.

Se han catalogado otras 17 especies (16 no paseriformes y 1 paseriforme) que son nidificantes esporádicos u ocasionales. La reproducción de algunas de ellas se ha comprobado muy recientemente, casos de Larus audoinii, Larus ridibundus y Falco naummani, por lo que en un futuro podrían engrosar la lista de los nidificantes habituales.

Hay otra serie de posibles nidificantes; se incluyen en esta categoría a aquellas especies cuya reproducción en Almería no está verificada pero que han hecho repetidos intentos de nidificación (caso de Phoenicopterus ruber) o bien existen datos suficientes para poder catalogarlas como posibles nidificantes según los criterios establecidos por el E.O.A.C. (European Ornithological Atlas Commite). A este grupo pertenecen 12 especies (9 no paseriformes y 3 paseriformes.

Por último, hay tres especies con nidificación silvestre confirmada, habitual u ocasional, pero de origen foráneo. Son:

Cygnus olor, Psittacula krameri, Amandava amandava.

 

2.2 Variación espacial de la riqueza específica

Para la descripción y análisis de la variación espacial de la diversidad hemos dividido el territorio provincial en cuadrículas cuyo reticulado coincide con el del Mapa Topográfico Nacional a escala 1:25.000. En lo que sigue excluimos los humedales del sur, ya que por sus características distorsionan los resultados. Serán objeto de análisis en un epígrafe posterior.

El número medio de especies por cuadrícula es de 55, con 39 y 76 como valores extremos. Este valor se aproxima bastante no sólo al obtenido en zonas limítrofes de Andalucía Oriental (53 esp./cuad.) (Pleguezuelos, 1985) sino también al obtenido en otros trabajos de realización individual en la Península Ibérica (55'6 en La Rioja) si bien en este caso la extensión era significativamente superior y la riqueza pudiera estar infravalorada. En algunos trabajos de realización colectiva, y con unidades territoriales de menor extensión, (100 km2) se han obtenido riquezas muy superiores (75 en Gran Bretaña, 75 en Cataluña, 86 en Suiza, 86 en Navarra, 66 en la Comunidad Valenciana) pero, a nuestro entender, ésto se debe más a una mayor diversidad intrínseca de estas zonas que a las diferentes metodologías empleadas.

Utilizando los datos de nidificación segura o probable obtenidos con otros métodos así como informaciones de otros ornitólogos estimamos que el porcentaje de especies observadas respecto de las esperadas se sitúa entre el 80 y el 85% en la mayoría de las cuadrículas, superándose el 90% en las cuadrículas carentes de zonas húmedas del termomediterráneo árido y semiárido.

Estos porcentajes igualan, e incluso superan, los aconsejados por Sharrock (1976) para la obtención de mapas de distribución satisfactorios (entre el 70 y el 80%) y por lo tanto son utilizables en los análisis de diversidad.

La utilización del mismo esfuerzo de prospección en todas las cuadrículas hace que, en líneas generales, la riqueza específica de cada una de ellas sea un reflejo de su variedad paisajística (Alonso, 1980 y Guermeur & Monat, 1980 en Pleguezuelos, 1985).

El análisis de la distribución de riqueza muestra que las cuadrículas con menor riqueza específica son las situadas en el termomediterráneo árido o semiárido con una importante fracción superficial ocupada por cultivos y normalmente con relieves suaves. Las cuadrículas más ricas se sitúan en el norte de la provincia y se caracterizan por poseer los tres pisos bioclimáticos superiores, habitats boscosos maduros y fragmentados, áreas de agricultura tradicional significativas, así como amplias zonas esteparias y de matorral. Salvo la primera y última de estas características, alguna o todas las demás faltan en las cuadrículas de las sierras Filabres, Nevada y Gádor, lo que podría explicar su menor riqueza específica. Agrupando las cuadrículas en tres categorías:

A: Íntegramente termomediterráneas

B: Mesomediterráneas o termo-mesomediterráneas

C: Resto

se obtiene la siguiente estadística (Tabla 1):

 

 

CLASE

Nº DE CUADRÍCULAS

RIQUEZA MEDIA

A

24

47,04

B

19

56,63

C

19

62,78

 

Tabla 1. Riqueza media según clases climáticas

 

La diferencia entre riquezas medias es altamente significativa (F2,59=46'71, p<0'01) lo que pone de manifiesto que, en el caso de Almería, la complejidad estructural del paisaje antes mencionada está íntimamente ligada a la variabilidad bioclimática.

La comparación entre las cuadrículas de la mitad noroccidental (xm=61'03, sn-1=6'16) y las correspondientes a la sur oriental (xm=48'58, sn-1=5'47), más árida y con menos masas forestales, proporciona un alto valor para el estadístico t (t=8'58); este valor es muy superior al límite correspondiente al grado de seguridad del 99%, lo que indica que la diferencia entre las riquezas específicas medias es altamente significativa. Este hecho contrasta con lo observado por Pleguezuelos (1985) en el resto de Andalucía Oriental, donde no existe diferencia significativa entre las riquezas medias de la mitad menos árida y la más árida y desforestada. Este resultado pone de manifiesto asimismo que la aridez y la cobertura de masa forestal no son los únicos factores que determinan la riqueza específica.

 

2.3 Caracterización faunística de la diversidad

La Tabla 2 muestra los tipos faunísticos (según Voous, 1960) presentes en la zona, con datos relativos a su riqueza específica.

 

TIPO FAUNÍSTICO NºESPECIES

 

Antiguo Mundo 9(2E)

Cosmopolita 7(1E)

Europeo 11(1P)

Etiópico 2(1P)

Euro-Turquestano 13(1E)

Holártico 12(2E,1P)

Indo-Africano 10(2P)

Mediterráneo 20(1P)

Paleo-Montano 2

Paleártico 38(4E,4P)

Paleoxérico 3

Paleoxeromontano 5

Turquestano-mediterráneo 13(2E)

Sarmático 5(3E)

Atlántico Norte 2(2E)

Desconocido 2(1E,1P)

 

Se observa que el tipo faunístico Paleártico es el que aporta un mayor contingente de especies, seguido por Mediterráneo, Turquestano-Mediterráneo y Euro-Turquestano. En general los tipos faunísticos propios de las regiones secas del Paleártico central y sur aportan más del 50% de sus efectivos a la ornitocenosis de la zona. En el extremo opuesto, y a pesar de ser tipos con un número de especies mayor, los tipos Holártico, Europeo y Paleártico contribuyen con una fracción relativamente reducida de sus efectivos.

El carácter xérico de la ornitocenosis se pone también de manifiesto si agrupamos los dieciséis tipos a los que pertenece la ornitofauna de la zona de estudio en tres clases, siguiendo criterios de similitud corológica actual.

El grupo más numeroso (Grupo A) estaría compuesto por los tipos cuyas especies integrantes tienen una distribución restringida a la franja circunmediterránea, zona templada europea y franja sur del Paleártico. A él pertenecen:

Mediterráneo

Turquestano Mediterráneo

Indo-Africano

Paleoxeromontano

Paleoxérico

Euro-Turquestano

Etiópico

Sarmático

Este grupo está formado por 107 especies de las que 69 (64%), 31 no paseriformes y 38 paseriformes, se encuentran en la zona de estudio. Éstas a su vez suponen el 47% de las especies nidificantes.

El Grupo B se ha formado por los tipos con una distribución más amplia cubriendo Europa, la Región Paleártica o el antiguo mundo. En el se integran los tipos:

Europeo

Antiguo Mundo

Paleomontano

Paleártico.

Lo forman 159 especies, de las que sólo 57 (36%), 22 no paseriformes y 35 paseriformes, se presentan en el área de estudio. Suponen el 38,7% de la riqueza específica.

Por último, en el Grupo C se han incluido el resto de los tipos caracterizados por poseer unas áreas de distribución no coincidentes con ninguno de los grupos anteriores. Está formado por los tipos:

Cosmopolita

Holártico

Atlántico-Norte

Desconocido

De las 66 especies que pertenecen a este grupo, sólo 21 (32%) se presentan en Almería, aportando sólo el 14,3% de la riqueza específica. Se trata, por tanto, del grupo con menor representación en la avifauna de la zona de estudio.

Si bien en el Paleártico (Voous, 1960) la riqueza específica está dominada por el grupo B, 47,9% de las especies, seguido por el A y el C con el 32,2 y 19,9% respectivamente, en el área estudiada se observa una inversión apreciable de los dos primeros grupos. Esto era de esperar, debido por una parte a la situación geográfica de Almería y por otra a las características del medio físico.

Por último, cabe destacar que sólo cuatro tipos faunísticos dan cuenta del 55,8% de la riqueza específica (Paleártico, Mediterráneo, Turquestano-Mediterráneo y Euro-Turquestano, en orden decreciente).

El análisis estadístico de la distribución altitudinal (Tabla 2) de los grupos A, B y C establecidos no arroja diferencias significativas. La causa de ello puede ser el comportamiento altitudinal variable que algunas especies (Oenanthe oenanthe, p.e.) presentan.

 

ALTITUD

(m s.n.m.)

0-400

400-800

800-1200

1200-1600

1600-

 

N

%

N

%

N

%

N

%

N

%

GRUPO A

50

55,0

48

54,5

48

47,5

35

45,4

30

50,0
GRUPO B

27

29,7

33

37,5

42

41,6

34

44,2

24

40,0
GRUPO C

14

15,3

7

8,0

11

10,9

8

10,4

6

10,0

 

 

 

Tabla 2. Distribución altitudinal de la ornitocenosis

(N: número de especies)

 

Siguiendo a Tellería (1987) hemos agrupado la avifauna nidificante en los tipos generales: a) grupo norteño, con los tipos faunísticos holártico, paleártico, paleomontano, europeo y euro-turquestano, b) grupo mediterráneo, con los tipos faunísticos mediterráneo, turquestano-mediterráneo, indo-africano, paleoxérico, paleoxeromontano, antiguo mundo, etiópico y sarmático y c) resto, con los tipos cosmopolita, atlántico norte y desconocido. La evolución altitudinal de estos grupos (Tabla 3) es similar a la mostrada por los propuestos por nosotros.

Como era de esperar se observa un enriquecimiento porcentual del grupo norteño, con el consiguiente empobrecimiento del grupo mediterráneo, a medida que aumenta la altitud. Este es un comportamiento ampliamente documentado en la bibliografía (véase p.e. Tellería, 1987; Pleguezuelos, 1985). No obstante, las diferencias no son estadísticamente significativas y las razones de ello quizás sean las mismas que las apuntadas anteriormente (comportamiento corológico variable de algunas especies frente a la altitud).

 

ALTITUD

(m s.n.m.)

0-400

400-800

800-1200

1200-1600

1600-

 

N

%

N

%

N

%

N

%

N

%

NORTEÑO

39

44,3

44

50,0

57

56,4

44

57,1

32

52,3
MEDITER.

44

50,0

43

48,8

42

41,6

32

41,6

27

45,0
RESTO

5

5,7

1

1,2

2

2,0

1

1,3

1

2,7

Tabla 3. Distribución altitudinal de los grupos norteño y mediterráneo

(N: número de especies)

 

3. ZONAS SINGULARES

 

3.1 Humedales

Las zonas húmedas más significativas de la provincia se asientan en el litoral y son, sin duda alguna, el hábitat mejor conocido. Se trata de las salinas de Cabo de Gata, complejo de Punta Entinas y punta Sabinar, Cañada de Las Norias, Salinas de Guardias Viejas y Albufera de Adra. A ellas pueden añadirse los embalses de Beninar y Cuevas de Almanzora, desembocadura del río Aguas y zonas encharcables de las antiguas salinas de Terreros, si bien la riqueza ornitológica de estos últimos enclaves es menor. Puede verse información detallada en Castro (1993), Matamala et al. (1987), López Martos (1991), Paracuellos (1994)

 

3.1.1 Principales amenazas

A pesar del reconocimiento expreso de la importancia de los humedales por parte de las distintas Administraciones Públicas, lo que en muchos casos se ha traducido en algún tipo de protección legal de los mismos, la situación a medio y largo plazo no es halagüeña. Así, dicha protección no ha impedido o limitado como debiera las siguientes actuaciones que son, a su vez, las principales amenazas:

a) Vertido de residuos. Tanto plásticos como vegetales afectan sobre todo a la Cañada de Las Norias.

b) Abandono de usos tradicionales. Es el caso de las salinas de Cerrillos y pudiera ser el de las salinas de Cabo de Gata, si no se articulan soluciones a largo plazo con la propiedad.

c) Contaminación por pesticidas. La han sufrido en varias ocasiones las Albuferas de Adra, ignorándose si han sido voluntarias o consecuencia de actuaciones inconscientes.

d) Eutrofización. Este fenómeno puede deteriorar seriamente la calidad del medio para diversas especies de aves. Afecta sobre toda a zonas de agua dulce con grandes extensiones de cultivos de regadío en su entorno inmediato. La Cañada de Las Norias y las Albuferas de Adra son las más amenazadas por este fenómeno.

e) Pérdida de vegetación perilagunar. Los carrizales y cañaverales perilagunares juegan un papel muy importante en la nidificación de multitud de aves acuáticas y son a su vez un hábitat óptimo para una gran cantidad de paseriformes invernantes. La pérdida de diversidad debida a esta causa afecta sobre todo a las albuferas de Adra.

f) Urbanización. La mayoría de las zonas húmedas gozan de algún estado de protección legal por lo que no deben considerarse amenazadas por este motivo, al menos de momento. No es el caso de las salinas de Guardias Viejas, sobre las que existen en la actualidad planes de urbanización que, de llevarse a cabo, supondrían la práctica desaparición de las mismas.

 

3.1.2 Líneas de actuación

A nuestro juicio las líneas de actuación encaminadas a preservar la diversidad ornitológica de nuestros humedales pasa necesariamente por el mantenimiento o mejora de la calidad del hábitat de las mismas, tanto para las especies nidificantes como invernantes.

Como medidas de carácter general pueden señalarse:

a) Cumplimiento, en todos sus puntos, del Plan de Uso y Gestión en aquellas que lo tienen.

b) Mantenimiento de todas las zonas húmedas existentes. Esta medida es esencial pues en caso de catástrofe en alguna o algunas de ellas las demás pueden actuar como amortiguadoras al albergar temporalmente a especies afectadas.

Medidas de carácter más concreto pueden ser:

c) Incremento del cinturón de vegetación perilagunar de las albuferas de Adra.

d) Limitación, o incluso supresión, de cultivos en el entorno inmediato de las albuferas de Adra y Cerrillos.

e) Limpieza de residuos y tratamiento silvícola en la Cañada de las Norias. Se trataría por una parte de mejorar el tapiz vegetal circundante y, por otra, ordenar adecuadamente las zonas no encharcadas del interior.

f) Establecimiento de acuerdos con la propiedad que garanticen el mantenimiento de la explotación de la sal a largo plazo en el caso de las salinas de Cabo de Gata.

 

3.2 Estepas

La actuación secular del hombre ha hecho que medios inicialmente boscosos o de matorrales altos se hayan transformado en otros con cobertura vegetal de bajo porte. Cuando ésto se da en zonas de escasa pendiente se genera un tipo de hábitat que es el más parecido a las genuinas estepas eurosiberianas y de ahí el calificativo que, por extensión, se aplica a estos medios.

La ornitofauna presente en estos hábitats es característica de los mismos y diferenciada de la que albergan relieves de fuertes pendientes, zonas boscosas o áreas de cultivos. A su vez, la variabilidad climática determina los usos del terreno y la composición de la ornitocenosis esteparia. Así, y desde un punto de vista estrictamente ornitológico, pueden distinguirse varios tipos de estepas (Manrique & de Juana, 1991; Nevado, J.C. et al., 1997):

a) Llanuras litorales y sublitorales. Se extienden al sur de Sierra de Gádor (comarca de Poniente) y entre las sierras Alhamilla, Cabo de Gata y el mar (en adelante Campos de Níjar)

b) Pasillos intermontanos. Se encuentran limitados por los principales sistemas montañosos y entre ellos destacan la franja Fiñana-Sorbas y la cuenca media y baja del río Almanzora. En ellos el hábitat estepario se encuentra muy fragmentado y la diversidad de especies esteparias es la menor de todos los tipos considerados.

c) Altiplanos. Con este nombre designamos las zonas llanas, con matorral, que se extienden por cotas altas de Sierra Filabres y, en menor medida, por las sierras de Gádor y María. Su extensión total es reducida en comparación con los tipos restantes pero su avifauna esteparia es bastante distinta de la existente en las demás zonas. De hecho se aproxima más a la propia de los páramos mesetarios del centro de la Península que a la existente en el resto de la provincia.

d) Estepa cerealista. Se encuentra toda ella en la comarca de los Vélez pudiendo señalarse dos zonas diferenciadas situadas al sur y norte de la sierra de María respectivamente, siendo ambas una prolongación de la depresión de Guadix-Baza.

La importancia de las estepas almerienses se debe, a nuestro juicio, a dos hechos concretos. Por una parte, las comunidades ornitológicas que albergan son muy variables y están en función de las características climáticas. Por otra, y sobre todo las estepas litorales y sublitorales, albergan especies vulnerables a nivel europeo y amenazadas o en peligro de extinción a nivel andaluz. Se trata en concreto de la Ortega (Pterocles orientalis), Alondra de Dupont (Chersophilus duponti) y Camachuelo Trompetero (Bucanetes githagineus) (Tucker & Heath, 1994; Hagemeijer & Blair, 1997; SEO/BirdLife, 1997).

 

3.2.1 Principales amenazas

Los hábitats esteparios están sometidos a un proceso de destrucción que se inició en los años 50-60, que se ha acelerado notablemente en la última década y que no tiene visos de concluir en un futuro próximo. Los factores desencadenantes de este proceso son los siguientes:

a) Alteración del tipo de cultivos. Se trató en su día de la sustitución de los cultivos cerealistas por los almendrales, en muchos casos al amparo de subvenciones estatales. Eso afectó sobre todo a dos especies muy ligadas a este tipo de hábitats (Sisón, Otis tetrax y Calandria, Melanocorypha calandra) y ha supuesto la desaparición o fragmentación extrema de sus poblaciones en los pasillos intermontanos.

b) Invernaderos. El avance espectacular de este tipo de cultivos ha supuesto la práctica desaparición de todas las zonas esteparias de la comarca de Poniente con la única excepción de la existente en el Paraje Natural de Punta Entinas - Punta Sabinar, que además es de una extensión muy reducida. El efecto sobre las aves esteparias ha sido devastador provocando la desaparición de Ortega y Sisón y reduciendo la población de Calandria a mínimos biológicamente insostenibles. La misma tendencia parece seguir la zona del Campo de Níjar, donde este proceso ha provocado la desaparición de dos núcleos reproductores de Alondra de Dupont en los últimos cinco años y amenaza seriamente a otros dos así como a un tercero de Ortega.

c) Extracciones de arena. La explotación de este recurso ha afectado sobre todo a las poblaciones de Terrera Marismeña (Calandrella rufescens) en la zona litoral de la comarca de Poniente. La implantación de algunas medidas correctoras no ha impedido que la población disminuya sensiblemente en los últimos 10 años.

d) Repoblaciones forestales. Las repoblaciones efectuadas en las últimas décadas en la parte media y alta de las montañas ha alterado las comunidades de aves favoreciendo la expansión de las forestales en detrimento de las propias de medios abiertos, en particular de las esteparias. En general las especies presentes a esas altitudes gozan de un buen estado de conservación a nivel peninsular e incluso regional. Sin embargo hay una excepción; se trata del núcleo de Alondra de Dupont (20-25 parejas en 1987) asentado en el entorno del Cerro del Albaricoque, en Sierra de Gádor. La repoblación con coníferas efectuado a principios de los 90 puede suponer su desaparición a corto plazo.

 

3.2.2 Líneas de actuación

El mantenimiento de la diversidad ornitológica de las estepas almerienses pasa, a nuestro juicio, por una serie de medidas de tipo generalista (Manrique & de Juana, 1991) complementadas por otras específicas del tipo de estepa a proteger. La estrategia a seguir debería basarse en las siguientes actuaciones:

a) Incremento e interconexión de zonas protegidas. Investigaciones recientes han puesto de manifiesto que los paseriformes esteparios sufren una gran predación en nido (i.e. Suárez y Manrique, 1992; Yanes, 1995) y sugieren una acusada filopatría o movimientos dispersivos de escaso alcance (Sánchez, A.M. et al., 1998). Por estas causas, la declaración como reservas de áreas reducidas y dispersas puede no ser suficiente para el mantenimiento poblacional de las especies (Suárez, F. et al., 1993; 1996). Esta sería una medida a seguir en las zonas áridas y semiáridas de la provincia, concretamente en las estepas de los términos municipales de Almería y Níjar.

b) Modificación de los criterios de valoración ornitológica. A tenor de lo especificado en el párrafo anterior, es indispensable que los criterios seguidos para la autorización o denegación del cambio de usos del suelo en determinadas parcelas de terreno se modifiquen en el sentido de que contemplen como valores objetivos de las mismas, no sólo la presencia y abundancia de determinadas especies, sino también la posición geográfica que ocupan en el areal de dichas especies.

c) Limitación u ordenamiento de la expansión de cultivos. Esta medida sería una consecuencia inmediata de la adopción de las dos anteriores y debería ponerse en práctica tras la valoración objetiva de los paisajes esteparios almerienses, sobre todo en aquellas comarcas en las que las presiones urbanísticas y agrícolas son más fuertes. Es indudable que dicha valoración debe hacerse a partir de los resultados de un estudio detallado, y a pequeña escala, de la distribución, abundancia y preferencias de hábitat de las especies de aves esteparias más representativas.

d) Alternativas a las extracciones de arena. Las necesidades de arena, tanto para invernaderos como para la regeneración de playas, ha supuesto la destrucción de hábitat óptimo sobre todo en la comarca de Poniente. Al no tratarse de un recurso reutilizable y dadas las expectativas de crecimiento a medio plazo de este tipo de cultivos es necesario buscar soluciones alternativas con el objeto de limitar la presión que estos hábitats están sufriendo.

e) Agricultura y ganadería. Aparte de los aspectos tratados en los párrafos anteriores, el mantenimiento de usos agrícolas tradicionales y el pastoreo extensivo serían buenas medidas para la conservación de las ornitocenosis esteparias del norte de la provincia.

f) Limitación de repoblación forestal en altitud. A nuestro juicio las escasas áreas existentes en la media y alta montaña que por su topografía y composición florística albergan aves esteparias deben excluirse de los planes de tratamiento silvícola, sobre todo en la Sierra de Gádor. De esa forma podrán mantenerse no sólo comunidades propias de climas mucho más fríos y húmedos sino también la relíctica población montana de Alondra de Dupont.

 

3.3 Otros medios

Aparte de estepas y humedales hay otros dos tipos de hábitat que contribuyen en gran medida a aumentar la diversidad local. Se trata de la vegetación de ribera y de los cultivos tradicionales de regadío en mosaico.

La vegetación ribereña da cobijo a una ornitocenosis cuya composición está determinada tanto por las condiciones climáticas locales como por la estructura de la misma. Así, los tarayales de las ramblas en ambientes áridos y semiáridos son un hábitat excelente para especies como la Curruca Cabecinegra (Sylvia melanocephala), Zarcero Pálido (Hippolais pallida) o Alzacola (Cercotrichas galactotes), en tanto que la más enmarañada, densa y húmeda del curso medio y alto de los principales cauces fluviales alberga importantes poblaciones de Ruiseñor Común (Luscinia megarhynchos), Ruiseñor Bastardo (Cettia cetti) o Curruca Capirotada (Sylvia atricapilla).

En muchas ocasiones estas riberas tienen asociadas franjas de cultivos de regadío tradicionales, en el sentido de ser variados, muy parcelados y con abundancia de setos. Esta complejidad permite el asentamiento de numerosas especies propias de ecotonos y medios arbustivos o semiarbolados que son muy escasas o no se encuentran en los medios boscosos o de matorral de su entorno, contribuyendo en gran medida a la riqueza local de la avifauna.

 

3.3.1 Amenazas y líneas de actuación

La pérdida de diversidad en comarcas con los hábitats descritos se debe fundamentalmente al deterioro o desaparición de dichos hábitats. Las causas principales son:

a) Obras de encauzamiento o limpieza. Con el objeto de prevenir o disminuir los riesgos de inundaciones se realizan actuaciones sobre los cauces fluviales que son sumamente agresivas para la vegetación de los mismos. Un ejemplo paradigmático puede verse en la cabecera del pantano de Benínar. Hace unos años se eliminó por completo la vegetación ribereña a lo largo de más de un km y se sustituyó por obra seca; en la actualidad no queda vegetación y la obra está casi totalmente destruida. Sería conveniente diseñar con cuidado dichas actuaciones. Una medida correctora puede ser la restauración del tapiz vegetal allá donde éste ha sido más afectado y una medida preventiva consistiría en sancionar más efectivamente la invasión de los cauces por parte de los cultivos aledaños, sobre todo en las comarcas con predominancia de invernaderos.

b) Abandono de cultivos. El abandono paulatino de la agricultura de media montaña, sobre todo los cultivos de regadío y el cereal, motivado en gran medida por el despoblamiento o envejecimiento de la población, está suponiendo la pérdida de diversidad avifaunística en amplias zonas de la provincia de Almería en particular y de toda la Península en general. Es un proceso lento pero continuado cuya inversión exige medidas políticas al más alto nivel. Se trataría, a nuestro juicio, de modificar algunos de los criterios seguidos para la concesión de ayudas o subvenciones, en el sentido de que se diera prioridad a las actuaciones que favorecen la diversidad de los paisajes en lugar de a las que los uniformizan.

c) Repoblaciones forestales. Ya hemos comentado alguno de sus efectos al hablar de las zonas esteparias. No estamos en contra de las repoblaciones forestales. Simplemente habría que adaptarlas en líneas generales al modelo seguido en los últimos años en la Sierra de Gádor: disminuir al máximo los aterrazamientos, plantar especies autóctonas siempre que sea posible, reducir las extensiones de monocultivos, respetar la vegetación actual en las áreas de escaso riesgo de erosión, etc. Se trataría en definitiva de generar un paisaje en mosaico. El tratamiento silvícola de las masas boscosas existentes debería orientarse a la consecución de unos estratos herbáceo y arbustivo, sobre todo en aquellas que son el resultado de las repoblaciones masivas de coníferas efectuadas en los años 50 y 60.

 

BIBLIOGRAFÍA

CASTRO, H. (1993) Las salinas de Cabo de Gata. Ecología y dinámica anual de las poblaciones de aves en las salinas de Cabo de Gata (Almería). Colección Investigación, 18. IEA. Diputación Provincial. Almería.

HAGEMEIJER, W.J.J. & BLAIR, M.J. (eds.) 1997. The EBBC Atlas of European Breeding Birds: Their distribution and abundance. T & AD Poyser, London.

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